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Antón Castro

EL ALACRÁN Y EL PRENDEDOR DE ORO, POR CAVIA

EL ALACRÁN Y EL PRENDEDOR DE ORO, POR CAVIA

 

[María Angulo Egea y María del Rosario Leal Bonmatí han publicado la edición crítica de Azotes y galeras de Mariano de Cavia (Zaragoza, 1855-Madrid, 1920). En El mundo, dos estupendos periodistas como Javier Figuero (experto en Albert Camus en España, estudioso de La Bella Otero) y Carlos García Santa Cecilia (el mayor conocedor de la presencia de Joyce en España), recordaban al periodista zaragozano, culto y cáustico, y glosaban este bello cuento que contó Cavia en El Imparcial.]

 

 Mariano de Cavia cuenta un cuento en el diario El Imparcial: un buhonero pobre, acuciado por la necesidad, acude ante la imagen milagrosa de un fraile y le pide 500 duros prestados. El fraile se apiada de él, pero no le da dinero, sino un alacrán envuelto en un paquete. Le dice que tenga fe y que vaya a casa del prestamista.

El buhonero confía en la palabra del clérigo y le entrega ciegamente el paquete al usurero, quien, al abrirlo, queda fascinado al contemplar un hermoso prendedor de oro y esmeraldas. Por supuesto, vale mucho más, y el usurero le ofrece una cantidad fabulosa, pero el buhonero se conforma con los 500 duros que había solicitado.

Cuando sale de la pobreza, recupera la joya y se la devuelve al fraile, quien desenvuelve el paquete. Surge de nuevo el alacrán y el fraile le dice: «Animalito, sigue tu camino».

 

El escritor saca de la historia la siguiente moraleja: «Acéptese valerosamente el alacrán y pecho al agua. Su explotación codiciosa y pérfida -nociva y mortífera al final- se queda para el prestamista yanqui del siglo XIX».

 

[Si prescindimos de la moraleja, podría ser un cuento del Conde Lucanor o de Borges. Un estupendo cuento fantástico.]

 

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