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Antón Castro

RAINER MARÍA RILKE: UN POEMA DE AMOR

RAINER MARÍA RILKE: UN POEMA DE AMOR

Me llegó ayer uno de esos extraordinarios libros que publica Sergio Gaspar, en su sello DVD. Estuve el pasado fin de semana en Albarracín y leí algunos de los poemas del príncipe y poeta Ibn Razin, al que él (a él, a su ámbito, a la magia de Albarracín) le dedicó un delicadísimo poemario. Se trata de Poemas a la noche y otra poesía póstuma y dispersa de Rainer María Rilke, en edición bilingüe de Juan Andrés García Román.

Rilke fue, durante muchos años, uno de mis autores favoritos: lo leía y lo releía del derecho y del revés, coleccionaba todos sus libros y ediciones, sus biografías. Cuando llegué a Zaragoza encontré aquella monografía que le dedicó Jaime Ferreiro Alemparte sobre su estancia en Ronda. Compre varios ejemplares y los iba regalando a la cofradía de amigos de Rilke que había en Galicia: se llamaban Poetas del mar y de la escena, estaban vinculados a una compañía teatral de A Coruña y eran todos modernos y muy promiscuos. El líder era un tal Simón, Simón Aguirre, que tenía una novia morena y salerosa que se había cambiado el nombre de Ana Quente por Amalia Ferreira. Le pareció menos provocador. Era ella, en un café de la calle de Los Olmos, la que recitaba a Rilke. Primero en castellano y luego en alemán y francés. Un día recibió una mala crítica de un oyente, y abandonó para siempre la interpretación, y se convirtió en representante de artistas y en productora teatral. 
 

Hoy voy a estar casi todo el día fuera de casa. Y no quería irme sin dejar aquí algunos versos: 

[MUNDO HABÍA EN EL ROSTRO DE LA AMADA] 

Mundo había en el rostro de la amada,
pero se ha desbordado de repente
y el mundo está ahora fuera; el mundo es inasible. 

Por qué no lo bebí vertiéndolo de lo alto
desde el completo rostro, desde el amado rostro:
mundo que estaba cerca de mi boca,

perfumado. Y bebí. Cómo bebí insaciable.
Mas yo también de mundo me llené demasiado,
yo mismo que bebía me desbordé. 

Ragaz, julio de 1924

*Cuelgo aquí esta foto de Nastassja Kinski de Richard Avedon y se la dedicó al fotógrafo Guillermo Mestre que, casi todos los días, se asoma a este blog.

2 comentarios

juan andrés -

muchísimas gracias amigo Antón, en efecto el mérito es tan sólo muy a medias mío, tú lo dices: uno de esos maravillosos libros que publica Sergio Gaspar.
Espero que mi traducción pueda seguir esa estela que Sergio imprime a su coleción. Ahora veo aspectos mejorables pero es que los textos tienen esa virtud: son infinitos: no tienen origen ni llegada...
excepto cuando algún alma humana... excepto cuando algún alma humana... entonces sí, entonces se realiza el milagro, entonces, cernudianamente hablando, "mis sueños y deseos tendrán razón al fin y habré vivido..."

Guillermo Mestre -

Gracias Anton. Un abrazo.