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Antón Castro

JUAN RAMÓN, SUS NOVIAS MONJAS Y ARAGÓN

JUAN RAMÓN, SUS NOVIAS MONJAS Y ARAGÓN

 

50 AÑOS DE LA MUERTE DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ / 2

 

Juan Ramón Jiménez (1881-1958) es un poeta excepcional con mito propio que hizo de la literatura una pasión, un destino. Para muchos fue, antes que el poeta excelso o el hombre que encarnó la intuición deslumbrante, la pureza y la inspiración, un tipo extravagante y raro, irascible, maniático y muy dado a la polémica. Fue él mismo quien se definió con mayor exactitud: "Mi vida toda es Poesía. No soy un literato, soy un poeta que realiza el sueño de su vida. Para mí no existe más que la Belleza". Y en él Belleza quería decir experiencia ética y estética, asimilación de una rica y plural tradición, imaginación y compromiso. Para muchos, Juan Ramón Jiménez fue el poeta solitario y aislado de su sociedad, el escritor que se guarece en la torre de marfil. Y sin embargo, escribió incesantemente de los otros: escribió poemas y retratos, tradujo, acumuló correspondencia, dio conferencias, mantuvo encuentros con escolares, grabó textos y acaudilló proyectos de edición.

El Trienio 2006-2008

Entre 2006 y 2008 se celebra el Trienio Juan Ramón Jiménez-Zenobia Camprubí Aimar. Zenobia, su musa, su compañera, su esposa, su enfermera, su colaboradora, murió en 1956, unos días antes de que Juan Ramón Jiménez ganase el Premio Nobel. En 1958, fallecía el poeta, que se había exiliado durante la Guerra Civil en Nueva York y finalmente en Puerto Rico. Para este Trienio se han concebido multitud de proyectos: exposiciones (la Residencia de Estudiantes acogió la muestra " Juan Ramón Jiménez. Premio Nobel 1956", comisariada por Javier Blasco y Antonio Piedra; quer también se trasladó al convento de Santa Clara en Moguer), congresos, publicaciones de toda índole y un magno proyecto editorial que consiste en la publicación de 48 volúmenes con las "Obras completas". Ese proyecto, del que ya han aparecido varios libros con el característico y elegante perejil de JRJ, será ordenado y dirigido por Francisco Silvera y el ya citado Javier Blasco (Luesia, Zaragoza, 1954), que realizó su tesis doctoral sobre el autor de "Animal de fondo", publicada con el título de "La poética de Juan Ramón Jiménez" (Valladolid, 1981). Javier Blasco combina sus estudios juanramonianos con su gran conocimiento de Cervantes (a él se le debe la teoría de que el impostor Avellaneda es fray Baltasar de Navarrete). Es una figura clave en esta conmemoración, en la que participan la editorial Visor, la Fundación Jorge Guillén, la Diputación de Huelva y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC). Sin embargo, los vínculos de Juan Ramón Jiménez con Aragón son muy extensos.

De temperamento romántico y sensualidad exacerbada, tuvo varias novias. Algunos de sus nombres son Blanca Hernández-Pinzón, Pepita Gonzalo ("sus ojos eran de un verde claro y redondo"), Rosalina Brau y, entre otras, Eloísa de Córdova. A esta joven, como recuerda el zaragozano Ignacio Prat en un libro póstumo y memorable, "El muchacho despatriado. Juan Ramón Jiménez en Francia (1901)" (Taurus, 1986), la conoció en mayo de 1900 -Javier Blasco nos apunta que "también podría haber sido en el año anterior"- en Alhama de Aragón. Juan Ramón Jiménez se había trasladado al balneario con su madre Purificación, "una agüista muy veterana", y su hermana Victoria. Se instalaron en el hotel Termas, y el poeta se quedó hechizado por aquellos parajes melancólicos y suntuosos. Dice Prat: "Le impresionaron, aparte de los edificios balnearios, de mucho mérito y carácter, los llamados ’Baños del Rey’, junto a la fachada izquierda del Hotel Termas, con su pabellón morisco, sus manantiales ocultos entre rocallas y su vegetación sombría, y, en especial, el gran lago navegable, de 28.000 metros cuadrados, con sus embarcaderos ocultos entre malezas, sus puentecillos rústicos y sus islas artificiales con quioscos tapizados de hiedras". Aunque lo que más le fascinó fue aquella muchacha inquieta y lectora: Eloísa, "paseaban por los jardines próximos al Casino y por la larga senda que unía el balneario con la estación de ferrocarril". Un día ella le pidió que le hiciera una canción a un par de niñas que andaban por allí. A Eloísa, que falleció a principios de los años 20, le dedicó otros textos.

