HISTORIA DE RAMÓN CABRERA*
RAMÓN CABRERA EN WENTWORTH
Augusto Pinochet esperó el porvenir durante algún tiempo en la casa de verano del caudillo carlista Ramón Cabrera, en Wentworth, a treinta kilómetros de Londres. Y quizá vivió con el mismo trajín de correos, noticias, gente que viene y va, con que vivió El Tigre del Maestrazgo, pues por allí pasaron desde 1850 hasta 1877 Carlos VII y sus embajadas, los conjurados que acudían a pedirle que volviese a liderar --tras haber perdido dos guerras-- el carlismo y cumplir así un viejo sueño: instalar al "legítimo heredero" en el trono de España. Y también le solicitaban que desembolsase para ese empeño una pequeña porción de la fortuna que le había tocado en suerte por vía de matrimonio; hacia 1860, antes de la sonada catástrofe de San Carlos de la Rápita, prestó 60.000 libras que nunca le devolvieron. El responsable de aquella expedición en la que viajaba Carlos VI era Jaime Ortega, capitán general de las Baleares y del vapor L'Huveaunu, y fue capturado en Calanda, condenado a muerte y ejecutado.
Como la de Augusto Pinochet, la existencia de Ramón Cabrera está salpicada de enigmas y de leyendas negras. Pero si en el chileno todo resulta más bien plano y siniestro, en el tortosino hallamos una personalidad más compleja: no fue un gran político, pero sí inteligente y audaz, valiente y defensor a muerte de sus soldados. Si Baltasar Garzón quiso procesar a Pinochet por sus más de 2.700 crímenes, el diario local de Wentworth en la necrológica que le dedicó a El conde de Morella afirmaba que había matado a 1.110 prisioneros de guerra, y en otros lugares decían no sólo que era sanguinario e indolente y vengativo --es conocido el episodio de la muerte de su madre por los liberales, sin otorgarle el derecho a confesión, como respuesta a que Cabrera hubiera ajusticiado a los alcaldes de Valdealgorfa y Torrecilla de Alcañiz. El general volvió a vengarse con un fusilamiento masivo en Valderrobres y Burjassot: cerca de 700 isabelinos--, sino que además bebía la sangre de sus víctimas. En Inglaterra, una vez que se consumió el mito del héroe romántico español, padeció diatribas y algún que otro libelo, firmado con seudónimo, acusándole de traidor y asesino sin escrúpulos.
¿Cómo vivió en realidad Ramón Cabrera i Griñó en la inmensa hacienda de Wentworth, rodeada de jardines, lagos, fincas y vastos territorios de caza? En su exilio inglés Cabrera se volvió muy aficionado a la cacería, llevaba escopeta continuamente y los faisanes eran una de sus piezas predilectas. Empecemos por el principio: Cabrera había estado en Londres hacia 1846 ó 1847, donde se había fijado en una joven heredera, romántica y delicada, llamada Marianne Catherine Richards, lectora de Lord Byron, protestante, deslumbrada por el pasado del héroe y partidaria de la causa carlista, para la cual podría haber entregado mil libras. Tenía una renta familiar de unas 25.000 libras anuales. Tras su encarcelamiento en Marsella, el militar acompañó en varias fiestas a Carlos VI, conde de Montemolín, y decidió formalizar su relación con la aristócrata inglesa. Se casaron en 1850 tras el fracaso de La Revolta dels Matiners; él tenía 43 años y ella 29. El rey pretendiente otorgó un nuevo título a Cabrera, Marqués del Ter, y su hijo, el infante Don Juan, fue su padrino de boda. Se instalaron en una casa de Eaton Square, pero pronto adquirieron una casa de verano en Wentworth, que con el paso del tiempo se convertiría en su primera residencia. Para entonces, Marianne Catherine Cabrera ya se había mostrado como una gran inversora y habían multiplicado el patrimonio familiar. Si trazaba senderos o designaba terrenos, les ponía nombres vinculados a la gloria pasada de su esposo: Cantavieja, por la villa del Maestrazgo, denominada La bienamada de Cabrera, Morella, Tortosa, Ter, etc.
