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Antón Castro

RUBÉN SOSA: JUVENTUD Y ESPLENDOR DE UN PRÍNCIPE

RUBÉN SOSA: JUVENTUD Y ESPLENDOR DE UN PRÍNCIPE


El Real Zaragoza afrontaba en la campaña 1985/1986 un importante número de bajas: el centrocampista Juan Alberto Barbas fue traspasado al Lecce, Jorge Valdano partía al Real Madrid y Surjak, el exquisito extremo e interior de la selección yugoslava, regresaba a casa. Ángel Aznar asumía la presidencia con un entrenador cercano, curtido en mil experiencias futbolísticas: Luis Costa. Los directivos habían lanzado una vasta ojeada hacia los campos de Europa y de Latinoamérica, y se habían quedado sojuzgados por un muchachito de 19 años del Danubio de Montevideo. Era un zurdo nato, más bajo que alto, con determinación y potencia, y una rapidez de gamo saltador y veloz. Además, poseía una zurda de impacto: una zurda sin educar, de trallazo seco, de fogonazo súbito. Él fue la gran apuesta del club, junto a otros jugadores nacionales como Pardeza y Paco Pineda. Ambos formarían con el futbolista charrúa --conocido como "el poeta del gol" y "el principito"-- una delantera que iba a sorprender y a maravillar muchas tardes.

Real Zaragoza afrontaba en la campaña 1985/1986 un importante número de bajas: el centrocampista Juan Alberto Barbas fue traspasado al Lecce, Jorge Valdano partía al Real Madrid y Surjak, el exquisito extremo e interior de la selección yugoslava, regresaba a casa. Ángel Aznar asumía la presidencia con un entrenador cercano, curtido en mil experiencias futbolísticas: Luis Costa. Los directivos habían lanzado una vasta ojeada hacia los campos de Europa y de Latinoamérica, y se habían quedado sojuzgados por un muchachito de 19 años del Danubio de Montevideo. Era un zurdo nato, más bajo que alto, con determinación y potencia, y una rapidez de gamo saltador y veloz. Además, poseía una zurda de impacto: una zurda sin educar, de trallazo seco, de fogonazo súbito. Él fue la gran apuesta del club, junto a otros jugadores nacionales como Pardeza y Paco Pineda. Ambos formarían con el futbolista charrúa --conocido como "el poeta del gol" y "el principito"-- una delantera que iba a sorprender y a maravillar muchas tardes.


         El equipo avanzaba a trancas y barrancas, y miraba hacia lo alto de la tabla. Rubén Sosa exhibía sus credenciales a cuentagotas: ni en La Romareda ni fuera acababa de encontrarse con el gol y más que un gran jugador, parecía una promesa asustada, sin pulimentar. Tenía ráfagas de clase, sembraba a su paso destellos de peligro. Poseía del don del zambombazo, un regate aseado y veloz, y capacidad para irrumpir por sorpresa, pero se revelaba un tanto tímido, como si estuviese desconcertado. En noviembre marcó su primer gol, que significaba el número mil del club. Ese fue un agasajo del destino. Sosa mejoró y acrecentó sus prestaciones. El equipo acabó cuarto al final y consumó una importante gesta: eliminó al Real Madrid en semifinales ("el poeta del gol" estuvo espléndido en La Romareda: goleó por partida doble a los merengues) y se enfrentó a un grandioso Barcelona en la final, a un Barcelona aciago dirigido por Bernd Schuster. Sosa lanzó un disparo seco y raso desde lejos, tocó el ex zaragocista Pichi Alonso y Urruticoechea fue incapaz de detener el nuevo curso del balón. Aquel gol fue suficiente: el Barcelona se desgañitó, pero los aragoneses vencieron y celebraron el título, en 1986, como solían hacerlo años atrás: en la plaza del Pilar. Era casi un milagro: un equipo modesto había sorprendido a los grandes y recuperado el trono de "Los Magníficos".


