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Antón Castro

DOS POEMAS DE LOCO AMOR DE JUAN RAMÓN

DOS POEMAS DE  LOCO AMOR DE JUAN RAMÓN

Compré el otro día el volumen “Libros de amor” (Linteo; 30 euros, nada menos. La edición, con fotografías y textos autógrafos, de José Antonio Expósito es primorosa) de Juan Ramón Jiménez, que acaso se haya convertido en el poeta que más admiro, aunque siempre he sido un constante lector de su obra. El libro  tiene una morbosidad añadida: es el conjunto de poemas más explícito de JRJ en cuanto a sexualidad, a consumación del deseo, a vivencia del sexo, carne con carne, muslo con muslo, con distintas mujeres, entre ellas  con la monja aragonesa  Pilar Ruberte. Y es, muy especialmente, un libro extraordinario: vibrante, sensual, exuberante, y posee esa gracia, esa hondura, esa facilidad y ese impudor tan propios del mejor Juan Ramón Jiménez. Copio dos poemas, de la sección “Lo feo”:


10
 
Impudicia es tu nombre mujer. Vienes a mí
Desnuda, palpitante, abierta de deseos
Sin una leve sombra de pudor, decidida,
En la propia lujuria de tu cuerpo moreno. 

Haces lo que te pido. Como una humilde esclava
Mirándome de frente, me muestras lo que quiero
Y ya en la ardiente proximidad de la carne
Me besas locamente, sin esperar mis besos...  

¡Mujer, mujer desnuda! ¿En qué rincón, en dónde,
tienes la permanencia loca de tu secreto?
Te lo he buscado en todas partes, te he recorrido
Todo... por todas partes... hasta el fin. No lo encuentro... 

26 

Cuando, después de amarnos, te coges el cabello
Desordenado, ¡cómo son de hermosos tus brazos!
Cual en un libro abierto, surge la letra negra
De tus axilas, fina, dulce, sobre lo blanco. 

Y en el gesto violento, se te abren los pechos,
Y los pezones, tantas veces  acariciados,
Parecen, desde lejos, más oscuros, más grandes...
El sexo se te esconde, más pequeño y más blando. 

¡Oh, qué desdoblamiento de cosas!                                                       
                                                         
Luego el traje
Lo torna todo al paisaje cotidiano,
Como una madriguera donde se ocultaran,
Lo mismo que culebras, pechos, muslos y brazos.

*La foto, tan sugestiva, tan bella, es de Eric Kellerman, de nuevo.

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