Hacían poca vida social, pero Cabrera seguía desde la distancia la vida política española, era un conjurado en el destierro que soñaba con volver triunfal a España y que se carteaba con un carlista de Las Parras de Castellote. Con su mujer, se desplazaba a Nápoles, París, Alemania o Praga para encontrarse con su rey, o su heredero Carlos VII. Éste pasó de la veneración incondicional hacia Cabrera, "a los genios no se les entiende", dijo tras una visita en que lo vio "frío y flojo", al distanciamiento y a la enemistad. La evolución de Cabrera (sostienen que, de puro rico, el otrora pobre y mísero se volvió tacaño y receloso) le apartó del carlismo, y sus encuentros con Prim, o sus embajadores, y con Sagasta, que lo visitó en su casa de Wentworth, son peldaños hacia la aceptación de Alfonso XII en 1875, a quien vio desfilar en Londres y rey de España desde 1874. Aunque no conviene olvidar los episodios de 1860, el intento de sublevación de 1869 o aquella consigna de época: "No más borbones". Para Sagasta ver a Cabrera "era el sacrificio político más doloroso que yo podía hacer en obsequio del caudillo. Habitaba Cabrera una residencia lujosa y espléndida. En ella se respiraba un ambiente aristocrático y señorial (...) En su trato, a pesar de que la leyenda lo retrataba arisco, destemplado e iracundo, hallé un hombre cortés y amable. Me costaba trabajo creer que aquel cumplido caballero fuera el nombrado Tigre del Maestrazgo".
La vida de Ramón Cabrera en Inglaterra fue un enigma. Pero también lo era su mujer, tuvieron cinco hijos, se dijo que no se entendían y la inglesa lo había sometido por entero, pero no parece cierto del todo. En 1869 tuvo un gesto de auténtica heroína: Carlos VII organizó un conjunto de sublevaciones carlistas, en las que se vio implicado el brigadier Polo, que pensó que detrás de la operación estaba su cuñado Cabrera. Se sofocó la revuelta y los prisioneros fueron condenados a muerte. Marianne Catherine Cabrera vino a España, desembarcó en San Sebastián y se dirigió a Madrid con un intérprete, y visitó a los gobernantes en petición de clemencia. Organizó una cruzada contra los asesinatos, y contó con el apoyo de los oficiales y de las mujeres de ministros y generales. De regreso, le habían llenado su departamento del tren de rosas, y una multitud la aclamaba desde los andenes, arrojando flores y pronunciando vítores de gratitud.
Cabrera --que debió cortejar a la aristócrata en un espantoso francés-- falleció en 1877 tras una larga enfermedad y la adhesión a la causa de Alfonso XII. Su viuda murió en 1915, a los 94 años. Se peleó con su hijo y su nieto, llamados también Ramón Cabrera, a los que expulsó de Wentworth. Como de dictadores hablamos, Ramón Cabrera nieto, ahijado de Alfonso XII, fue muy amigo de Franco, pelearon juntos en los desórdenes del Rif, y falleció en un correo de guerra de Tánger a Ceuta durante el fratricidio del 36, se sospecha que de un sabotaje republicano. La única heredera de Wentworth, Ada Constance Beatrice Cabrera, vendió primero la biblioteca de 2.000 volúmenes y luego la propiedad al completo.
En una jornada de cacería, le preguntó una mujer a Ramón Cabrera qué temía un hombre como él. El sombrío y envejecido general dijo:
--Sólo temo morir sin gloria.
