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Antón Castro

LASTANOSA, LA PASIÓN DE SABER

LASTANOSA, LA PASIÓN DE SABER

Huesca ha dado personajes sorprendentes. Uno de los más extraordinarios es Vincencio Juan de Lastanosa (1607-1781). Aquel hombre de rostro encendido con fuego y cerezas encarna a un sabio del Barroco, a un coleccionista europeo de inagotable curiosidad, capaz de acumular maravillas, de importar para su ciudad los artefactos de la ciencia como sus dos anteojos (periscopios), y de alimentar a un círculo de eruditos que hablaban de lo divino, lo humano y lo utópico. En esa sociedad secreta de diletantes figuraban Baltasar Gracián (del que fue mecenas; el escritor le devolvió el favor y lo convirtió en el Salastano de sus textos), la abadesa Ana Abarca de Bolea, el latinista y poeta Salinas, los cronistas Uztarroz y Dormer, el extraordinario pintor Jusepe Martínez...

Lastanosa apenas salió de Huesca ni acudió a la Universidad (de la fue rector su hermano Juan Orencio), pero intercambió una correspondencia apasionante y libros con personajes como el clérigo de Toulouse Francisco Filhol, el conde de Guimerá, otro partidario de la pasión de saber, o el jesuita alemán Athanasius Kircher. Un hombre, tan poco dado a los heroísmos públicos, acudió a combatir al francés y estuvo a punto de morir durante una terrible peste. Su mujer Catalina Gastón murió, sobrecogida de espantos, tras su décimo tercer parto; él le rindió un conmovedor homenaje que tenía algo de arrebato de mala conciencia. El suyo fue un matrimonio de conveniencia, acordado entre su madre y su padrastro, progenitor a su vez de su joven esposa, y acabó de la manera posible una vez que se consolidó el amor.

Lastanosa poseyó riquezas de diversa condición: cuadros de Ribera y Caravaggio, algunos miles de libros, 10.000 monedas, una inusual colección de mapas, y unos jardines con una especie de laberinto con refugio y velador en el centro, y un embarcadero. No era exactamente un laberinto donde uno puede perderse, pero para alcanzar el solaz ideal había que deambular por un montón de senderos que se bifurcan. Su mundo se presenta en las salas de
la Diputación y en el palacio de Villahermosa, en Huesca. Carmen Morte y Carlos Garcés son los padrinos de un proyecto deslumbrante y rico en prodigios, como ese interminable cuerno de unicornio. O un maravilloso bodegón con flores que firmó Juan de Arellano y que pertenece a la colección de Félix Palacios. Si van a Huesca y no ven la doble exposición de Lastanosa no han visto cosa.   

3 comentarios

coach stores -

Cuando usted puede sentir las cosas que quieren sentirse capaces de decir lo que sientes cuando este es un momento muy feliz.

lastanosa anciano -

Ese Lastanosa era como Matusalén, según el artículo vivió del 1607 al 1781...
(perdón, no perdonamos una) :->

ENRIQUE -

Vuelvo a dar la lata, Anton: hasta cuando la exposicion de Lastanosa? Gracias.