Blogia
Antón Castro

ANÁLISIS DE LA FINAL DE HOY: ITALIA-FRANCIA*

ANÁLISIS DE LA FINAL DE HOY: ITALIA-FRANCIA*

1
La nueva Italia: el catenaccio con fantasía

Italia parece algo más favorita que Francia para la final de mañana. Su hoja de servicios, con instantes de fragilidad y tedio también, parece más completa. Es un equipo sólido, que practica el catenaccio de Nereo Rocco como casi siempre, pero ahora se permite alegrías: es capaz de alinear a la vez a Iaquinta, Gilardino, Totti y Del Piero. Ni en los tiempos de Meazza y Piola, ni en los tiempos de Riva, Mazzola y Rivera, porque éste rara vez salía como titular a pesar de su calidad incontestable, de su brillantez y de su instinto goleador. Italia ha ganado algunos partidos de pura suerte, consciente de su destino: aprieta el rival, se estrella éste una y otra vez contra la empalizada de sus defensas, y al final, con el culo o un susto de coleta, marca Italia. Y si no, por ahí andan un árbitro y los dioses del estadio: ven un penalti que nadie ha visto en el último segundo, ante Australia, por ejemplo. Triunfa el austero y concentrado Lippi y sus antipáticas gafas.

Italia ha jugado muy bien ante Alemania en un partido de ida y vuelta, de ésos que esculpen la pasión por el fútbol en letras de molde. Pero Italia solventó mejor los lances, resistió bien y apuntilló. Contó con un arquero soberbio, tal vez el mejor portero italiano de todos los tiempos -y es fácil pensar en Combi, Albertossi, Zoff, Zenga, Toldo…- con Buffon, que tiene todos los recursos que se desean. Es elástico por arriba y por abajo, tiene gran confianza en sí mismo, posee reflejos, intuición, anticipación, y juega con una concentración absoluta. Es, antes que un arquero, el último líbero al que se le permite jugar con la mano.

La defensa es poderosa y variada: Cannavaro, encumbrado por Maradona en sus críticas, encumbrado y recordado cuando era un recogepelotas en Nápoles, está haciendo el torneo de su vida. Se le ve atento, correoso, listo, con fiereza y orgullo, rápido y mandón. Materazzi ha reemplazado a Nesta y casi lo ha hecho olvidar con oficio y contundencia. Los laterales son dos aciertos: Zambrotta podría jugar de extremo, es ambidiestro, se nos antoja que posee muchas más prestaciones de ataque que el limitado Camoranesi. Grosso es un lateral de estirpe: defiende, pasa, remata, golea; nos ha hecho recordar a Facchetti, más que al "bello" Cabrini. La defensa es tan expeditiva como lo fueron aquellas formadas por Burnigch, Cera, Rosato, Facchetti, o por Tassotti, Costacurta o Ferrara, Baressi y Maldini.Los centrocampistas hacen lo que tienen que hacer: contener, achicar espacios, amedrentar al adversario. Ahí están Gatusso, Camoranesi, De Rossi y Perrotta; no son iguales los cuatro, pero tienen ese trazado de jugadores voluntariosos, de sacrificio infinito, perseguidores. Son galgos del agobio. Y con ellos, ordenando su sudor y su esfuerzo, maniobra Pirlo: el cerebro gris de Italia, la luminosa cabeza que piensa, el hombre implacable y audaz que se atreve a trazar laberintos en cada pase, el medio centro que sueña para toda Italia.

Totti no es el Totti que conocíamos, pero siempre tiene algún gesto, una iluminación repentina, y alegra el discurso, esclarece la trama sórdida de un partido. Arriba, hay muchas variantes: todas empiezan en Luca Toni, y continúan con los citados Iaquinta, Del Piero (que es un enganche de lujo en las migajas del adiós), Gilardino o Inzaghi. Italia, que reaparece con absoluto esplendor cada doce años, quiere vengarse de la derrota injusta en la Eurocopa de 2000 ante una Francia más sólida que la de entonces. 