El ocaso del guerrero
Ramón Cabrera i Griñó (1806--1877) es uno de nuestros grandes personajes del siglo XIX. Fascinó a viajeros, periodistas, historiadores y escritores. Ahí están, por citar algunos recientes, Joan Perucho, Baroja, Valle--Inclán o Carmen de Burgos, Colombine, la primera novia de Ramón Gómez de la Serna, a quien le cupo el honor de entrevistar a los descendientes de Cabrera, que no dejaron una imagen favorable del matrimonio, pero sí de su padre: "era sencillo, sobrio, no bebía nada, y le gustaba ir vestido con trajes usados". El mejor estudio que conocemos sobre Cabrera en Londres es Ramón Cabrera, a l'exili de Conxa Rodríguez Vives (Biblioteca Serrad'or, 1987), una auténtica maravilla. Como bibliografía general recomendamos los estudios del bajoaragonés Pedro Rújula, profesor de Historia en la Universidad de Teruel: Ramón Cabrera. La senda del tigre (Ibercaja, 1996) y Contrarrevolución (PUZ, 1998), quien resume así su destierro: "Cabrera nunca perdió la pasión por la política, pero también sabía que había pasado el tiempo de las espantadas a caballo. Wentworth es la morada del guerrero en su ocaso".En otros, recientemente Fernando Martínez Láinez también le dedicó un libro en Temas de Hoy.
*Rescato este artículo porque se cumplen ahora 200 años del nacimiento del general carlista Ramón Cabrera, cuyo espectro creí ver en las tardes de cierzo en Cantavieja.
12 comentarios
Karla Cabrera -
maria fernandez -
Gonzalo Fernández -
En 1870 Marianne Catherine Richards incitó a D. Ramón a que conociera el Anglicanismo. Sin embargo don Ramón se negó con cortesía aunque con firmeza a cambiar de fe. De hecho alude en 1875 a la calumnia que sus enemigos carlistas le habían hecho tras su reconocimiento de Alfonso XII de apostatar del Catolicismo al que D. Ramón siempre llama "nuestra Santa Religión"
Dª. Marianne sintió como propias las desgracias de España. En 1899 renunció a la pensión de viudadead que le correspondía como viuda de Teniente General como señal de duelo por la catástrofe de nuestra Patria en 1898
Dª. Marianne hizo otras compras fundiarias en Inglaterra en vida de su esposo además de construir en vida de D. Ramón una iglesia católica dedicada a San Jorge en Windsor tal vez para atender a los primeros militares católicos del Ejército Británico
Es probable que el enfado entre Dª. Marianne y su hijo el Segundo Conde de Morella se deba a que éste último indicó a su madre la conveniencia de no dar tantas muestras de germanofilia y entusiasmo por los Hohenzollern pues podría ser acusada de alta traición
Si algún descendiente de D. Ramón desea conectar conmigo puede mandarme un e-mail a gonzalo.fernandez@uv.es
eutimio mauri castells -
Cristian Cabrera -
Carlos Pallares -
Gonzalo Fernández -
1) Alguien sabe cuál fue la causa de la expulsión de Wentworth de los dos hijos mayores de Cabrera por su madre máxime cuando el Condado de Morello pasó a D. Ramón Cabrera Richards a la muerte del General en 1877.
2) Es también interesante ver que Alfonso XII conserva a D. Ramón el Marquesado de Cabrera y el grado de Teniente General pero no le reconoce el grado de Capitán General, el Condado del Ter y el Ducado del Maestrazgo con Grandeza de España concedidos por Carlos VI
3) Los descendientes directos de Cabrera ¿Fueron y son católicos pues D. Ramón giraba económicamente dinero a las ermitas necesitadas de los alrededores de Tortosa?
5) ¿Cuáles son las relaciones exactas de la Familia Cabrera Richards con el Partido Conservador inglés y por tanto con la España conservadora de los Primo de Rivera y Franco?
antonio -
La Historia se escribe según quien la escribe, y desgraciadamente esta hisotria la escribieron como siempre los ganadores, por ello, le tildaron de lo que ellos mismos fueron los culpables!
como cualquier militarm cabrera hizo lo que el creia necesario para ganar una guerra, en la que no hay que olvidar que el objetivo es matar al adversario
gracias
lluís -
Un descendiente de Cabrera -
JoseAngel -
Luisa -
Sugerentísimo el artículo.