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Antón Castro

UN VIAJE A POZOBLANCO

UN VIAJE A POZOBLANCO

Cuando era joven, hubo dos versos de Federico García Lorca, sencillos y desnudos, que parecían perseguirme: “Córdoba, // lejana y sola”. Alguien, un caballista o un bandolero, percibía la imposibilidad de llegar a la ciudad. Córdoba es una bella provincia que puede ofrecer paradojas inesperadas. En Pozoblanco se reunieron la pasada semana cineastas y escritores que están a punto de estrenar tres películas: el malagueño Antonio Soler ha reescrito su novela “El camino de los ingleses” (Premio Nadal, 2004), que supone el regreso de Antonio Banderas a la dirección. Contó que la novela le apasionó de inmediato a su paisano, se puso en contacto con el amigo común Antonio Meliveo, responsable de la música, y así surgió el proyecto que habla del joven Miguelito Dávila que sueña la poesía, que pasea de aquí para allá con un ejemplar de “la Divina Comedia” y que encuentra el amor en la madura, atractiva y apetecible Señorita del Casco Cartaginés (Victoria Abril), mientras otros se entregan a La Gorda de la Cala, que, según Banderas, “desvirgó a medio Málaga”.
Juan Cobos Wilkins, onubense hermanado con Juan Ramón Jiménez, verá en la pantalla su narración “El corazón de la tierra” (Plaza & Janés), casi un siglo de historia de las minas de Riotinto, con dirección de Antonio Cuadri y la presencia de la bella Catalina Sandino en el papel principal. Cobos Wilkins es un tipo extraordinario: editor de un álbum visual de Lorca, se sabe muchos de sus poemas de memoria, y recita bellamente el  soneto gongorino de los “Sonetos del amor oscuro”: “Este pichón del Turia que te mando…” Cuenta con mucho ingenio y gracia: pertenece a la  estirpe de los andaluces refinados e imaginativos como Rafael Pérez Estrada. Leí estos días dos relatos suyos preciosos: uno sobre la estancia, imaginaria, creo, de Luchino Visconti en Riotinto, que dio lugar en la ficción a un sugerente guión de película, y un relato en torno al instante en que Lorca sube al tren hacia Granada y ve a un falangista de la ciudad que también se sube al tren. Entonces, dijo: “Lagarto, lagarto, lagarto”, pero no interrumpió su viaje que sería letal. Más de 40 países han solicitado ya la película de Antonio Cuadri; en Pozoblanco se pasó un trailer espectacular que, dicen, emocionó al propio Woody Allen.  Ray Loriga ultima “Teresa”, una película sobre Teresa de Jesús, y recuerda que aquella joven de Ávila, que pudo mezclarse en amores con un primo, estuvo cuatro días difunta. Su propio padre había deducido que “la niña no está para enterrar”. En Córdoba, lejana y sola, el suplemento “Cuadernos del Sur” de “El periódico de Córdoba” (dirige y coordina Antonio Rodríguez Jiménez: poeta, narrador y hombre de acción cultural) dedica páginas completas a Javier Tomeo e Ignacio Martínez de Pisón; y la revista “La Diana” (1882-1884), reeditada en facsímil y dirigida por Manuel Reina, acogía a aragoneses como Eusebio Blasco, Marcos Zapata o Mariano de Cavia.
Cae la tarde, y Juan Cobos Wilkins recuerda camino del hotel Los Godos, donde pernoctó Paquirri antes de su cogida mortal, que una vez estuvo en Teruel con Martirio, y ella se arrancó con una copla “a capela”. Juan Cobos Wilkins, que dirigió la revista “Dados de niebla”, iba a presentar un libro de Calambur para cuya escritura había recibido una ayuda de la Diputación de Teruel. Y por allí, en los Encuentros Literarios, organizados por Antonio Rodríguez Jiménez y Serafín Pedraza, anduvieron también, entre otros, dos personajes que son ya medio zaragozanos: Rafael Azcona, que conoció como nadie el Tubo zaragozano y le dedicó algunas páginas en “Los europeos” (Tusquets, 2006) y David Trueba, que tiene en Zaragoza y en la casa de Luis Alegre su segunda residencia en la tierra. Félix Romeo conversó con ellos y los tres provocaron risas, emoción, pálpito de inteligencia y conocimiento. Una noche, de retorno al hotel, me ocurrió algo que me parece digno de un cuento: le canté “Negra  sombra” de Rosalía de Castro a Azcona, una pieza que conocía muy bien por múltiples razones: su adaptación de “El bosque animado” o de “La lengua de las mariposas”, pongamos por caso. Rafael Azcona es el hombre de 80 años más joven de la tierra. Hay días en que Aragón no se reduce a que un candidato aspire a ser virrey legal y desafíe la sensatez y el juego limpio de la democracia. 

*La actriz es Catalina Sandino.

1 comentario

ENRIQUE -

Bonito texto, Antón. En cuanto al virrey, recomiendo leer el artículo de hoy de Mariano Gistaín en El Periódico de Aragón: no tiene desperdicio. Abrazos.