ENTREVISTA CON RODRIGO FRESÁN
¿Cómo se le ocurre a un escritor tan moderno como usted redactar un libro como “Vidas de santos” (Mondadori, 2005)?
Fue una decisión absurda. Había publicado “Historia argentina”, que tuvo un éxito extraliterario, que dio mucho que hablar porque abordaba el drama de los desaparecidos, la democracia, la corrupción, la guerra de las Malvinas. Fue como si tocase una asignatura pendiente. Todo el mundo esperaba lo que fuese a hacer ese autor “revelación”, mucha gente esperaba un libro que me nacionalizase como escritor argentino, por decirlo de algún modo, y me fui a las antípodas. Y anuncié que iba a escribir “Vidas de santos”. Apareció por primera vez en Argentina en 1993.
-Es decir, iba a escribir un libro religioso.
-Al principio no lo tenía nada claro. Ha sido después, muchos años después, cuando le he encontrado a este libro su sentido más claro. Es un volumen sobre Jesucristo, sobre la religión, con variaciones acerca de la religión, a la que vinculo con Andy Warhol, con el “show bussines”, el mundo de los vampiros, Drácula… Lo que son las cosas, acabo de publicar un extenso prólogo a una nueva edición de “Drácula” de Stoker.
En “Vidas de santos” se ve esa voz suya, tan posmoderna y “freak”, cuajada de mil referencias, que luego aparecerá en su libro sobre el complejo mundo mexicano de “Mantra”…
“Vidas de santos” nació como una escritura torrencial, casi en trance, donde yo intentaba recuperar las voces alucinadas de los profetas. Aquí, me interesaba desarrollar una voz que lo ve todo, omnisciente y a la vez confesional, que yo encuentro en películas de cine, en las canciones de Bob Dylan, en escritores como John Banville o Kurt Vonnegut. Y por ejemplo aquí aparece el lugar de Canciones Tristes, que para algunos es como una parodia del realismo mágico.
El libro, a primera vista, podría parecer herético o provocador.
No creo que mi intención fuese escribir los “versos católicos” para acompañar los “versos satánicos” de Salman Rushdie. Como se puede imaginar, me encantaría que cualquier arzobispo condenase el libro. “El Código da Vinci”, repudiado por la Iglesia, es malo, muy malo, puedo decirlo porque leo muchos libros de este tipo… Mi libro sólo podría ser herético por la vía de la parodia.
Uno de los capítulos habla de los riesgos de escribir “thrillers” bíblicos; otro compara el Más Allá con un supermercado o “shopping center”; otro aborda las muertes de varias vírgenes; otro evoca una noche en el Sagrado Hotel de Todos los Santos.
Y otro, de los que más me gustan, cuenta los consejos de Robert Mitchum a Marilyn; fui picoteando por ahí, encontré esa anécdota y completé un cuento. Para mí, como escritor y como amante de los libros, es muy estimulante la idea de que la única evidencia de la existencia de Jesucristo sea un libro como la Biblia, que además ha sido definida como “la vida y pasión y muerte Cristo o la historia más grande jamás contada”. En “Vidas de santos” están lo clásico, lo mítico, lo moderno, pero yo no pienso demasiado en eso. Creo que se trata más bien de una forma de mirar, de un estilo, que a lo mejor es mi propia imposibilidad de ver el mundo de manera normal, sin sus taras.
Bueno, también es un trabajo que participa del mestizaje de géneros y de tradiciones.
Yo creo que eso tiene mucho que ver con la tradición argentina. Piense en Ricargo Piglia, en Borges, en el propio Domingo Sarmiento… Somos escritores que entendemos por patria nuestra biblioteca. Es mi caso. Somos lectores que escribimos. Trato de escribir como si leyera, intento divertirme, seducirme a mí mismo. Mi actitud como autor es la de un astronauta psicodélico.
Eso también le distingue de sus compatriotas cineastas: Campanella, Bielinsky, Piñeyro, Mignona. Ellos cuentan historias muy directas y cotidianas…
A mí la idea de contar la Argentina del “corralito” me produce cansancio, y eso es la apuesta que ha hecho el cine. Aunque debo decir que yo estoy cerca del libro que sea mejor, y mi tradición se asienta tanto en Kafka como en John Cheever, pero también soy un gran consumidor de ‘best sellers’, me gustan los libros de conspiraciones nazis, la literatura paranoica, y por tanto autores maravillosos como Peter Straub, Douglas Preston, Stephen King, algo más irregular ahora, o algunos libros de Philip K. Dick.
Ha tenido un importante éxito con “Jardines de Kensington”, su libro sobre J. M. Barrie, el autor de “Peter Pan”.
No ha estado nada mal. Me ayudó el centenario del libro y la película “Findind neverland”, con Johnnie Depp y Kate Winslet. Se ha traducido a doce lenguas, y supongo que me habrá ayudado a que en la Feria de Guadalajara (México) tenga un encuentro con público con Salman Rushdie. Yo ahora mismo tengo nueve libretas abiertas, pero mi próximo libro será una novela de fantasmas.
6 comentarios
Jordan Flight 45 -
isaac varga -
La entrevista resulta iluminadora. Muchas gracias por ella.
Hilda Edith González -
jorge luis leon -
A.C. -
He leído muchos textos últimamente de Fresán: sobre Cheever, Bram Stoker, Wallant... Es un escritor que crece día a día.
Un abrazo.
Magda -
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-1832-2005-11-14.html
Muchos saludos, y muy interesante entrevista, gracias.