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Antón Castro

UNA ISLA EN EL EDÉN: EL JARDÍN BOTÁNICO

UNA  ISLA EN EL EDÉN: EL JARDÍN BOTÁNICO

El pintor Xavier de Winthuysen (Sevilla, 1874-Barcelona, 1954) era un enamorado de los jardines. No sólo los pintaba, sino que hablaba de ellos con pasión y conocimiento. Parecía atrapar la vida y el misterio de sus hojas y de su entorno. Un 23 de diciembre de 1924 visitó Zaragoza, impartió una conferencia en el Casino Mercantil y contó con el alcalde Juan de Fabián como presentador. De aquella disertación nació hacia 1929 el parque Primo de Rivera.

Cuarenta años después, el ingeniero de montes Rafael Barnola se hizo cargo de la dirección de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Zaragoza. Tanto al concejal Ángel García Muniesa como al alcalde Cesáreo Alierta les pareció excelente la idea de crear un jardín botánico en ese espacio, que tuvo otro impulsor como el jardinero y experto Mariano Cester. Barnola y Cester trabajaron mano a mano, con un esbozo que se acercaba mucho a la libre recreación del jardín romántico y que se alejaba del “jardín geométrico barroco francés”. En 1972, tras disfrutar de la colaboración de los jubilados del hogar “Antonio Lasierra” en las tareas de plantación, se declaró inaugurado el jardín botánico, que tenía entonces y tiene ahora algo de vergel del edén.

Un día, el propio Barnola concibió el reloj de agua (clepsidra) para el estanque; y a lo largo del tiempo ha sido objeto de varias remodelaciones. El jardín botánico de hoy es un rectángulo de 17.000 metros cuadrados y 550 metros de perímetro, posee una senda central y dos caminos laterales que comunican con la arteria principal mediante senderos que actúan como las venas de un laberinto, dotadas de pequeños puentes que se alzan sobre los canales de riego. El jardín está cerrado con un muro de mampostería, rematado en una verja que realizó el herrero Pedro Virgos. Se respira una atmósfera de encantamiento, de calma, de exuberancia, es un espacio ideal de olor que enmaraña la sombra en una tupida textura de color. Cuenta con más de un centenar de especies. Javier Delgado, Mariano Cester y Luis A. Moreno acaban de publicar la “Guía del Jardín Botánico de Zaragoza”(Prames), un auténtico inventario de la vida secreta de las plantas y los árboles de este espacio para pasear y soñar que lleva desde 2004 el nombre de aquel pintor sevillano llamado Xavier de Winthuysen, el artista que amó los jardines y los humanizó en el lienzo.

5 comentarios

Bernardo mtz -

bien por el proyecto ya que ahora los de generaciones futuras tendremos la grandisima oportunidad de conocer un pequeño àrbol

A Nerea -

Querida Nerea: desde este blog se entra muy bien.Al menos esta mañana. Llevaba días sin hacerlo.

A Javier: Un abrazo. Y otro para Enrique. He pasado muchos días en el Jardín Botánico, con mis hijos o yo solo.

javier delgado echeverria -

Querido Antón, amigo del alma: Muchísimas grácias por tu poética y exacta reseña de nuestra Guía. Siempre estás haciendo(me) regalos maravillosos. Un beso.

Nerea -

Recuerdo las tardes de primavera asustando a las palomas de El Pilar o a los patos del Jardín Botánico.
Ahora que lo pienso, hace mucho que no me acerco por allí... de día, jaja.
Un saludo!
(PD: Antón, hace un par de semanas que el ordenador me da error al entrar en el blog de Ana Alcolea, y tampoco contesta al email. ¿Tú tampoco puedes entrar en su blog, o es sólo cosa de mi ordenador?
Un saludo!

ENRIQUE -

Guardo muy buenos recuerdos de infancia, jugando por los cauces secos y vegetales que pasan bajo los pequeños puentes de tablas del Jardín Botánico. La foto que cuelgas es preciosa, tiene una luz que la hace parecer una pintura de El Bosco. Abrazos.