UNA TARDE EN CALAMOCHA CON JOSÉ LUIS CAMPOS Y CÍA
José Luis Campos es uno de los hombres más cariñosos que conozco. Hace poco tuvo que hacer una operación a corazón abierto, pero ha salido todo bien. Ha tenido que dejar de fumar y hace los esfuerzos justos. Ha ordenado la vida y sus paseos: come en casa, convive más con sus niñas, ha mitigado el estrés. Ha terminado una impresionante casa en Calamocha, una casa con vistas y piscina, y allí acogía a algunos de sus amigos el pasado sábado. Preparó, con su amigo Miguel, marido de su sobrina Loli, y con Nico, un joven rumano que colabora con él y trabaja en la construcción, una comida ideal con morcilla y cordero jugoso y merluza a la plancha. Además, hubo buenos vinos, un exquisito y aromático aceite, quesos, tomates, lechugas, frutas y postres, y todo el cariño de José Luis y su mujer Mari Carmen, encantada de recibir en casa a los chicos del Club del Gol de Nayim, a los que ella les ha cambiado el nombre por otro más humorístico: El Club de los Poetas Muertos. Antes de la comida, José Luis mostró a sus amigos –entre ellos Daniel Mena Ventura y su cuidadora Petra de Brno- algunos de sus secretos: un espectacular césped que tiene en la parte de atrás, donde va a instalar un cenador de verano, un pequeño gimnasio con la cinta para andar y una sofisticada bicicleta estática, ejercicio que suele realizar cada día ante algún telediario. El garaje es ideal, y el cuarto de la calefacción parece un monumento a la mecánica y las nuevas tecnologías. Alguien dijo: “José Luis cuida todos los detalles”.
En la comida, hubo risas, confidencias, corrieron chistes. Algunos comimos con auténtico afán; otros, porque el ternasco estaba en el punto exacto de brasa, comieron con un placer tan voraz como no lo habían hecho en mucho tiempo. El champán era de Cariñena. Y José Luis y Mari Carmen estaban felices. Sus hijas Miriam y Sara apenas quisieron posar por los fotógrafos amigos: prefirieron algunos regalos de José Luis Jiménez y Juan Carlos Meler. Daniel Mena y Petra y la chiquillería menuda fueron a ver, y no sé si a montar, al caballo Rociero, del hijo de Miguel, que es un afamado jinete. Anfitrión de lujo, y productor incondicional y entusiasta de “El Reservado”, el programa de entrevistas que conduce Luis Alegre, José Luis Campos sorprendió a sus amigos con espléndidos regalos.
La noche había llegado al galope y por sorpresa. Tomamos el coche y regresamos. Cuando presumía que estábamos a punto de llegar, recibimos un mensaje: “¿Qué tal ha ido el viaje?”. Era de José Luis Campos. Antes de la partida, nos había dicho: “Éste ha sido uno de los días más felices de mi vida”. Subía la cuesta del garaje de su cuesta y no notó cansancio alguno en el corazón.
*Veíamos, recortada en el cielo, esta torre de la iglesia de Calamocha.
7 comentarios
Mª Carmen -
Mª Carmen
sara -
Pakico -
Somos afortunados, no nos podemos quejar...
TALUEGO
Luisa -
Desde luego, vaya díazo, Antón. Buen prolegómeno de los festivales que nos esperan. En estas fechas las reuniones de amigos son de lo mejor.
m ; ) -
mitsui -
Fernando -