SIMPLEMENTE, MUJERES DE ACCIÓN
Empezaré hablando de Ellen Barkin, esa actriz norteamericana que interpretó “Vida de este chico” y “Melodía de seducción”, porque es una de las criaturas colaterales de “Sólo de lo perdido” (Destino) de Carlos Castán, el volumen de relatos que se presentaba el pasado jueves en Zaragoza: le recuerda al protagonista de “El aire que me espía” a una de esas novias más o menos fatales que van y vienen por el libro. La actriz neoyorquina, nacida en el Bronx en 1954, tiene los pecaminosos ojos de quien arde en deseo y en violenta fragilidad. La protagonista de “El verano y la noche”, una fumadora impenitente y separada, también podría ser Ellen Barkin: luce su desgarro, su hermosura labrada con experiencia y peligro, y es capaz de adiestrar a un joven hambriento, noche tras noche, en los secretos del sexo. El paraje que los acoge bien podría ser un lugar del Prepirineo, aunque “no pasaba de ser un paisaje vulgar de matorrales y de monte bajo”.
Resulta completamente distinto el prado de Plan donde suceden los amores de Pilar y Joaquina, en el relato chistabino “Santamaría” (Instituto de Estudios Altoraragoneses, 2007. En esta colección se publicó también “El aire que me espía”) de Nieus-Luzía Dueso Lascorz, que se presenta en edición bilingüe. La pieza es una narración idílica entre los dos jóvenes, en un ambiente campesino, en el que se habla de la siega, de la malla, de jornales, de las faenas del trigo y de las aguas. “Santamaría era el sitio de Plan donde, casi sin querer, había transformado su vida en un canto al porvenir, que se abría, para ellos, en plena juventud”, dice Nieus Luzía.
Un escenario renovado, animado por la pátina del tiempo y los ecos inolvidables, es el Teatro Olimpia: fue reinaugurado con la presencia de Teresa Berganza, quizá la “Carmen” ideal de la ópera. Berganza ha recordado su paso por el Casino de Huesca, sus veraneos en el balneario de Panticosa, su amistad con Maria Callas. Le sucedió una anécdota preciosa en el Olimpia. Tras el concierto, buscó un lugar para acomodarse; se encontró con una joven empleada del teatro que le contó que jamás había oído un concierto de ópera y que ahora, tras su recital, tenía la piel de gallina. Las dos se sentaron en la escalera y compartieron su emoción entre lágrimas. Dentro de unos días, también actuará en Huesca una excepcional soprano: Ainhoa Arteta. Es una mujer apasionada; tras su ruptura con el tenor Dwayne Croft cayó en un hondo estado de depresión, y se quedó prácticamente sin voz. Gracias a su maestra Ruth Falcón ha recuperado la confianza y dicen que canta mejor que nunca.
El pasado jueves, dentro de una gira con la Orquesta de Cadaqués, dirigida por sir Neville Marriner, actuó en Zaragoza con María Eugenia Boix, una soprano lírica ligera de Monzón, de 25 años, que ganó hace casi un año la beca Montserrat Caballé-Bernabé Martí, que convoca Ibercaja. María Eugenia estudia en Salamanca, pero siempre recuerda que se inició como jotera y en la coral montisonense, con la que siempre quiere cantar. Es soprano de la formación Ensemble XXI, con la que ha grabado dos discos: “Retratos del mar” y “El bosque encantado”. Su último proyecto es un disco de poemas del poeta cordobés Ricardo Molina (1917-1968), fundador del grupo “Cántico”. Posee una preciosa e intensa voz.
Mapi Rivera es de sobras conocida en Huesca. Hace algo menos de un año también ganaba la beca Fundación Norte, dotada con 18.000 euros, con el proyecto “El agua y la tierra originales. La sostenibilidad de la imagen”, que ahora se exhibe en IV Espacio, en la Plaza de España de Zaragoza. Desarrolla una idea en torno al cuerpo, al útero, el barro (la tierra) y la foto (la luz), pero también hay esculturas, vídeos. Ha trabajado con el fotógrafo Ramón Casanova y con el ceramista Javier Egea en un lugar tan impactante como en la cantera de Oliete. Se trata del mejor y más ambicioso trabajo de Mapi Rivera, una propuesta de luminosa belleza, tal como se manifiesta en la muestra, pero aún más en el espléndido catálogo.
*Este texto apareció el pasado sábado en Heraldo de Aragón de Huesca. La foto de Mapi Rivera la ha tomado Ramón Casanova.
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