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Antón Castro

EL REGRESO

EL REGRESO

He llegado a las seis y con la lluvia a Zaragoza. En Galicia no ha llovido ni un solo día: solo he visto el sol. En esta ocasión he leído muy poco en el viaje: algunos poemas de Xosé María Álvaréz Blázquez, una entrevista con Angels Barceló, una de mis locutoras predilectas, el artículo tan lúcido y sensato como malvado de Javier Marías, y el reportaje de Juan Cruz sobre Juan García Hortelano, que retrata a un hombre bondadoso e irónico, de salidas ocurrentes, capaz de disfrazarse de taxista para asistir a la boda de Jesús Aguirre. Una de las anécdotas más graciosas pertenecía a Carlos Barral: cuando lo fue a buscar al aeropuerto o a la estación, no recuerdo ahora, pensó que le habían dado el premio Formentor a “un número de la Guardia Civil”. 

Por cierto, una de las cosas más abstrusas e incomprensibles que he leído ha sido la entrevista-reportaje en ABCD de Antonio García Berrio a José Manuel Broto. Por puro morbo y quizá por masoquismo, y por cariño sincero a José Manuel Broto, llegué hasta el final. Es uno de los ejercicios más enrevesados e incomprensibles que he leído jamás sobre arte contemporáneo. Lo que más me deslumbraba era que Broto parecía seguir el razonamiento de García Berrio, que, a juzgar por los términos que usa y por lo bien que dialoga con sus altísimos pensamientos eruditos, debe ser una absoluta eminencia… 

Ya en casa, tenía sobre la mesa el libro España (DVD) de Manuel Vilas, que se presenta esta semana en la FNAC, de la mano del historiador Ignacio Peiró y del poeta y librero David Mayor. Tiene un montón de destellos de originalidad y provocación, pero me he quedado especialmente con uno: la divertida vindicación de Luciano Gracia Bailo, poeta e impresor, que no alcanzó la gloria en vida, a pesar de haber escrito “Hablan los días” y “Creciendo en soledad”, y en cambio la logrará después de muerto en un invisible reino de la poesía, donde dirigirá una revista en la que todos quieren colaborar. Y lo más curioso es que todos, todos, desde Borges a Dámaso Alonso, Jorge Guillén o Luis Cernuda, son auténticos expertos en la obra de Luciano Gracia, que encarnó en vida al poeta obrero que pugnaba, como casi todos los poetas, con la sensación de fracaso.    

*Juan García Hortelano cuenta con una excelente página web. De ella he extraído esta foto que alude al premio Formentor que recibió, de manos de Jaime Salinas y de Carlos Barral, por su novela "Nuevas amistades" en 1962.

1 comentario

Blanca -

Bienvenido de nuevo a casa... ;)