MAENZA: HISTORIA DE UN CINEASTA MALDITO
Uno de los turolenses más sorprendentes de los últimos tiempos fue el cineasta, escritor y activista José Antonio Maenza (Teruel, 1948-- Zaragoza, 1979): adalid del cine independiente, revolucionario a su modo (era claramente anarcoide y refractario a cualquier ideología), e intelectual inquietante: desde muy joven fue un gran lector, al principio de Martín Vigil, dicho sea de paso, pero luego de pensadores, psiquiatras, estructuralistas, poetas como William Blake o el Conde de Lautréamont. E incluso llevó un diario bastante suculento, en el cual apuntaba sus minúsculas frustraciones, sus descubrimientos o anotaba matices de su personalidad: "Soy muy sensible a lo bueno y más a lo bello. Sensible a la sensibilidad". También refería cómo lo sosegaban la comunión o el rosario o cómo se le pasaba por la cabeza la idea de meterse cura. Poco más se sabe de su niñez turolense. Su padre tenía una tienda de colchones. Veneró siempre a su madre: cuando falleció en 1971, en José Antonio Maenza se recrudeció el complejo de Edipo. Iba al cine más por pasatiempo que por otra cosa, le interesó mucho El Evangelio según san Mateo de Pasolini y ya era muy proclive a las depresiones. Tampoco soportaba que no reconociesen su madurez.
En Zaragoza, cuando ingresó en la Universidad, halló el caldo de cultivo ideal para desarrollar una personalidad apabullante y a la vez devoradora. Aquí se encontró con el escritor y editor Enrique Murillo, que realizaba el servicio militar. Padre de gemelos, Maenza y él robaban ayudados por el carro en la librería Hesperia de Luis Marquina. Maenza fue toda su vida un cleptómano: robaba libros (Marcuse, Eco), objetos, recuerdos allá donde podía; a su amigo Ignacio Prat, al que respetaba y admiraba por su inteligencia y sensibilidad, le sustrajo una antigua daga con sangre sarracena; al fotógrafo Xavier Miserachs, un abrigo; a Enrique Vila--Matas, un pantalón y una camisa, en los tiempos de la gauche divine, de Bocaccio y de gran promiscuidad erótica. Al parecer, Maenza, era homosexual.
En Zaragoza encontró muchos amigos: Fernando Villacampa, Alejo Lorén (que fue el destinatario de epístolas y confidencias ), José Miguel Franco de Espés. Con todos ellos realizó una película independiente: El lobby contra el cordero. Se rodó en Zaragoza en verano e invierno de 1968, en diversos espacios, incluido el cementerio de Torrero, y dio a conocer a un personaje raro, atrabiliario. Tanto lo era que ese mismo año, durante la Semana Santa, había acudido con unos amigos a Calanda. Buñuel acababa de llegar. Al parecer, un grupo de falangistas lo provocaron, le quisieron cortar el pelo y acabó en el cuartelillo, entre otras cosas porque los amenazó con esta frase: "Ya vendrán los nuestros, que tenemos armas de Checoslovaquia en un barco anclado en el puerto de Barcelona". Buñuel también recordó el hecho y calificó, con humor, a Maenza de "insensato". Aquel incidente lo llevó de nuevo a prisión, fue detenido en Teruel y encarcelado en Alcañiz, donde se hizo muy amigo de un alguacil, que le había prestado las Obras completas de Primo de Rivera y le presagio éxito y gloria en cuanto se muriese Franco.
En El lobby contra el cordero se planteó Maenza la lucha de los estudiantes contra el poder con una estética vanguardista, que rendía tributo al objeto y a los símbolos. El sentido de la provocación de Maenza se trasladó al rodaje y a la relación con sus compañeros: al protagonista José Miguel Franco de Espés le arrojó una botella de sangre de cerdo, y éste dejó el rodaje. Miguel Labordeta también interpretó un pequeño papel de cura.
Fatigado de Zaragoza, se trasladó a Valencia donde contactó con jóvenes inquietos, entre ellos con el poeta Eduardo Hervás, con el cual hubo sus más y sus menos por un asuntos de estética y autoría del nuevo proyecto Orfeo filmado en el campo de batalla. Hervás se suicidó con gas en 1971. En esa época empezó a escribir su novela fragmentaria, experimental y autobiográfica Séptimo medio indisponible (Mira, 1997, presentada por Pablo Pérez & Javier Hernández), se interesó por el esoterismo e introdujo en la cinta una mezcla de sexualidad y política. Más tarde, se trasladó a Barcelona, donde Pere Portabella iba a producirle una nueva película: Horténsia--Beance. Allí entró en contacto con Emma Cohen, Félix de Azúa, Juan Benet, Molina Foix (que elogió El lobby...), Carmen Artal o el citado Vila--Matas. El clima no fue fácil. Maenza era caótico y provocador. Emma Cohen dibujó así el ambiente: "Antonio era un auténtico maldito, vestía mal, no se lavaba y no tenía necesidad de aparentar; eso es lo que le molestaba a la gente de Bocaccio, porque ante él el supuesto malditismo y originalidad no eran nada auténticos, los ponía en evidencia".
Se fue de Barcelona, hizo la mili en Huesca, donde fue maltratado en muchas ocasiones por sus superiores, e inició su caída, su imparable descenso hacia la nada, su peregrinación por psiquiátricos: primero Béretra (Valencia), luego Teruel en varias ocasiones, donde vivió hasta que apareció en el suelo mortalmente herido, en medio de la calle, frente el primer piso de la casa donde vivía. Se dijo que era un intento de suicidio, se dijo que había sido un intento de asesinato. Falleció en 1979, dos días después, en el hospital Miguel Servet. Misterios aparte, Maenza es un personaje extravagante, incomparable, pero inacabado, por hacerse. Murió a los 31 años, pero su actividad se truncó prácticamente a los 25 años. Pablo Pérez y Javier Hernández le han dedicado un excelente libro al cineasta: “Maenza filmando el campo de batalla” (Gobierno de Aragón, 1997), que ha inspirado esta nota. El trabajo de los autores nace de un elaborado y laborioso proceso, de una gran generosidad investigadora. La obra de Maenza es escasa, de tanteos y de intuiciones muy del momento, prometedora sin duda, pero trunca.
*No es José Antonio Maenza, sino Emma Cohen, la Emma Cohen de aquellos años, la que definió a Maenza como "un auténtico maldito".
8 comentarios
Raimundo -
José Luís Gómez Gómez -
Que desgracia su falta, aunque para mí tenía problemas con su propia existencia.
Un placer el volver a recordar aquellos días y charlas interminables.
Un recuerdo inolvidable y abrazo donde esté.
Diego -
linxiong -
Nike Shox Clearance -
LUIS -
A.C. -
Rectifico aquí mi despisto y le envío un gran abrazo de cariño a admiración a Graciela y a Francisco, al cual hace mucho tiempo que no veo. Es un tímido convulso con una gran creatividad. A Graciela la vi el otro día por Independencia: es una de las realizadoras españolas más inteligentes, cautivadoras y bellas que conozoc. Feliz 2006 a ambos. Antón.
Graciela -