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Antón Castro

DÍAS DE NAVIDAD

DÍAS DE NAVIDAD   

Cuando llegan estos días, siempre abro algunos libros que invitan a pensar, a soñar y a sentir: son libros de poemas, de intuiciones y confidencias, de aforismos. Por pura casualidad, abro “Ironías” (Eclipsados, 2007) de un autor que desconozco, Ramón Eder, y me encuentro con esta nota: “Haber sido de niño el rey de la casa te convierte para siempre en un rey en el exilio”. La Navidad durante años fue la evidencia de una pérdida (de un territorio, de la proximidad de la familia, de una luz de mar) y solo deseaba encerrarme en una concha de caracol ensimismado, víctima de un dolor tan tornadizo e irreductible como la melancolía. Percibía un exilio llevadero, tamizado de añoranzas. Desde algunos años, me ocurre todo lo contrario: la Navidad es un tiempo de plenitud, de afirmación, de encuentro, un tiempo que tiene una temperatura especial, un tiempo sin tiempo en el que me apetece pasear, extraviarme, ir de tiendas, conversar, oír y contar historias, desafiar la hora de la cena. Incluso detecto un frío diferente que te pide abrigo, calor de hogar, anillo de tertulia junto a los tuyos. En Navidad siento más que nunca que en ningún lugar se está mejor en que en casa, cerca del ladrido de los perros, de las bicicletas, de los balones de fútbol de reglamento, de los periódicos atrasados. Hasta la gastronomía me parece más razonable. Sigo leyendo “Ironías” y descubro esta cita: “Los domingos son la eternidad en miniatura”. Yo cambiaría el sustantivo y diría: “La Navidad es la eternidad en miniatura”. En ella sientas a tu mesa y en el pozo de tu corazón a todos los que quieres: vivos, muertos y aparecidos.

*La foto "Carmen Peche" (1930) del fotógrafo Luis Ramón Marín.

2 comentarios

Angéline -

Qué bonito, Antón. Yo también creo que la navidad es la eternidad en miniatura. Y que el tiempo se detiene a ratos, como volviendo de un sueño. Te envío un abrazo grande y mullido. Y me apunto el nombre de Ramón Eder.

Blanca -

Precioso texto. Brillantes palabras.