         En la segunda temporada, 1986/1987, Pardeza volvió a Chamartín a disputarse un puesto con Valdano. Ángel Aznar, en medio del estupor colectivo y del entusiasmo del éxito, anunció su retirada. Le sustituyó Miguel Beltrán, que no iba a tener lo que se dice un mandato apacible. El equipo fue cediendo en todos los terrenos, aunque realizó una excelente campaña en la Recopa: eliminó  tras un partido legendario a la Roma de Boniek (el fabuloso jugador polaco que había maravillado con la selección y con la Juventus, junto a Platini), tumbó al Wrexham y cayó con dignidad ante el futuro ganador de la competición: el Ajax de Cruyff (entrenador), Van Basten o Frank Rijkaard. Sosa nunca se halló cómodo en el conjunto, marcó sólo cuatro tantos y sus goles se necesitaban, se exigían, se imploraban en el estadio. El equipo padecía convulsiones interiores ("Pato" Yáñez y Pepe Mejías no habían aportado lo que se esperaba de ellos), vivía en el letargo, en zona de nadie.


         La última campaña de Rubén Sosa resultó la mejor. Jugó 36 partidos en la Liga y marcó 18 goles, y participó en once encuentros con la perla negra Frank Rijkaard. Fue el segundo máximo goleador del campeonato, aunque muy lejos de Hugo Sánchez. Ahí recobró de golpe su pegada y lució con toda brillantez: era el ídolo absoluto de La Romareda. Los aficionados coreaban su nombre, se deshacían en cánticos en su honor: cada tarde marcaba su gol; Señor le lanzaba o el mismo Pardeza, y de golpe allí aparecía "el principito", con una filigrana, un golpe de cadera, un impacto seco y exacto, un gambeteo, un cabezazo en plancha, y adentro: Gol. Gol. Gol. Fue determinante en muchos sentidos: como goleador inapelable, como futbolista completo en los aledaños del área e incluso en la trastienda del club: apoyó el cese de Luis Costa y su recambio por Manolo Villanova. Asumió que en aquel polvorín de desencuentros y enfrentamientos, que reproducían el clima de desasosiego de la Liga anterior, acabaría marchándose. El Real Zaragoza, que soñaba con los búlgaros Sirakov e Iskrenov, lo traspasó al Lazio por 192 millones de pesetas. Si no lo hacía entonces --y además la directiva no estaba dispuesta a aceptar sus peticiones de 50 millones de pesetas de sueldo anual--, el jugador acabaría obteniendo la carta de libertad más o menos gratis. Rubén Sosa empezó su gran ciclo futbolístico en el Real Zaragoza: aquí sólo vimos su nacimiento, atisbamos su futuro esplendor, olimos su indudable clase, su explosividad imparable, su regate atropellado pero vertiginoso, con veneno y sentido. 

         Su trayectoria posterior no engaña a nadie. Jugó en el Lazio, en el Inter, el Borussia de Dortmund (con el cual conquistó su primera Liga) y en el Logroñés, entre otros equipos. Cumplió su último sueño de jugar en el Nacional. Fue una de las figuras de la selección uruguaya que ganó la Copa de América con Enzo Francescoli y Rubén Paz, entre otros, en 1987 y 1995, participó en el Mundial de Italia de 1990 y fue galardonado en su país y en el continente. Era el delantero decidido, batallador, el misil que huye por sorpresa y golea con facilidad, el ariete o exterior más refinado de lo que pudiera parecer que empezó a escribir las páginas iniciales de su grandeza en La Romareda, teatro de la fantasía, semilla del sueño y de la gloria en algunas tardes imborrables.

*Hablo con Pepe Melero y como homenaje de Año Nuevo, de 2006, a su pasión zaragocista extraigo de mi fondo de armario esta nota de la serie "La leyenda del tiempo", que forma parte de un libro sobre el Real Zaragoza, en el que he trabajado a lo largo de estos años. La alineación del Real Zaragoza de aquella memorable noche de 1986 fue: Casuco, Julián, García Cortés, Juan Carlos, Cedrún y Herrera. Abajo están Pineda, Güerri, Rubén Sosa, Juan Señor y Pardeza.

