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Antón Castro

LA NOCHE DEL NADAL / Y 2

LA NOCHE DEL NADAL / Y 2

Andaban allí algunas de las bellas damas Destino: Miriam, Carmen Romero y Pilar Lucas, que es la protectora de los escritores, la mamá dulce de casi todos. En el cóctel previo podía verse a Javier Calvo con su simpático traje y sus botas cool, Pablo Aranda tomaba el primer cava y me habló de su admiración y cariño hacia Miguel Mena y José María Conget, José María Pou paseaba sus inmensos 1.90 centímetros en traje negro, Carme Riera iba de rojo con esa belleza fina, casi de porcelana, que le he dado el mar de Mallorca, y su marido, formado en Zaragoza, recordaba que estudió aquí y que ha sido un lector apasionado de Heraldo de Aragón, Ana María Matute tenía algo de dama espectral, más menuda que nunca, envuelta en un traje negro o gris oscuro, no recuerdo… 

Malcolm Otero Barral, que fue el último en sentarse, al fin y al cabo ejercía de anfitrión y estaba rabiosamente feliz, me invitó a compartir mesa con él y con un puñado de amigos como Pedro Zarraluki y Concha Alonso, Mónica Martín y Toni Munné, Pablo Aranda, Chus García de Visor, Luis García Montero, Jordi Soler y Joan Barril, al que tenía a mi derecha. Fue como un ángel tutelar toda la noche: divertido, ameno, nos explicaba a Pablo Aranda y a mí la caída de Maragall, el talento de Hereu, el ascenso de Montilla y otros secretos de Cataluña. Acaba de iniciar un programa de libros en televisión y tuvo un gesto de socorro de tímidos: recordó a los camareros que yo no comía carne ni foie gras ni otras variedades del menú en homenaje a Borges. El propio Joan Gaspart se interesó por un nuevo menú y vino varias veces a interesarse si estaba bueno el pedazo de rodaballo y una ensalada llena de colorido. Gaspar estuvo dilecto y amable, y al propio Barril lo conmovió ese gesto de preocupación y cuidado del comensal raro. Con Barril hablamos  de todo: de hijos, de mujeres, de periódicos, de escritores, de su programa de radio, de la necesidad de hacer cosas sin morirte en cada esfuerzo y en cada gesto. En la cena, ya sabíamos más o menos quiénes iban a ser los ganadores, había un tema que nos preocupaba un poco: el partido Zaragoza-Sevilla. Mónica Martín llamó a Pisón a las once y éste dijo que las cosas iban bien. El Zaragoza ganaba y convencía. Una hora después estaba satisfecho y feliz, aunque con el susto en el cuerpo: el Zaragoza había ganado pero había sufrido de lo lindo. El valor de la gesta estaba ahí. Y todos, en la mesa, iban con el Real Zaragoza.

Mónica Martín, excelente traductora y lectora y agente de escritores, contó cosas de su madre, la traductora Rosa Berdagué; recordó que Munné prepara para Círculo de Lectores las ediciones de “Obras completas” de Goytisolo, Ayala, Nabokov, Vargas Llosa, etc. Luis García Montero estaba feliz: iba a ganar un gran amigo suyo, Felipe Benítez Reyes, y se declaraba con toda naturalidad madridista. Chus Visor decía que el Atlético es un equipo imposible. Jordi Soler sonreía y miraba las pantallas, y de vez en cuando hablaba con ese fraseo mexicano. Concha Alonso sonreía sin parar. Zarraluki anunciaba que se había retirado un mes y medio en Gerona para ultimar una novela. Malcolm contaba algún chiste: recordaba que de todas las ciudades donde había estado en la única que nunca había ligado había sido en Zaragoza. Y dijo también que hace poco le había dado un consejo a un familiar muy íntimo, algo veterano, que vive un buen momento amoroso. Le dijo: “Usa un condón, por lo menos”. Y el familiar, le replicó: “¿Tú crees que a mis años soportará un nuevo peso?”.  Cuando se cantaron los premios, en la mesa se hizo un poco  la ola. Hubo aplausos, alzado de servilletas y otras bromas. La farra siguió abajo. Logré entonces felicitar a Pepe Melero, el consejero del Real Zaragoza, que aún temblaba de la emoción de la victoria. Y del temor final, que se resolvió con célebre tangana, que Mariano Gistaín ha llevado a su página web. Pepe me pasó a Eduardo Bandrés, que estaba encantado: él está en el fútbol para soñar y ver al equipo en la cumbre. Éste año del 75 aniversario habrá un título, aunque no sé cuál.  

