ADELA MARTÍN Y "EL VIENTO DEL NORTE"
Adela Martín se consolida comocompositora con “El viento del norte”
En su quinto álbum, editado por Coda, la pianista rinde homenaje a Pilar Bayona
La pianista y compositora Adela Martín inició sus estudios de piano en Zaragoza a los seis años y ofreció su primer recital con catorce. Estudió en el Conservatorio de Zaragoza, y amplió sus estudios en Barcelona con dos grandes profesoras: Nati Cubells y la reconocida intérprete Eulalia Solé, discípulas de Alicia de Larrocha. Desde entonces su carrera ha ido creciendo y expandiéndose en una doble dirección: la de solista, que ha dado varias vueltas al mundo con su instrumento de cuerdas percutidas por 88 teclas, y la de profesora. Ha impartido clases en el Conservatorio de Joaquín Maya de Pamplona y en el Conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona, del que aún es titular. La crítica destaca de ella “su técnica depurada y su gran sensibilidad”. Adela Martín suele decir que cada recital es “un momento mágico de entrega y de comunicación entre la música y el público”.
La relación de Adela Martín con la ciudad que la vio formarse es absoluta. Suele grabar en la Sala Luis Galve y edita sus discos en Coda Out, el estudio de Paco Aguarod. Ahora acaba de aparecer su quinto céde, “Viento del norte”, que toma su nombre de una composición de Frédéric Chopin. Antes había publicado “Una de dos”, “Desde el silencio”, “El Mágico Paisaje” y “La nota azul”. El álbum, editado y masterizado también en Coda y diseñado por Fernando Lasheras, se abre con cuatro mazurcas del compositor romántico, y contiene piezas de José Luis Echechipía, Delfín Colomé y Jesús Echeverría, que había estrenado la pianista. Dos de las constantes de la labor de difusión musical de Adela Martín son el interés por dar a conocer la música española fuera de nuestras fronteras y su inclinación hacia el romanticismo.
Dice Carlos Varona en “Viento del norte”: “Lo más propio del universo de Adela Martín, tal vez sea el carácter íntimo y profundamente meditado de su forma de interpretar, la reflexión en los amplios silencios que entre nota y nota se respiran. Es una música concentrada, de ninguna mundanidad, ni por las piezas escogidas, ni por cómo las interpreta. Con este arte suyo, sobrio y vibrante, nos regala una audición que seduce y captura. Más que cristalinas, las notas son cristal... (...) de cristal de roca, sólido y resonante”. Montxo Armendáriz habla de “cómo el movimiento de tus dedos se transforma en armonías bañadas de colores, de sabores, de resonancias vividas en otros momentos, de deseos y esperanzas para que vengan mejores tiempos”.
Quizá la gran novedad de este trabajo sea la presencia mayoritaria de piezas escritas por Adela Martín: compone piezas de homenaje a la película “Obaba” de Montxo Armendáriz, autor de un breve texto de prólogo, a Ernesto Halfter, Jorge Oteiza, Joaquín Rodrigo y, entre otros, a la pianista Pilar Bayona (Zaragoza, 1897-1979), pieza que estrenó en el palacio de la Aljafería. “Viento del norte” tiene un carácter intimista, casi invernal, y con su sonido pulcro y envolvente parece evocar esas veladas íntimas que la autora ofrece en su casa de la montaña navarra donde vive, tal como recuerda José Luis Echechipía.
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Fernando -