Blogia
Antón Castro

SÁNCHEZ VIDAL Y EL INGENIERO DE LOS INCAS

SÁNCHEZ VIDAL Y EL INGENIERO DE LOS INCAS

Agustín Sánchez Vidal es un trabajador incansable. Editó la narrativa de Joaquín Costa, a Miguel Hernández, tradujo a Simon & Garfunkel y a Los Beatles, estudió del derecho y del revés a todos los cineastas aragoneses(Borau, Florián Rey, Luis Buñuel, Segundo de Chomón, los Jimeno…), se convirtió en uno de los grandes especialistas del universo de Luis Buñuel y de la creación infinita de Salvador Dalí. Con el paso del tiempo, se ha transformado en un prodigioso intérprete de imágenes, y en su extensa bibliografía de más de medio centenar de libros hay títulos inolvidables como “Sol y sombra”, donde igual glosa a Alejandro Finisterre, el poeta y editor que inventó el futbolín, que a Darwin o los mares del sur de Stevenson. Tuvo la paciencia de documentar y analizar la cartelera de los cines en Zaragoza en dos volúmenes imprescindibles, “El siglo de la luz”. Es difícil hallar en Aragón a alguien que haya trabajado así y con tanto talento. Y no contento con los medios audiovisuales, ha dado el paso a la narrativa: durante casi una década armó, desarmó y volvió a tejer las dos historias de “La llave maestra” (2005), sobre las lenguas de Babel, los códigos genéticos y la huella de los judíos de Toledo. Ahora, en otro salto al vacío, se ha trasladado a la España y al Perú de los siglos XVI y XVIII con “Nudo de sangre” (Espasa. Premio Primavera), una novela llena de libros, de aventuras de capa y espada, de mar, de espionaje y de misterio, de amores imposibles y de otras historias entretejidas con sensibilidad, erudición y pasión por el arte de narrar. Sánchez Vidal nos acerca al mito del tesoro de los Incas, y quien debe encontrarlo –empujado por otros, empujado por la propia historia de su familia y sus antepasados, empujado por la princesa inca Umina- es un ingeniero que trabaja en Torrero en el Canal Imperial de Aragón: Sebastián de Fonseca.

*Autorretrato de Martín Chambi (1891-1973) en Wayna Picchu, 1943. Agustín, entre otras, se interesó mucho por este extraordinario fotógrafo de Cuzco y manejó sus fotos para documentar la acción de su estupenda novela.

 

 

0 comentarios