2
El día de la ira: Francia ensaya el pragmatismo  

Hablábamos ayer de Italia. Los especialistas coinciden en afirmar que está un punto o dos por encima de su rival. Y hoy, el domingo del gran choque, lo hacemos de Francia, que es un equipo más bien pragmático y veterano, bien armado en todas sus líneas, capaz de tumbar a Brasil, capaz de deslizarse sobre el filo de la navaja el día que se midió a Portugal. Contra los brasileños, Francia subvirtió el orden mundial del balompié y dio una lección de juego, de control, de ambición e incluso de remate. Muchos resumieron la pugna así: “El brasileño fue Zidane”. Querían decir que el hombre que se emparentaba con Léonidas, Ademir, Friaça, Garrincha, Pelé, Romario y Rivaldo era Zizou. Frente a Portugal, el equipo de Domenech hizo lo justo: amarró con el gol a favor, enturbió el partido, desdibujó la fantasía y se defendió de forma numantina con las garras extendidas. De vez en cuando, Henry regresaba de la siesta y afilaba su puñal de velocidad.          A Francia la protege Barthez, que siempre pareció un portero menor, extravagante y errático. Es un tipo que parece superar la tensión y la angustia de las grandes ocasiones con absoluta naturalidad: se ausenta como si fuera un autista, como si el incendio que avanza nunca llegase a su casa. La línea de cobertura es espléndida: tiene algo de italiana. Sagnol está haciendo un torneo serio y con brillo; Thuram y Gallas son dos centrales compenetrados y rigurosos, un valladar de dos columnas, compacto y cerrado a cal y canto; Abigal detuvo a Luis Figo en todas sus acometidas.         
El trabajo defensivo, de recuperación y equilibrio, comienza en Makelele y Vieira. Son complementarios y a la vez disparejos. Makelele es el punto de contención invisible: el elemento táctico que no destaca por nada y que resulta eficaz en casi todo. Y Vieira es el poderío, la solidez, la capacidad de desdoblarse hacia arriba en precisos apoyos. La segunda línea de medios cuenta con tres jugadores muy diferentes: Frank Ribery, la revelación del Mundial probablemente aunque no figure en la lista de los diez mejores, el gladiador que pelea, posee llegada y penetración por la banda, el interior marcado por las malas calles; Malouda, que transita por la izquierda y que rara vez comete un error, y Zidane, que es el eje de invención, el jugador que piensa, el caballero de los detalles, el poeta de la sofisticación. La brillantez de Zidane tiene algo de espejismo: la despliega en un control del balón, en un regate lejos del marco, en un inventario de gestos de acróbata, pero en el fondo Zidane, excepto ante Brasil y en el penalti a Portugal, se ha prodigado en una belleza tan aparatosa como ineficaz. Y arriba, olisquea el gol Thierry Henry, que se mueve siempre al límite del fuera de juego. Henry tiene alzada de gacela y carrera de guepardo, una elegante complexión de atleta del aire: es un jugador más bien frío de una efectividad tan extraña como abrumadora. No deja de ser de ser paradójico y casi incomprensible que Francia desprecie a otro gran goleador como Trezeguet, que tanto se parece a Henry.

         Tal vez sea ésta una de las finales más inciertas e igualadas. Italia quiere redimirse de sus demonios interiores y de sus mafias, y posee una ventaja íntima: su inmejorable prórroga ante Alemania. Algo así es casi una premonición de victoria, aunque el fogoso Luis Fernández anuncia: “Francia te hace jugar mal”.

 

*Estos textos pertenecen a la serie "Diario del Mundial". El primero apareció ayer en Heraldo Deportes, y el otro, sobre Francia, hoy. El texto sobre la semifinal se ha escrito para este blog. La foto es de Gigi Buffon. El partido se juega esta tarde, a las 20.00, en el Estadio Olímpico de Berlín. 

3 comentarios

jcuartero -

Es cierto que en el Mundial han prevalecido los bloques sobre las individualidades; pero eso otorga un aspecto de estrategia técnica, que no carece de cierta poética. La Italia de la prórroga de las semifinales me recuerda al "Poema del ángulo recto" de Le Corbusier. Por otro lado la final de esta noche tiene un tono épico, una selección que debe redimir los excesos corruptos de sus clubes contra un puñado de jugadores a quien el mundo había considerado, de manera anticipada, acabado. ¡Qué gane el mejor! Aunque yo había apostado por Italia antes de comenzar la fase final

A.C. -

Querido Cide:
Seguramente tienes razón, pero Totti ha aparecido muy poco. Los diez mejores jugadores son, según la elección oficial:
Buffon
Cannavaro
Pirlo
Zambrotta
Henry
Vieira
Zidane
Ballack,
Klose
Maniche

Creo que objetivamente, el mejor de todos ha sido Buffon, pero quizá se lleve el premio Zidane, si gana.

Tienes razón en volver a empezar de nuevo. Hay una buena lista de fracasos:
Ronaldo
Ronaldinho
Kaká
Nedved
Riquelme
Messi (al que no le dejaron sacar la cabeza)...
Ballack

Gracias por seguir asomándote por aquí. Un abrazo. Y que haya suerte hoy con Nadal y con Italia, si es eso lo que deseas. Un abrazo. Antón

Cide -

ya me perdonarán los admiradores de Zidane, pero yo hoy voy con Italia. Cualquiera aguanta a los franceses si ganan el mundial. Además pensando en la salud de todos esos vecinos a los que les van a quemar contenedores debajo de su casa en caso de victoria, decididamente ¡Viva Totti!

Vaya decepción de mundial. Ningún jugador que haya deslumbrado. Algunos dicen que los mejores del mundial son Zidane, Vieira, Del Piero,...En fin, los que ya eran los mejores hace 8 años. ¿Dónde ha estado Messi? ¿Y Ronaldinho o Robinho? Deberían castigarlos a todos y obligarles a empezar de nuevo el mundial.

Espero que en la final de esta noche, al menos veamos goles. Aunque un 0-0 con una victoria de Italia por 1-0 en los penalties sería lo que correspondería a un mundial como éste.