VICENTE GALLEGO: VOCACIÓN DE ALTURA
Hace unos días, en Benasque, con Carlos Marzal y otros muchos amigos, conocí al poeta y narrador Vicente Gallego, a quien había leído en varias ocasiones e incluso le había oído hablar en la radio como raro más o menos rarísimo de las letras al ser “el poeta del vertedero”, cosa de la que él se ríe. Pero bueno, por esa extravagancia real, la poesía ha estado algo más presente aquí y allá cuando Vicente, divertido y afable, nada engolado e incluso un formidable bailarín de medianoche, ganó el premio Loewe con “Santa deriva”, publicado por Visor.
Ayer, recibí un sobre de Vicente con dos pequeñas joyas: el relato “La sombra de Mamá” (publicado en Los Papeles de Iria Flavia) y una antología de la Fundación March, en la colección Poética y Poesía, de la que no tenía ningún ejemplar de la serie. Es una estupenda colección que coordina Antonio Gallego. Me encanta la gran labor cultural que hace la Fundación, con Javier Goñi, zaragozano trasvasado a Madrid y gran seguidor de Miguel Labordeta, como jefe de comunicación. En la dedicatoria, dice Vicente: "... vayan estas dos líneas y versos para celebrar tan grato y diveritdo encuentro. Lo pasé teta, y sin tocarlas..." De entre los textos que hay ahí, de gran calidad, de una exquisitez lírica incomparable, me ha gustado especialmente esta:
VOCACIÓN DE ALTURA
No persigue en su vuelo esta paloma
redención ni saberes: esclarecida vive
sin noticia o temor de su destino,
grácil boga en el aire y es el aire,
esforzado ejercicio transparente de fe
en la mañana mía.
En la mañana mía esta paloma
es deseo de altura, salvación por el ojo
que celebra ese gesto de fortaleza regia
desde su cuenca angosta.
Vuelan las aves
como si nunca hubieran de morir,
como si hubieran muerto y en la paz
de algún lago de luz erraran firmes.
Ah, si fuera la muerte,
todo el espacio enorme de la muerte,
un vuelo poderoso y desatado
en la cumbre feliz del eterno día.
*La foto es del fotógrafo mexicano Nacho López.
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Niggerman -