11 comentarios

theo -

hola,hoy sosa va a mi colegio marista, estoy re contento, ojala pueda sacarme una foto con el, si lo lees te mando un beso grande. firma theo bunafama, de 4to. a 2008

el_rengo_acosta -

TENGO VARIOS RECUERDOS DE SOSITA SUS GOLES SUS PIQUES LA HABILIDAD Y SOBRE TODO LA PICARDIA Y LA CALIDAD QUE TENIA EN ESA ZURDA Y NO ME VOY A OLVIDAR MAS DE CUANDO URUGUAY SALIO CAMPEON DE AMERICA Y URUGUAY DIO LA VUELTA OLIMPICA EN EL MONUMENTAL DE NUÑES Y SOSITA DANDO LA VUELTA CON UNA BANDERA URUGUAYA.

campanita -

Ruben Sosa, sos lo mas grande que hay. Nunca nadie te va a igualar, gracias por tantas alegrias , por tus ganas , por tus goles, y sobre todo por hacer latir tan fuerte este corazoncito bolso.
sositaporsiempre@montevideo.com.uy

Chorche -

Ese gol de Rubén Sosa en la final de Copa significó, cuando yo tenía 11 años mi adhesión absoluta y definitiva al Zaragoza. Después de verlos con mi abuelo frente al Teruel en Copa. Después de verlos perder contra el Cádiz de Cedrún en la Romareda. Después de que mi padre me pintara en un cartón los siete goles que le marcó una tarde al Racing hace tantos años. Ese gol, que vi después de actuar en la función de fiestas colegiales fue mi cadena permanente al zaragocismo. Y por muchos años, espero. (A ver si te paso o consigues las mil razones para ser zaragocista que escribimos entre todos en el foro de Aupa Zaragoza). Cada vez que las leo...uf...

A Cide -

Cide, Cide Hamete, qué sería de tu blog sin tus comentarios, siempre tan vividos y eruditos. Rubén Sosa era fabuloso: lo recuero en el Lazio, en el Inter, o armando el contragolpe con Enzo Francescoli y Paz, que era más despacioso. Un abrazo y feliz 2006. A.C.

Cide -

fabuloso artículo. Éste fue el primer gran momento del que tengo memoria con respecto al Real Zaragoza. Recuerdo los comentarios en el patio del colegio con los demás niños, y que todos nos pedíamos ser Rubén Sosa cuando jugábamos en el patio.

Anónimo -

Gracias Antón: La nieta es preciosa. Un sueño.Y un abrazo al inmenso Ángel Artal, que además de un gran cardiólogo es portador de un fino y exquisito sentido del humor (inglés)que ya demostraba allá por el 65 en cierto acuartelamiento por donde andábamos con tu dire y otros grandes de la generación del 44...y a la estupenda Maite, besicos.

Para May -

Hace algunos años, Ángel Artal Burriel, el dueño del corazón de la acuarelista Maite Roy, recibió en su casa a un montador de muebles, que traía los dormitorios de sus pequeños hijos. Los reunió ante la visita y les dijo: "Miradlo bien. Éste señor que veis aquí es Baila, un gran jugador del Real Zaragoza de los años 50". Quizá les dijese que llegó a formar esta delantera: Antoni Gausi, Mauro, Murillo ( y antes Wilson, creo), Baila y Parés.

Un abrazo, querido MAY, abuelo

A.C. -

Ese es el Real Zaragoza de mediados los años 50, entre 1954 y 1958, más o menos, poco después vendrían Rodolfo, Gausi, Yarza sustituiría a Perico Lasheras, entraría el "Patas" o el "Pulpo" Murillo, llegarían Benítez y Seminario, para su temporada memorable, y Duca. Y Reija. Y Marcelino, y así, casi sin darse cuenta, en 1963 ya empezaba a forjarse el conjunto de "Los Magníficos".

Hace algunos años tuve un gran amigo que se llamaba Ángel Artal Burriel; tomamos café un domingo y me contó la destreza y la elegancia de Baila, algo así como Panizo, como un Luis Suárez local...

Un abrazo, querido MAY.

Mañana voy a colgar un artículo sobre "Estiragués el Sordo". Un abrazo.

erratillas -

Bernad por Berdad. Estiragués por Estiraqués...caramba estos dedos.

Anónimo -

Lasheras. Torres, Alustiza, Berdad. Villegas, Gil. Parés, Estiraqués, Domingo, Baila y Valdés...¿Sabes de qué año es esto? Pues de cuando yo hacía promaria, jajaja. Qué cosas tiene el fútbol y cómo se graban algunas...Un abrazo a todos y un recuerdo especial a los que vieran este equipo...He disfrutado leyendo esta página. (MAY)