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Antón Castro

LA TUMBA DE BORGES, SERVET EN CHAMPEL

LA TUMBA DE BORGES, SERVET EN CHAMPEL

Esta mañana hemos ido a visitar la sencilla tumba de Jorge Luis Borges al cementerio des Rois, un espacio íntimo y no demasiado poblado de personajes ilustres. En la tumba de Borges había algunos pensamientos y un recuerdo para dos de sus personajes: Ulrika y Javier Otálora, el protagonista de su cuento “El muerto”. 

Luego entramos en una curiosa librería viajes, donde compramos un libro de Paul Nadar de su viaje a Turkestán. Y, después, entramos en Albatros: una librería de ascendencia sudamericana en cuyo escaparate había un ejemplar de “Golpes de mar”. Tomamos algunas fotos. Nos fuimos de rastro, en la plaza de Plain Palais. Había libros espléndidos, baratísimos, de Skira y de cualquier cosa que a uno se le pudiese antojar; nos pidieron 800 francos por un libro de “Viajes extraordinarios”, ilustrado, de Julio Verne. Acabamos ante el monumento a Miguel Servet, en la cuesta de Champel. Conmueve esa ambigua petición de perdón del pueblo ginebrino al sabio de Villanueva de Aragón. Recorremos ese barrio, casi en las afueras, que dicen que es uno de los más caros. 


Paseamos en tranvía por distintas calles, avanzamos por los puentes, vemos los comercios y el museo de los relojes. José María Adé encuentra un carrito con ruedas en la calle, y coloca las bolsas de libros y paquetes en él. Dice que parece un mendigo de Huesca en Ginebra.

5 comentarios

Raul Ignacio -

Hasta el orin tu transformaras en poema.-

Margarita -

Sé de dos Otaloras en los cuentos de Borges(quizás haya algún otro) Javier ,es el colombiano que se enamora de Ulrica, Benjamín es "el muerto"...

De Antón -

Querido José ángel:
Hay un texto más largo por la otra cara donde el pueblo de Ginebra asume el error de haber malinterpretado la libertad de conciencia.
Un abrazo.

JoseAngel -

¿"Petición de perdón"? (Por lo de la muerte de Servet, digo). Pues yo no veo que haya ninguna, al menos en la ilustración que pones.

Magda -

Y vaya paseo tan grato, querido Antón. Caminar por las calles, meterse a librerías, viajar en tranvía (también tan literarios, como los trenes), avanzar por puentes, perderse entre los transeúntes y encontrar "Golpes de mar" ¿Qué más pedir cuando se anda de viaje por lugares tan bonitos?