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Antón Castro

MARILYN MONROE, POR MÓNICA GUTIÉRREZ SANCHO

MARILYN MONROE, POR MÓNICA GUTIÉRREZ SANCHO

[Hace unos días, Mónica Gutiérrez Sancho, que está logrando una gran acogida con su primera y estupenda novela, escribía un precioso artículo sobre Marilyn Monroe. Hacía unos días que no visitaba su blog, ayer me lo envió,y aquí lo cuelgo.]

 

Entre los cientos de fotografías, posters de conciertos, algunos con el trozo de pintura de la pared donde había descansado pegado todavía en sus espaldas, postales que me enviaban en todos los viajes, fotos de juergas; siempre, por más que se acumularan Calamaro, The Doors, Los Ramones, siempre hubo un lugar para ella, para: Marilyn.

 

Desde niña me encantaba. Me parecía una mujer extremadamente triste a pesar de su eterna sonrisa. Luego algo más mayor y después de haber hojeado, más que leído, unas cuantas de esas biografías que le han dedicado, supe que se debía a no saber si era tan tonta como decían unos, o tan inteligente como afirmaban otros. La transformaron respaldados por el inevitable silencio del que no puede hablar para confirmar o negar los hechos, en una mujer fascinante. Al fin y al cabo así es como se gestan los mitos. Todo leyenda y poca realidad.


No soy mitómana. Nunca lo he sido. Aunque sí es cierto que con los años puedo decir que la adoro. No se muy bien por qué. No siempre se sabe todo.



Marilyn es la personificación de la sensualidad y sexualidad. Nadie ha irradiado tanta como ella. Nunca. Otras le ganaron en glamour, en elegancia, pero en sensualidad ninguna pudo con la rubia del vestido blanco, con ese aire que recorrió con descaro sus piernas levantando los pliegues de una falda de vuelo y no nos contó todo lo que vio esa noche.


Cuesta no imaginarla con Frank Sinatra entre partidas de póquer, gritos y noches de alcohol, lujuria y peleas. Eso no hace falta que lo cuenten los biógrafos. Yo la veo así, discutiendo con él. Y seguro que luego haciendo pucheros. Por qué no.


No habría sabido envejecer bien. Seguramente habría llevado mal el paso de la edad. Las modas no le habrían beneficiado. Los ochenta, con sus brillos y su estética hortera probablemente habrían destrozado su imagen. O no. Quizá era demasiado lista para eso y nos habría sorprendido a todos, como hizo siempre.



No sé si le obsesionaba la locura de su madre, ese horrible temor a que fuera hereditaria y padecerla ella, lo que le llevaba a vivir en una atracción de feria continua, que no para de subir y bajar, aunque no pagues el viaje. Si era extremadamente sensible, o era esa mala mujer... Si padecía esas horribles jaquecas. Si era tan inestable y pésima actriz como cuentan entre bastidores, y sus escenas había que repetirlas cientos de veces.


Ni tan siquiera sé si es cierto eso de que odiaba las despedidas. Decir adiós.
Si arañáramos, como arañaba yo en las paredes para arrancar ese póster del concierto que acaba de escuchar, seguramente encontraríamos tras varias capas un poco de todo.
Yo con su permiso y el de ustedes me quedo con la genial actriz de: “Con faldas y a lo loco”. Con esa cría, Norma Jaen, que quiso dejar la pantomima de vida de cateta de pueblo que le había tocado en gracia y se plantó cara a sí misma, para reinventarse probablemente mejor de lo que lo ha hecho nunca nadie.


Me quedo con su sensibilidad para enamorar a alguien tan grande como Arthur Miller. Su erotismo para enganchar a Sinatra. Su sonrisa y su mirada, con ese aire de inocencia que nadie se creía, pero que a todos atrapaba. Y atrapa.


Me quedo con eso de ella, como me quedo con todo lo bueno de los tres años que cumple el blog esta noche, lo mejor, lo que me da la gana.
Pero hoy es ella la protagonista. Inimitable Marilyn.

 

[Para Antón, y su particular colección de mujeres inolvidables.]

3 comentarios

Mar -

Esto es una respuesta para Susana Pardo, que pidio informacion sobre algun familiar de Juanito Pardo.Hola soy sobrina nieta del insigne autor y te ofrezco mi direccion hotmail,para que nos pongamos en contacto gustosamente. flordethe@hotmail.com GRACIAS Mar D. Pardo






patricia esteban erles -

Colecciono postales de esta rubia de vainilla desde hace muchos años. Gracias a Mónica por la semblanza, un abrazo. Patro.

Rafael Castillejo -

No conozco a Mónica pero me gustaría. Sencillamente, porque quien habla así de Marilyn, tiene todo mi respeto.