MANUEL HIDALGO: MIRAR, ESCRIBIR DE CINE
Manuel Hidalgo publica "El testigo indiscreto", una colección de sus ensayos cinematográficos. Felipe Vega, director de películas como "El mejor de los tiempos", "Un paraguas para tres", "El techo del mundo", "Grandes ocasiones" y "Nubes de verano" -en las que colaboró en el guión con el propio Manuel Hidalgo (Pamplona, 1953)-, intervendrá en el coloquio como introductor de la figura del escritor y de presentador de "El testigo indiscreto".
“El testigo indiscreto” (T&B editores, 349 páginas) -que cuenta con un prólogo de David Trueba que explica la complejidad, la riqueza y la fascinación del cine, y reclama la necesidad de volver a escribir de él: “Escribir de cine se necesita más que nunca”, dice el director de “La buena vida”- combina la pasión de Manuel Hidalgo por el periodismo, la literatura y el cine y recoge diversos ensayos alrededor de personajes y películas como Groucho Marx, Bogart, Marlene Dietrich, Katharine Hepburn (Hidalgo, por cierto, recuerda el embrujo que sintió hacia aquella mujer que pareció un emblema de la modernidad y cuánto la decepcionaron sus memorias), Berlanga, Nicole
Kidman, Ridley Scott, Vittorio de Sica, Woody Allen, Akira Kurosawa, Rafael Azcona, Pedro Almodóvar, "La
noche del cazador", "Moby Dick", "La dolce vita" o "Titanic". Hay perfiles espléndidos, como el de Cesare Zavattini, el hombre que hizo 100 guiones, 26 para Vittorio de Sica (al cual le dedica un estupendo artículo breve) y cinco películas experimentales como director; de Diane Keaton (a la que amó en la pantalla grande y con la que se encontró fugazmente en Cannes para oírle decir, tras preguntarle él si en el Paraíso existiría el amor: “Sí, porque sería una faena que el amor no funcionara bien en ninguna parte”). Hace una elegía muy bella y honda a Ricardo Franco, traza un perfil casi a contrapelo de Gregory Peck, casi todos estos textos están incluidos en una de las secciones más bellas del libro: “Muy personal” “El testigo indiscreto” (subtitulado ‘Escritos sobre el cine y la vida’) es la mirada de alguien que vive el cine con pasión y que se encierra en la sala, con los actores, con la música, con los directores, porque sabe que allí se halla la felicidad y una gran metáfora del sueño y la vida.
Me ha encantado que le dedique un artículo a uno de mis actores favoritos: Joseph Cotten, el enamorado imposible de Alida Valli en “El tercer hombre”, el redendor de Ingrid Bergman en “Luz que agoniza”, el asesino de mujeres maduras de “La sombra de una duda”, el hermano sensato de “Duelo al sol” (el insensato era Gregory Peck; el volcán de lujuria que los enemistaba fue Jennifer Jones), el hombre asombrado de “Jennie”, asombrado de nuevo por un inquietante ángel que se parecía mucho a Jennifer Jones. (“Jennie” era una de las películas favoritas de Luis Buñuel y de Julio Alejandro). Manuel Hidalgo lo llama “El actor invisible”, y concluye así su texto: “Cotten tuvo un gran amor en su vida, su segunda mujer, la actriz Patricia Medina. Y un gran amigo: Orson Welles. Cuando Welles murió, Cotten, respetando sus deseos, no acudió a su funeral. Envió como mensaje dos versos de Shakespeare, que hoy podemos devolverle: ‘Pero si pienso en ti, querido amigo, / la pena se desvanece y todo cuanto he perdido me es devuelto’”.
*El libro de Manuel Hidalgo lleva en la portada un fotograma de "La ventana indiscreta".Yo que soy algo más fetichista, le cambió la portada y propongo ésta de James Stewart y de Grace Kelly. ¿En qué pensará Jimmy?
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