En el sótano prosiguieron las copas. Se incorporó Pisón con su pasión tranquila hacia la cerveza. Y andaba por allí Juan Cerezo, de Tusquets, y Jorge Herralde y Lali Gubern (dentro de unos días presentará su libro en la FNAC. Herralde y Pisón charlaron muy educadamente y con cariño, parecía…), y apareció uno de mis editores favoritos de siempre: Toni Mari, un magnífico escritor de narraciones, y editor de Nuevos Textos Sagrados de Tusquets, que tiene casa en Calaceite y mantiene una gran amistad con Pilar Gómez Bedate, viuda de Ángel Crespo. El gran Miguel Aguilar recordó una anécdota muy graciosa: cómo le había roto los zapatos a Malcolm en Zaragoza y como Félix Romeo dijo que había gasolineras donde se vendían zapatos, y allá se fueron, de trasnoche, a buscarlos. Hablamos un poco de esto y de aquello, y hacia las dos me fui. Había bebido un poco de champán, tenía un inmenso dolor de cabeza, y había mucho humo. Estoy seguro de que me perdí lo mejor de la velada.  

Algún día volveré. Esta mañana, vi a Carmen Romero y a Pilar Lucas, con otro sosiego. Cogí la prensa, y subí al tren… Leí una entrevista con Man Ray, otra con Fito Cabrales, vi una película sentimental y me he sentado al ordenador con una inmensa melancolía. Mañana se reinicia el curso…

Carmen Amoraga, finalista, y Felipe Benítez Reyes,ganador del Nadal. Atrás, Emili Rosales, editor de Destino con Malcolm Otero Barral y Mauricio Bach.

6 comentarios

Nacho Gª-Valiño -

Santón, qué bien te lo pasaste. Te envidio por sentarte a la mesa de Mónica Martín, que es una chica con un gran poder de seducción.

jcuartero -

Qué envidia. Hace tiempo redacté una lista con cinco experiencias relacionadas con la literatura que me gustaría realizar al menos una vez.
1-Visitar la tumba de Chesterton
2-Leer Bajo el volcán en las faldas del Poppocateptl
3-Comprar un libro en cualquiera de las librerías de Hay-on wye
4-Asistir a la cena del Nadal y repetir postre
5- pasar una noche en el sanatorio de Davos-platz y tomarme la temperatura envuelto en una manta.

Jesús Jiménez -

Menudo fiestón debió ser, según tu crónica. Te vi de refilón en el telediario de Antena 3, Antón. En la cena del Nadal.

A Felipe Benítez lo conocí el año pasado, hace unos meses. Fue en la cena de entrega del premio "Viaje del Parnaso" de poesía, que publica Visor. Estábamos finalistas cuatro personas y el premio recayó en él. A mí me quedó el honor de quedar segundo por detrás del hoy premio Nadal.

Magda -

Mientras comía, pensaba en tus palabras finales: "Cogí la prensa, y subí al tren… Leí una entrevista con Man Ray, otra con Fito Cabrales, vi una película sentimental y me he sentado al ordenador con una inmensa melancolía", si leyera este final Vila-Matas, Antón, seguro diría: "Antón tiene el mal de Montano. Los trenes son muy literarios...".

Fernando -

Te revisten unas maneras de escribir que deja al lector más exigente "convencido"...un abrazo.

Magda -

¡wow! ¡que maravilla ir a este evento, querido Antón! Gracias por compartirlo, ha sido un deleite leer tu crónica.