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Antón Castro

Me he pasado toda la tarde fuera de casa, con Miguel Ángel París, fotógrafo y operador de cámara, e hijo de Miguel París, aquel hombre que estuvo en la División Azul y que realizó una impresionante carrera como fotógrafo y como cámara luego. He visto muchas cosas insólitas: tomas de Tyrone Power en Valdespartera, una serie de Montserrat Caballé y Bernabé Martín, un reportaje de 16 fotos de Sender en España, tres tomas del joven Luis del Val realizando entrevistas, varias tomas de una jovencísima y esbelta Rocío Jurado, de Marisol, de Pablito Calvo, de Antonio Garisa, una increíble foto de Canario, que parecía que iba a comerse a un lateral desarbolado y al propio balón. He visto dos reportajes muy curiosos de la boda de Carlos Lapetra y de Marcelino Martínez Cao. Al volver a casa, abrí un libro de Eugenio Montale, premio Nobel en 1975, los escritores italianos son una vieja debilidad, y selecciono este poema traducido por el ya desAparecido Joaquín Arce; Montale murió en 1981 y Arce al año siguiente. Parece evidente que tenía en la cabeza a Aspasia, la mujer de Pericles, que tiene una gran importancia en “Las dos muertes de Sócrates” de Nacho García-Valiño. Así se titula esta composición.

 

 

ASPASIA

 

En plena noche los hombres

Entraban en su habitación

Por la ventana. Era una planta baja.

La había llamado Aspasia y se sentía contenta.

Después nos dejó. Fue camarera, peluquera y más cosas.

Rara vez me ocurría el encontrarla.

Entonces la llamaba ¡Aspasia! en alta voz

Y ella sin pararse sonreía.

Éramos de la misma edad, y habrá muerto hace tiempo.

Cuando entre yo en el  infierno, casi por costumbre

Gritaré Aspasia a la primera sombra que sonría.

Pasará de largo naturalmente. Nunca

Sabremos quién fue y quién no fue

Aquella mariposa que apenas si tenía un nombre

Que yo elegí.

 

 

(“Eugenio Montale”. Joaquín Arce. Biografía y antología. Ediciones Júcar. Colección Los Poetas. Madrid, 1982.El retrato de Montale lo realizó Ugo Mulas hacia 1970).

 

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