"IBERIA": CARLOS SAURA, BERNA Y OTROS BAILES
Carlos Saura (Huesca, 1932) presentaba el viernes, en un pase especial en el cine Cervantes, su última película, Iberia, basada en la obra de Isaac Albéniz, en compañía del bailarín aragonés Miguel Ángel Berna. Saura recibía a los periodistas uno tras uno, durante quince o veinte minutos. A mí me tocó al final, tras Roberto Miranda, el maestro de nuestro oficio al que estos días no dejan de llorarle los ojos. Saura me firmó el libro Flamenco, un volumen de Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores de las fotos que tomó para sus películas y en los inicios de su carrera como fotógrafo: “Para Antón Castro de su siempre amigo Saura”. Hizo una especie de busto de mujer con grandes pechos, que se salían del cuadro, y agregó una figura, tal vez de bailarín o fotógrafo al fondo. También me firmó el enorme cartel, encima de la cara de Sara Baras.
Hablamos un momento de su prólogo al libro Calanda, coordinado por Pedro Rújula, que redactó una mañana entre las siete y las nueve de la mañana, cuando estaba a punto de coger un avión e iba ausentarse por unos días en Canada, en Inglaterra, quién sabe dónde. “Siempre soy un desastre. Claro que recibí el libro y algunos detalles más, y estoy encantado”, A partir de ahí, explicó cómo había surgido esta película, Iberia, que definió como una “obra de música y danza, de luz y de escenografía, que he hecho yo mismo en esta ocasión, una obra de movimientos de cámara. Son cosas que siempre me han interesado. Al fin y al cabo, mi trayectoria ha avanzado por un camino paralelo al flamenco. Mucha gente piensa, porque he rodado varias películas sobre el flamenco, que sé mucho de él, pero en realidad sé poco”.
Carlos Saura intentó ser bailarín de flamenco, hasta que una bailaora lo vio moverse y le dijo: “Saura, dedícate a otra cosa”. También quiso ser fotógrafo, y aún lo es (está a punto de publicar un nuevo libro de fotos tomadas desde el tren y pintadas luego), ingeniero y, finalmente, director de cine. Hace algunos meses, en Mora de Rubielos, en un encuentro de casas regionales de Aragón en el mundo, vivió dos experiencias muy especiales: “Oí gritar por las calles ‘Viva Aragón’, cosa que me emocionó mucho, y luego asistí a un maratón final de jotas. Vi a las mozas bailar con tal entusiasmo, con esas ropas tan pesadas, con las enaguas, que casi se desmayaban al final. Había que aliviarlas con un abanico. Y yo me decía: ‘Cómo me gustaría llevar toda esa emoción y ese sentimiento al cine, pero con más sosiego’. Me acordaba mucho de mi hermana María Pilar, que bailaba la jota en casa. Además, mucha gente, algunos paisanos de Huesca y Zaragoza, me decían a menudo: ‘Mucho flamenco, mucho flamenco. ¡Ni que fuera andaluz! ¿Y la jota, qué? ¿Por qué no haces una película sobre la jota?’ Al final, he podido hacer un acercamiento con Miguel Ángel Berna”.
Carlos Saura definía así al bailarín: “Me recuerda mucho a Antonio Gades. ¡Son los dos tan frágiles! Son como un pajarito que se vaya a romper de golpe. En el baile, Berna, como le ocurría a Gades, se transfigura. Es la magia de los grandes artistas. Crecen por encima de otros intérpretes, a veces más famosos. Tienen una aureola mágica, atesoran algo misterioso que destaca, y Miguel Ángel Berna posee ese don”. Carlos Saura y Miguel Ángel Berna comían el pasado viernes con el alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch y con su equipo de cultura: Rosa Borraz y Michel Zarzuela, entre otros. El objetivo era hablar de un proyecto dirigido por Carlos Saura para la Expo 2008, donde Berna tendría especial protagonismo.
“No se puede adelantar mucho porque por ahora sólo son conversaciones, pero el proyecto giraría en torno a Francisco de Goya. Sería un gran espectáculo audiovisual con fotografías, con reproducciones de los grandes cuadros del pintor. Yo tengo en la cabeza mi película Goya en Burdeos: un montaje que estaría en la línea más épica de lo que fue la película, con el Goya joven y el Goya viejo de nuevo, donde sonarían la música de Boccherini, amigo de Goya, la jota aragonesa, los fandangos, la seguiriya manchega. Pero aún tenemos que hacer croquis, dibujos, culminar el guión. Sólo es un proyecto que me ilusiona”.
Saura recordó que Iberia había surgido de un proyecto en torno a un documental sobre la pianista Rosa Torres-Pardo, gran intérprete de Isaac Albéniz. Aquello, tras hablar con el productor Álvaro Langoria, derivó hacia un espectáculo suspenso en dos suites interpretadas por la pianista, una banda sonora de Roque Baños -“que trabajó conmigo en Goya en Burdeos, Buñuel y la mesa del rey Salomón y Salomé. Es un músico impresionante, con una magnífica formación, también es director”, dijo Saura-, y las versiones musicales, “siempre muy libres”, de artistas como Sara Baras, Enriquey Estrella Morente, Manolo Sanlúcar, Marta Carrasco... “Me dije: ¿Por qué no voy a incorporar la jota aragonesa? Con esa idea y con ellos, creo que en Iberia me ha quedado un musical en estado puro, sin diálogos ni historia. Es la música por la música, del cante por el cante, del baile por el baile”.
Miguel Ángl Berna irrumpió de golpe en la entrevista y recordó algo que había dicho en 1999: “Trabajar con Saura era un sueño para mí”. Y añadió: “Es un maestro y un ejemplo a seguir. Pasarán los años y nos daremos cuenta de su valor. El flamenco le debe muchísimo”. Saura explica: “Lo nuestro fue un encontronazo. Hallé que él hacía en la música lo que yo hago en el cine. Él, en cierto modo, se adelantó porque intenta que la jota sea algo de acción, más moderno, no sólo una pieza folclórica de museo. La jota es el padre y la madre del flamenco, de la seguiriya manchega, de la sevillana. Hay una especie de relación misteriosa de fondo, y Miguel Ángel Berna en sus espectáculos pasa con mucha naturalidad de la jota al flamenco”.
Carlos Saura tiene varios proyectos: uno sobre el fado, que tiene muy avanzado; otro sobre un grupo de danza en Brasil, y lo han llamado para que haga el rodaje allí; otro sobre el libretista de Mozart, Lorenzo Da Ponte, “es el que más me apetece, pero por ahora hay problemas de dinero. Giraría en torno al Don Giovanni, habría un homenaje a Casanova, a Da Ponte, al propio Mozart”. Pero ese sueño que sigue persiguiendo es su película sobre Felipe II, cuyo guión ya está terminado hace tiempo, proyecto que ha vuelto a recordarle la novela La llave maestra (Suma de Letras) de su amigo Agustín Sánchez Vidal.
*Fotografía de Miguel Ángel Berna. Bailarín de Zaragoza que da vida a la parte sobre la jota en Iberia, junto a un grupo de niños bailarines.
3 comentarios
Fuensanta -
ana a. -
Anónimo -
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Saura, música, pasión,
la jota, Berna, flamenco...
(MAY)