EL CANTOR EN LA NOCHE DE LA ALHAMBRA
Gran fiesta de la música y de la sensibilidad en el Teatro del Mercado. Él, Javier Ruibal, mismo se quedó sorprendido de que la gente conociese sus canciones, de que fuese capaz de improvisarse un coro con algunos temas. Empezó tal vez algo frío, temeroso, hacía 17 años que no cantaba en Zaragoza; comenzó con “La reina de África” y “El Ave del paraíso”, y pronto, muy pronto, se metió al público en el bolsillo y en el alma. Fue uno de esos conciertos emocionantes, pleno de entrega y de belleza, que se te quedan en la memoria: con swing, con sonidos aflamencados y negros, con ecos mediterráneos, con impacto árabe. Ruibal, con su hijo Javi Ruibal (un espléndido percusionista: él es capaz de llenar de sonidos y de ritmo la sala) y el maestro Tito Alcedo a la guitarra, culminó un concierto excelente. Así me lo dijo un profesor del Instituto Elaios. “Es el concierto más impresionante al que he asistido en años”, señaló. A mi lado, Carmen Gascón lloró lágrimas gruesas cuando atacó “Los náufragos del Sahara”. Y se rio cuando cantó las dos canciones de Picasso que escribió para Diego el Cigala. Tocó más de media docena de temas de su nuevo disco, entre ellos “Los ratones coloraos”. Ruibal regaló tres bises y se despidió cantando sin micrófono, o únicamente con el micrófono cosido a su guitarra. En ese momento, barbado y transido, parecía el trovador que entonaba el desesperado canto de amor en la noche mágica de la Alhambra. Él ya lo ha dicho muy bien, de otro modo: "¡Cómo no va a haber una mujer ocupando lo mejor del paisaje!".
3 comentarios
Magda -
En una ocasión vi por televisión un programa en el que cantaba \"Atunes en el paraíso\", la gente cantaba al unísono, impresionante. Que bien que pudiste disfrutarlo.
Muchos saludos.
Javier -
Javier Burbano -