Las novias monjas aragonesas

Durante su convalecencia en el Sanatorio del Rosario de Madrid, que él bautizó como "Sanatorio del retraído", se enamoró de varias hermanas monjas como Amalia Murillo y la aragonesa Pilar Ruberte. Escribe Prat: "Existen numerosos testimonios de la pasión amorosa que JRJ sintió por la hermana Pilar Ruberte, a quien dedicó ’Recuerdos sentimentales’, la tercera parte de su cuarto libro ’Arias tristes’. En su vejez el poeta no recordaba el lugar de nacimiento de la hermana Pilar, y dudaba (según dos manuscritos inéditos de Río Piedras), entre Calatayud y Magallón". Pilar fue bautizada por el poeta como "Mi Venus de Milo", y fue ella, y acaso Amalia Murillo (Sariñena, 1873- Zaragoza, 1921), la que le llevó a decir: "Yo que no soy de Aragón, llevo hace tiempo en mi alma un aire melancólico de jota. Y se me aparece, al oírlo, un campo lejano, un sol poniente, con ríos y casitas que van quedando en silencio y en sombra, mientras se vuelve violenta la tarde y se alejan temblando las esquilas". Prat recuerda que JRJ mandó unas letras de jota a un concurso que se convocó en Calatayud. Javier Blasco nos remite uno de los textos: "Para siempre la Dolores // Murió clavada en la cruz; // Nos preguntes más por ella // Si vas a Calatayud". Y en "Con el carbón al sol" escribe: "En la brisa fresca y fina de esta tarde de lluvia, llega sollozando un aire antiguo de jota. Suena una copla muy triste para mí: Zaragoza es un rosal // Que ha nacido en Aragón, // Y la Virgen del Pilar // es su capullo mejor". Ya hemos citado un par de veces el nombre de Amalia Murillo. Con ella los amores "fueron los más sonados". Debieron causar tanto escándalo que la superiora -que era objeto de chanzas y burlas por parte del poeta y las hermanas- la "desterró" lejos del convento sin previo aviso. Amalia tenía 20 años.


Juan Ramón Jiménez recordaría que "yo le hacía el amor a las hermanas. El hecho era así. La Madre superiora, con gran escándalo de la comunidad, se enamoró de mí y venía constantemente a mis habitaciones (un dormitorio y una salita)". La madre superiora tenía cuarenta años, no era "cincuentona" como escribiría JRJ, había nacido en Mallén en 1861 y en 1907 ingresó en un convento de clausura. Otra hermana, Filomena, a la que intentó seducir, señala Prat, "murió el 18 de noviembre de 1942 en la Facultad de Medicina de Zaragoza ’donde practicó la caridad la mayor parte de su vida".

En otros textos, Juan Ramón Jiménez alude a los Pirineos. En ’Recuerdos olvidados’ redactó: "El enjambre de mariposas blancas sobre el agua en sombra en los Pirineos. La mañana". En otro lugar habla de Panticosa. Javier Blasco explica que el poeta "cita Sallent de Gállego, a donde viajó en 1901 desde Burdeos para encontrarse con su médico moguereño, el doctor Almonte, que se encontraba en el balneario de Panticosa". En "Melancolía" incorporó un "Anochecer en los Pirineos", aludía a Laruns, tramo de un viaje a Francia en 1910 o 1911. Años después, Luis Buñuel se encontró con JRJ en la Residencia de Estudiantes. Y en alianza burlesca y satírica con Salvador Dalí arremetieron contra su "Platero y yo". Pepín Bello fue más condescendiente, y habló de su rareza sin que llegase la sangre al río. Juan Ramón Jiménez situó al zaragozano Benjamín Jarnés entre los "Españoles de tres mundos" y le dedicó en 1934 un retrato en el cual alude a "la risueña voluntad, el sobrenadador optimismo de este juglaresco Benjamín Jarnés". Años después, Alfredo Castellón llevaría al cine "Platero y yo" y, entre otros, el joven investigador Rafael Alarcón Sierra publicaría una biografía suya en Espasa Calpe en 2003.

1 comentario

May -

Un trabajo exhaustivo, preciso y precioso,Antón. No sabía que compuso letras de jota; esas dos cuartetas son una joya.Ignacio Prat, Javier Blasco, Antón Castro: gracias.