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Antón Castro

JORGE GANÓ POR GOLEADA; DIEGO PERDIÓ POR LA MÍNIMA

JORGE GANÓ POR GOLEADA; DIEGO PERDIÓ POR LA MÍNIMA

Jorge y Diego jugaron este fin de semana. Jorge, con su equipo del Utebo de cadetes, se enfrentó a Los Molinos en su campo. Y Diego, en el espléndido campo de La Azucarera, volvió como visitante con el Garrapinillos que se enfrentaba al San Gregorio.  

El Utebo solventó el partido muy pronto con el oportunismo de Luis, ese jugador peruano que emula a Romario, y Remón. En un campo estrecho, Jorge participó del buen tono general: centró, remató, intentó jugar por su ala. Y fue a más, minuto a minuto. El entrenador le reveló apenas iniciada la segunda parte, y se molestó. Fue un cambio precipitado e inoportuno, porque necesita jugar, coger confianza, volver a sentirse fuerte e importante. El Utebo, a pesar de haber perdido tres partidos consecutivos, sigue en el cuarto puesto. El resultado final no deja lugar a dudas: 1-7.  

El Garrapinillos jugó una primera parte espléndida. Debió irse al descando con 1-4 o 1-5, y lo pagó caro. Se fue con 1-2 y con muchos jugadores derrengados, lesionados (Adrián Serna se retiró lesionado antes de que  concluyese la primera mitad). Con tirones y problemas musculares. Diego lleva dos semanas con un tirón en el pubis, le duele hasta tocar el balón, pero se arriesga. Ayer no le sirvió de nada: bebió kilómetros y kilómetros, buscó combinar con sus compañeros, intentó robar, pero no podía. Mario Martín se desinfló pronto; Luisito lamentó un par de oportunidades marradas, especialmente una de cabeza a bocajarro; Oscar le dio vida al partido, y Quique y Francho, pero aún así, San Gregorio le dio la vuelta al partido (se entonó un alicaído Hugo, desplazado ayer a la derecha) y se distanció en el marcador: tomó ventaja de 4-2, de 5-3. El resultado final fue de 5-4, y en La Azucarera se vieron muchas cosas: el Garrapinillos debe inclinarse por  un sistema de 4-3-3, y no por un 4-4-2 que se convierte siempre en un temerario o suicidad 4-2-4 por la tendencia al ataque de Francho, Luisito Salas, Oscar y Mario Martín. Y debe, sobre todo, entrenar y es preciso que alguien ponga orden (Quique tal vez, ese libre tan excepcional)  en el campo en los malos momentos. Con todo, fue un partido vibrante, de resultado incierto, que debió acabar en empate.  

Con esa decepción en cuerpo, jugó Transportes Alcaine. Qué bonito, qué intenso, que desesperado es el fútbol de las chicas, que van colistas.  Lo más bonito de todo fue que el solo quiso traer la fiesta a La Azucarera: el campo estaba lleno a rebosar y había mucha gente tras las rejas mirando, aplaudiendo, disfrutando del bello sol del invierno. Nos fuimos cuando Transportes Alcaine vencía al Rayo Vallecano, sin Ronaldinha, por uno a cero.  

*Retrato de Diego.

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