CUERPOS DEL VERANO / 15
Henri Cartier-Bresson se despidió del mundo con discreción y con los ojos muy abiertos, aquellos ojos vívidos que se abrieron en 1908 en Chanteloup para absorber toda la luz del mundo. Antes de ser fotógrafo quiso ser pintor y antes, adolescente aún, se entusiasmó con la poesía. Tal vez amase a su madre, que era un espíritu cultivado y encantador y aspiraba a vivir en ciertas formas de la belleza y de la lírica. Tras aprender geometría y observar las primeras revueltas de los surrealistas, a los que frecuentó, abrazó una cámara de fotografía: primero fue una Kodak Brownie y luego la definitiva Leica II, menuda, ligera, rápida como la centella, cuyo visor era casi una trasposición literal del ojo. Y ahí empezó a absorber imágenes con el alma, con la razón y con el sentido de la oportunidad. Teorizó sobre “el instante decisivo”, ese lapso donde todo se armoniza para que la imagen rebose ternura, paradoja, gracia, acción y vida. Cartier-Bresson se sintió más artesano que artista, un documentalista que atrapa el existir tal como llega, pero para captar su esencia, su gama de matices íntimos, debe estar atento. Cartier-Bresson lo estuvo en México, antes y después de la Guerra Civil en España, en la liberación de París, en Moscú, en la India, poco antes de que Gandhi fuese abatido, en los países del Este, en aquellos lugares del planeta donde había emoción, verdad, espanto. Pero además de ese legado increíble y totalizador, y de la Fundación de la agencia Mágnum en 1947, nos ha dejado algunos de los retratos más conmovedores que se han hecho jamás. Y al tomarlos lograba casi un milagro: revelaba lo invisible a través de lo visible.
Esta foto de Marilyn es tan sencilla como eficaz, de espontaneidad que lo dice todo.
4 comentarios
Manuel D. Pérez -
Victor Rebullida -
No es posible adjuntar una foto a este correo pero hay una impactante que Helmut Newton hizo a la actriz Sigourney Weaver en la cual no se sabe qué atrae más si su gran y evidente erotismo de la misma o la inquietud, casi pavor, que emana del rostro de la actriz y las luces de la foto.
Newton es una mina para esta corporal sección estival. H.N. dió una vuelta de tuerca al erotismo fotográfico llevando las tomas más explicitas a cotas de belleza maravillosa y sus retratos no tienen ningun desperdicio: además del citado de S.W. el de Paloma Picasso, p.ej.
Un saludo.
DeAntón -
¿Por qué te pasas tantas horas en el ferrocarril, como viajero, como empleado, por puro placer?
Un abrazo.
francho -
por cierto y aprovecho la ocasion para, y permitame tutearle, darte la enhorabuena por ese programa de tv -borradores- el cual sigo cuando no estoy en el ferrocarril. saludos