LA NOCHE DE GARRAPINILLOS Y LA FRESCA
Hace muchos años, tras una visita accidental
a Garrapinillos, soñé que iba a vivir aquí,
a pleno sol y en contacto con la naturaleza.
Había venido a la piscina con dos amigos
y agotamos toda la tarde jugando al tenis.
Garrapinillos me pareció un lugar casi salvaje,
como una inmensa floresta virginal
serpenteada de canales de riego y de árboles frutales.
Alargabas la mano y cogías un alberge o una breva.
Alargabas la mano en medio del campo
y se te llenaba el sombrero de nísperos de oro,
de diminutas y rojizas ciruelas de miel.
Alargabas la mano y se te llenaban los ojos de brisa.
Cuando cayó la tarde tuve la sensación
de estar en otro mundo, más allá de Zaragoza,
más allá del Canal Imperial y entre los árboles:
en un paraíso cercano donde la gente
tomaba posiciones para charlar a la fresca.
Muchos años después, en la calle Perera Larrosa,
oí decir: “Si hubiera cielo tendría que parecerse
a esto. ¿Qué sería de nosotras sin cháchara?”
*Así captó José Antonio Melendo a la Unión Musical de Garrapinillos, que dirige Juan Carlos Roldán, en la plaza de Santa Cruz.
2 comentarios
carlos -
Eres de Garrapinillos?
Estoy buscando información sobre la casa de acogida de niños de Garrapinillos. Sabes algún sitio web?
Blanca -