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Antón Castro

UN MENÚ DE AMIGOS QUE CREAN

UN MENÚ DE AMIGOS QUE CREAN

Me paso un momento por “Heraldo”. Tenía que recoger el libro “Encuentro en el espejo. Inmigrantes y emigrantes en Aragón. Historias de vida” de Javier Escartín y Manuel Pinos porque se presenta mañana en el Centro Pignatelli, a las 19.30, y me encuentro con algunas cosas.

1.      Leopoldo Pomés. Quería empezar con él desayuné con la entrevista de Luis Pliego, que  publica “El Periódico de Aragón”, donde Labordeta elogia a grandes amigos como Luis Alegre, Antonio Artero, Pepe Melero (me prometió anoche, mientras cantaba jotas en Casa Emilio, que me pagará una especie de comisión cada vez que aparezca su nombre en el blog), Javier Barreiro o Daniel Gascón, ese joven estudiante que a veces pernocta en casa y que ha publicado su segundo libro de ficciones: “El fumador pasivo”. Leopoldo Pomés es uno de mis fotógrafos favoritos. Técnicamente impecable: un poeta de la luz y la sombra, un calígrafo del equilibrio, pero también es un gran publicista y un entusiasta de la cocina. Le preguntaba Pliego acerca de cómo le gustaría ser recordado, y dice esto: “No hay una palabra. ¿Qué diferencia hay entre cocinar y pintar? ¿Y entre pintar y escribir? ¿O entre escribir y retratar? Es lo mismo. Todo lo que hacemos para que no nos quieran. Cocinar, por ejemplo. Hay muchas maneras de pelar una patata. Se puede hacer con o sin amor. Preparar un plato es un ritual y una ofrenda a la persona a la después le sirves el plato. Mientras lo preparas sólo quieres que al otro le guste”.

2.      Mi admirada Lola Ferreira, jefa del gabinete de prensa de Círculo de Lectores, pontevedresa y dama de combate y pasión por la literatura y las bellas ediciones, me hace absolutamente feliz con un envío: “Rosalía siempre”, el disco de Amancio Prada grabado de nuevo con 17 canciones de Rosalía de Castro. Se abre con “¿Quén non xime?” y se cierra con una pieza inolvidable: “Negra sombra”, casi ocho minutos de emoción y desesperación y evocación de un paraíso turbulento. En medio está “Adiós ríos, adiós fontes” o esa cancioncilla deliciosa de apenas dos minutos que dice: “O que ben quixo un día // se a querer ten afición // sempre lle queda unha mágoa // dentro do seu corazón”. Amancio Prada es el gran cantautor de mi vida –en los últimos años, Labordeta rivaliza con él: es la fuerza del cariño y de la patria que me adopta como “aforado aragonés por residencia”-, y Lola Ferreira ha tenido un detalle especial: me remite el disco con esta dedicatoria: “Para Antón Castro, rosaliado. Amancio Prada”. Todas las mañanas, camino del colegio, le canto a mi hija Sara alguna de sus canciones (“Romance del enamorado y la muerte”, “Romance del prisionero”, “Partistesos, mis amores…”), casi todos los días canto “Negra sombra”, aunque sea de madrugada, y a veces me atrevo a cantar a dúo con Carmen Gascón aquello de “Este pichón del Turia que te mando…”, el soneto gongorino de Lorca. ¿Que qué dice la niña? Sara es muy expresiva: “Papá, deja ya de hacer el ridículo”.

3.      José Luis Gracia Mosteo, a quien le debo un prólogo para la reedición de “La dama cautiva de Jaca” en la colección El Redallo que dirige Javier Aguirre, me manda una nota cariñosa con un regalo tan original como inesperado: un par de calcetines negros, de la talla 40 a 46, de los Simpson. El narrador de Calatorao califica de “nerudianos” los calcetines. Una escueta nota dice: “Yo no he sido. Nadie me vio. No lo puedes probar…” Gracias, José Luis.

 4.   Miguel Ángel Marín Uriol, el poeta más enamorado del mundo, el hombre que ha vuelto a la vida de puro y desparramado amor, publica con su inseparable Inmaculada Marqueta una colección de haikus en un estuche muy delicado con abundantes dedicatorias: la primera para Sagrario Manrique Esparza, para otros amigos y para Ángel Guinda, autor de un prólogo navideño. Leo: “Cantan las flores // en el jardín de invierno // y nace la calma”.O “Caen los árboles // y un mar embravecido // te busca en la luz”. Y “Oigo en el cielo // cómo grita la lluvia // que nos amamos”. Miguel Ángel e Inma son dos amanuenses de las impresiones de amor. Miguel Ángel, que ha estado bastante enfermo meses atrás, recupera la juventud y la alegría con las palabras. La poesía es el mejor remedio…

