EUGENI FORCANO, MAESTRO DEL RETRATO Y DEL REPORTAJE
Eugeni Forcano (Canet de Mar, 1926) fue calificado como “un gran artista, como un prodigioso artesano”. Pla vio sus fotos del mercado de Banyotes y escribió: “Son magníficas, insuperables”. El catálogo reciente de Forcano, “Fotografías, 1960-1996” (Lunwerg, 2005) no ha hecho más que confirmar estas observaciones hacia un creador que se “define como un fotógrafo de las emociones y los sentimientos”. Una inmensa emoción experimentaba hace unos días el artista, tras la convivencia con los alumnos del V Seminario de Fotografía y Periodismo, que organizó la Fundación Santa María y coordinó Gervasio Sánchez: “Éste es un ambiento sensacional. Estoy con gente maravillosa, con muchos jóvenes. Aquí me siento mejor que en cassa”. Forcano inició su carrera casi por casualidad: el escritor Néstor Luján vio algunas de sus fotos amateurs y le pidió portadas para la revista “Destino”. A partir de ahí, empezaron a sucederle muchas cosas: ilustró con sus fotos libros de Solvedila, Espinás o Josep Pla, al cual le dedicó su libro “Pla visto por mí”, y más tarde, en el centenario de su nacimiento, “A l’ombra seductora de Pla”.
“He fotografiado a poca gente conocida. Miró y Pla, poco más. A mí lo que me interesa es la gente anónima, aunque con Pla vivía una maravillosa experiencia. Lo conocí como era, comprobé el cariño que le tenía la gente en Palafrugell, oí sus opiniones políticas. Era un sabio”, recordaba Forcano. Y explicaba las claves de su oficio: “El fotógrafo es un observador siempre y debe estar en activo. Atento, a la espera, debe ser intuitivo. El reportaje me permitió acercarme a la gente, tal cual es, y descubrirla, y ésa es la aventura más apasionante. En cuanto disparo me emociono”, decía Forcano, que también ha realizado una importante labor en el mundo de la publicidad, la moda y la experimentación con la luz y la electricidad.
“He fotografiado a poca gente conocida. Miró y Pla, poco más. A mí lo que me interesa es la gente anónima, aunque con Pla vivía una maravillosa experiencia. Lo conocí como era, comprobé el cariño que le tenía la gente en Palafrugell, oí sus opiniones políticas. Era un sabio”, recordaba Forcano. Y explicaba las claves de su oficio: “El fotógrafo es un observador siempre y debe estar en activo. Atento, a la espera, debe ser intuitivo. El reportaje me permitió acercarme a la gente, tal cual es, y descubrirla, y ésa es la aventura más apasionante. En cuanto disparo me emociono”, decía Forcano, que también ha realizado una importante labor en el mundo de la publicidad, la moda y la experimentación con la luz y la electricidad.
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sylvia (costa rica) -
Javier Burbano -