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Antón Castro

EL CUENTO DEL ARTISTA

EL CUENTO DEL ARTISTA

AUTORRETRATO CON MARCO

El hombre se preguntó: "¿Tienen casa los pintores?". Recorrió el estudio, se detuvo un instante ante un lienzo, regresó a la mesa y anotó en su Cuaderno de Creación: "La casa del artista es el cuadro". Entonces tomó un papel, un puñado de lápices de colores y unas tijeras, y comenzó dibujar. Cerró un instante los ojos como si tomase aire o concentrase en su cerebro todas las sensaciones. Empezó a imaginar texturas y formas, estados del alma: el color azul del cielo de las afueras que parecía multiplicarse a tumbos entre las nubes en forma de óvalo, el oro del sol cuando se esclarece la mañana, la atmósfera rosada, las huellas invisibles del tiempo sobre la pardusca tierra. Y luego, como casi siempre, recordó las máquinas. En realidad, recordó a su padre: mecánico de coches y de barcos y de submarinos, proyectista de cine, inventor de máquinas y fontanero en horas libres.

Colocó los tubos de plata, la sección o el alzado de un artilugio. Instaló el marco, la ventana o la puerta que debía franquear, y agregó un lecho pastoso de mar con flores silvestres, adormecidas bajo la espuma. Y después escribió: "Miradme. He aquí uno de mis posibles autorretratos, y también mi casa". A continuación se arrojó por la puerta, la ventana o el marco, y desapareció.

*Ésta es una pieza que escribí pensando en Sergio Abraín, tras conversar con él sobre su propia obra.
(Cada vez me resulta más fascinante el taller de Picasso: esta foto de David Duncan Douglas me parece maravillosa, emotiva, dice tantas cosas de la complicidad entre el pintor y su musa, entre Picasso y Jacqueline...)

2 comentarios

alvaro loins -

me parece facinante el mundo de la pintura..el mundo con las diferentes escalas, por menores...

recomiendo a leer, desde otro punto de vista que el amor de pareja, sino mas bien de el amor abuelo nieta.."picasso, mi abuelo", de la nieta de picasso, marina picasso.

Luisa -

Yo creo que hacía algo parecido de pequeña, cuando jugaba escondida debajo de la cama.
Precioso el relato, ¿pirandeliano? final, me sugiere. Un beso.