5.      Jorge de los Rios, hijo de Francisco de los Rios, el señor de las aguas, inauguró el pasado día quince una exposición, “La ciudad interior” en el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, en el palacio de los Torrero, San Voto, 7. Manuel Pérez-Lizano le escribe una presentación muy erudita –con citas de Freud o José María Bardavío, entre otros-, que finaliza así: “Abstracciones geométricas, en definitiva, que remarcan planteamientos muy complejos en cuanto a formas y materiales, en cuanto a recursos, de manera que el propio artista cuando las interroga, una vez acabadas, se plantea su cambiante y profundo significado”. Jorge de los Ríos emplea técnicas mixtas sobre zinc en unas piezas muy sugerentes, subrayadas por un rojo elegante.

6.      La prometedora y joven artista Ana Lóbez, que tiene por ahí distintos trabajos de ilustración, como sus cuidadísimas cajas de cerillas y un cuento que ha hecho con Daniel Nesquens que anda a la busca de editor, me envía su nuevo trabajo: “Si fueras…”, que empieza así: “Si fueras una caricia, serías un beso”. Y concluye: “Si fueras un poema // yo querría ser poeta”. Es un trabajo que tiene algo de marcador de páginas, apaisado, diez en total, bellamente resueltos todos ellos con sus figuras naïf, con su admirable sentido del color, con su imaginación, sus rostros y sus figuras geométricas y sus letras. Ana Lóbez es un estupenda ilustradora, en este momento una de las más originales entre nosotros. Ha expuesto en Torre Nueva o en “Heraldo” en varias ocasiones: en “Artes & Letras”, en las páginas sobre don Quijote o en los especiales del Pilar.

7.      Eloy Fernández, ese joven maestro de 63 años, especialista en Humanidades y Economía, ha estado en Lisboa, donde ya es un clásico. Allí habla un portugués comprensible y sólido, al que se le distinguen todas las vocales. Cuando vuelve me trae revistas, suplementos culturales de “El Público” como “Mil Folhas” (se abre por cierto con un informe sobre Mozart y “El rapto del serrallo”), “colorines” de “Expresso”. Son los continuos gestos de cariño de un hombre bueno al que ya veo poco, pero que siempre admiro y quiero. Me deja una de sus notas con rotulador negro y esa firma casi ininteligible pero muy suya: Eloy… En el sobre, también hay un volumen de relatos, “Contos que contam”, con piezas de Adriana Lisboa, Dulce Maria Cardoso, José Luis Peixoto (autor al que ha traducido impecablemente Antonio Sáez Delgado), José Eduardo Agualusa, un escritor publicado en España que conoce muy bien enigmáticas historias de sirenas, Lídia Jorge o Urbano Tavares, entre otros. Son piezas breves e ilustradas.

8.      Hoy el dominical de “El País” tiene dos artículos a la luz de la publicación de “Una historia de la lectura” de Alberto Manguel (Lumen), un libro aparecido en 1996 que ha sido traducido a 30 lenguas. En la página 528 se reproduce el lienzo “San Jerónimo leyendo una carta”, atribuido a Georges de la Tour, que es el motivo de felicitación navideña de César Antonio Molina, director del Instituto Cervantes. Uno es de Antonio Muñoz Molina y otro es de Julia Luzán, que es como una conversación con el propio Manguel en su casa de Francia; por cierto, Manguel tiene 50.000 libros y dice que todos, en algún momento, fueron abiertos, repasados, visitados con mayor o menor intensidad. Creo que hasta Pepe Melero estaría un poco envidioso de la cantidad, no del mimo: Melero (comprobará el visitante que incremento mi patrimonio de euros con esta cita tan bien traída) lo ficha todo, escribe notas a lápiz, deja recortes. Miro el libro y es realmente una maravilla de más de 600 páginas, un viaje constante por la fascinación, la magia, la lectura, la creación. Está impecablemente  ilustrado. Recojo estas palabras de Alberto Manguel: “Un auténtico lector se deja guiar, sobre todo, por su sentido  del placer y por su gusto propio. Puede instruirse e informarse en las historias oficiales de la literatura, pero solo un loco o un profesor universitario lee según los cánones literarios, cánones que, de todos modos, varían a lo largo de los años según la moda política o social. Mi historia de la lectura sería una historia veleidosa…”

 

*La obra atribuida a Georges de la Tour en 2005.

2 comentarios

A.c. -

Muchas gracias, querido niño del coro. Feliz Navidad.

Javier Burbano -

Con Negra Sombra soñamos y vivimos Galicia, su melancolía, aunque hayamos nacido lejos. Cantémosla juntos. Un abrazo