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Antón Castro

EN GINEBRA Y LAUSANNE, CON JOSÉ MARÍA ADÉ

EN GINEBRA Y LAUSANNE, CON JOSÉ MARÍA ADÉ

Estoy en Ginebra en casa del historiador y profesor oscense José María Adé Buil, que es un tipo espléndido, un magnífico anfitrión. Ayer estuvimos en Lausanne, donde presentamos mi libro “Golpes de mar” (Destino, 2006), asistieron 60 alumnos, varios profesores, el consejero de Educación, Francisco Medina (un andaluz con aspecto de galán de cine nacido en Bailén), el director de los profesores de español Fernando Castañedo, Blanca Lacasta, asesora técnica de la Consejería de Educación de la embajada de España en Berna, y otros profesores como Belén, Eduardo Piqué y Jesùs, un soriano que había vivido una infancia cautivadora de lobos y leyendas. 

José María Adé, por cierto, se acostó anoche con un libro entre las manos: “Trescientos días de sol” de su querido sobrino Ismael Grasa. Y leyó su relato “Pájaros”, que narra un viaje al castillo de Loarre y el robo de un móvil, algo que bien pudo ocurrirle al propio José María Adé. Por cierto, José María tiene la casa llena de preciosos dibujos de Estrella, que estudia Bellas Artes en Barcelona y es la hija que ha tenido con su mujer Ana Allué, que viene por aquí de vez en cuando a poner orden en la casa de un solitario proclive a la tertulia, a la lectura y a la pasión por enseñar. 

Fue una tarde memorable y magnífica, que acabó en un restaurante en el que servía un joven gallego, de Pontevedra. Los chicos, recuerdo ahora, conocían al Real Zaragoza (había uno que recordaba el gran gol de Galleti al Real Madrid en la final de Copa) y prefieren a Rafael Nadal antes que a Roger Federer. Uno de ellos dijo: “El mejor tenista de la historia será Nadal, y no Federer. Déle tiempo”. B ien se ve que el chico está equivocado, pero es la pasión del hijo de emigrante. Casi todos los estudiantes eran hijos de emigrantes de origen gallego.

 

*José María Adé, bebiendo Heineken, junto a la profesora Cristina Sevilla en una fiesta de fin de trimestre en Ginebra. Foto del gallego Luis Rey. (Por cierto, salgo a la calle, voy a la agrupación de profesores de Lengua española y conozco a Luis Rey).

 

5 comentarios

Diego de Rivas -

A José María, le conozco yo. Muchas gracias Antón por tus crónicas y experiencias.

Ya nos dirás si en Suiza hay tanta nieve como en nuestro querido pirineo aragónes.

Es gratificante leer que Zaragoza, nuestro RZ, y Nadal son más conocidos y apreciados que los propios equipos helvéticos.

Saludos y que sigas disfrutando.

¡Si es que la cultura, y tus libros, son nuestros mejores embajadores!

Javier B. -

Me alegra que ahora los hijos de emigrantes en Ginebra conozcan Zaragoza, aunque sea de oídas por el equipo de fútbol. Hace veinte años en Ginebra un hijo de emigrantes gallegos de apenas diez años, al decirle que yo era español, me preguntó muy decidido si yo era de Vigo. Al decirle que no quiso adivinarlo a la primera y lo intentó con Coruña, Pontevedra, Lugo y Orense. Después de intentarlo con la remota León y obtener el no por respuesta se quedó desconcertado y un adulto le aconsejó que me preguntara de dónde era que así acabaríamos antes. Al hacerlo le dije que era de Zaragoza, y toda su respuesta fue "¡ah!". Jamás había oido ese lugar. Todavía no había marcado Nayim el gol que nos dio la Recopa.

Fernando -

Mucha Ginebra!..con este nombre de cuento medieval llegó el golpe de mar con el azulado mimbre de todas tus palabras...un abrazo.

Luisa -

Veo que la presentación fue muy bien y el resto estupendamente. Disfruta, pues.

ENRIQUE -

¡Pásalo muy bien (ya lo estás haciendo) en Ginebra! Princesas de piel blanca y bebidas de piel blanca al pronunciar su nombre...