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Antón Castro

RECUERDO Y ENTREVISTA A CARLOS PÉREZ DE ALBÉNIZ*

Nacido en Zaragoza en 1941, Carlos Pérez de Albéniz es el escultor de la monumental escultura y puerta de bienvenida que se ha instalado en la glorieta de Valdespartera

Carlos Pérez de Albéniz

“Yo curo a los seres humanos, y el arte me cura a mí, es mi mejor terapia”

Médico, escultor, pintor, escritor... ¿Cómo compagina tantas actividades?

Con mucha tranquilidad. Si no ejerzo la medicina, esculpo o imagino esculturas; cuando la escultura se me atraganta, pinto. Y escribo en los momentos en que no hago nada de lo anterior. Lo llevo bien, como algo que se complementa. Sin esquizofrenia.

¿Dónde se siente más cómodo?

Me considero más escultor que pintor. Como pintor, creo que soy corrientito, aunque admiro mucho a Sorolla, Rembrandt, Velázquez y algunas cosas de Picasso. Soy figurativo. La abstracción me gusta como elemento de luz y de equilibrio decorativo. La escultura para mí es una forma de expresión, muy libre. Me siento un escultor académico, con algunas connotaciones de vanguardia.

Parece un escultor del volumen.

Sí, aunque en alguna obra también he abordado el vacío, pero soy un escultor del volumen en la línea de Rodin, Bourdelle o Ape.les Fenosa. Alterno superficies limpias con otras más rugosas porque se produce un contraste lleno de expresividad.

Este 2005, IV Centenario del Quijote, también es su año.

Más que mío, es el de Sancho Panza, y si se quiere, por extensión, el mío porque hace una década hice la escultura del gobernador de la Ínsula Barataria, que sería Alcalá de Ebro. El Quijote es el libro que he releído más veces. Para crear la pieza me he fijado en ese capítulo donde Sancho ejerce de juez y Cervantes explica cómo, agobiado y meditabundo, realiza un gesto similar: con el dedo índice en el entrecejo.

¿Y ese color tan verdoso? ¿Lo concibió así?

No, no, en absoluto. Con una docena de euros, una brocha y poco más de media hora, se conseguiría una pátina mejor que ese verde lechuga que hace daño a los ojos. Me gustaría también hacer a don Quijote tumbado en el suelo, con su adarga, soñador y contemplando las estrellas.

Ha hecho mucha escultura monumental. Ahora acaba de instalarse su grandiosa “Puerta de la Luz” en la entrada en Zaragoza de la autovía Somport-Sagunto.

Es una puerta abierta a los cuatro rumbos que quiere simbolizar la tolerancia tradicional de esta ciudad, que acogió a diferentes culturas. La idea de colocarla en esa glorieta se le ocurrió a las empresas UTE Valdespartera y Ecociudad. Tiene 16 metros de alto y se alza sobre una especie de peana de hormigón de dos metros de alto. He tenido una suerte inmensa al dar con Ernesto Villalba, dueño de Maquinaria Meyco. Él nunca había participado en proyectos de este tipo y lo ha llevado al milímetro con un rigor increíble y con un gran entusiasmo.

¿Qué significa para un escultor contar con una pieza como ésa?

Me produce una enorme satisfacción. Ya tenía algunas obras, pero erigir una puerta de bienvenida, con sus ecos mudéjares, y en tu propia ciudad, es muy emocionante. Sigue las proporciones del número áureo. En dos o tres meses tendrá su pátina natural.

¿Cómo está la escultura urbana en Zaragoza?

Nos falta cantidad y calidad si la comparas con la de cualquier lugar de Europa y con otros sitios como Valencia o Sevilla. Carecemos de cultura artística. La inversión en escultura urbana tiende a mirarse como algo banal o estético que no lleva a ningún sitio. Como un despilfarro.

Hablemos de sus novelas...

No sé si debiera. Soy un escritor a la búsqueda de un editor.

¿No ha concluido una trilogía?

Es cierto. Son tres novelas de aventuras y de acción, diferentes entre sí, donde hablo de viajes y de escenarios como España, Italia, Sudán, y hablo mucho del mar.

¿No era una de sus pasiones?

Mi padre y mis abuelos eran de Bilbao. Yo veraneaba en San Sebastián, y por eso siempre me ha apasionado el mar, los barcos y la pesca. De no haber sido por mi cojera, habría sido capitán de yate. Tengo el título. Cuando estoy sin ganas de esculpir o de pintar, hago maquetas de barcos como “El Calipso” de Cousteau. Habré hecho 150 maquetas. Yo curo a los seres humanos y al arte me cura a mí, es mi mejor terapia.

Mire hacia la Expo 2008...

La vivo con moderada ilusión. Tiene unas posibilidades enormes, aunque tengo la sensación de que nos invade una gran apatía. O una gran lentitud. Me gustaría que no se quedase sólo en gestos. Si únicamente beneficia a especuladores, empresarios y políticos generará mucha amargura.  

*Recupero, ya en el archivo de “Heraldo”, esta entrevista que le hice a Carlos Pérez de Albéniz el uno de mayo de 2005, y la cuelgo aquí a modo de homenaje.

4 comentarios

Luis -

Un gran artista, una gran persona, un gran padre y un gran esposo. Todo lo que se pueda decir de el, es infinitamente menos de lo que se merece. Pocas conversaciones tuve con el, grandes palabras me llevé de ellas

Cide -

Tiene razón en lo de la escultura en Zaragoza, pero puede que tengamos lo que nos merecemos. Pocas esculturas en el centro que no estén escondidas en paseos por los que no pasa nadie, o entre matorrales que no dejan verla. Además de lo poco cuidadas que están. Sólo se sienten como propias la del Batallador en el parque y la del Justicia en Plaza Aragón. Nadie comenta las mujeres dormidas, (salvo Soledad Puértolas). ¿Quién sabe dónde hay un busto de Ricardo Magdalena? ¿Qué rostros hay esculpidos en el monumento a las heroínas de los sitios en la plaza de El Portillo? ¿Por qué se hace tras 200 años una escultura a Palafox y se esconde entre árboles? ¿Quizá porque es muy fea?

Con los edificios pasa lo mismo. Llevé a una amiga de Barcelona a ver el palacio de Larrinaga y el Palacio Solans, y alucinaba:

-¿Por qué no sale esto en los folletos turísticos de Zaragoza?- Preguntaba ella.
- Mira, sinceramente, no sé cuántas personas en Zaragoza son conscientes del valor de estos edificios.-Le tuve que responder.

Antón -

Gracias a ti, Javier. Tú sí que estás en todo. He leído varias notas sobre el adiós de Javier Pérez de Albéniz. Que pases un feliz verano.

Javier -


Gracias Antón...

Lamenté no haber guardado la entrevista en su día.

Estás en todo. ;)