UN RELATO DE LUIS RABANAQUE
El Falcón Verde
Cuando Rogelio Rosenberg giró sin resuello por la esquina de Corrientes con Uruguay tenía la absoluta certeza de que el Falcón Verde que arrancó segundos después de que saliera de la cafetería “La Giralda”, le iba a dar alcance no más allá de 20 metros. Esa convicción la sostenía, sin dejar el menor resquicio a la duda, el intenso olor a gomas quemadas y el estridente chillido de las ruedas del Falcón al frenar para acometer el giro de la calle (por no citar que justo en el momento de la arrancada había perdido el zapato del pie derecho). En ese instante no esperaba de forma alguna que una tapa de alcantarilla, que los obreros de la Compañía Nacional de la Electricidad estaban sustituyendo por una de Eléctricas Italo – Españolas, se hallara apoyada en el escalón de la acera dejando un agujero en el centro de la vereda justo de 72 centímetros y 32 milímetros de diámetro. Y por supuesto, mientras caía desconcertado desde una altura de algo más de 6 metros, de ningún modo podía imaginar que el coche se disponía a girar trescientos metros más allá a la izquierda (por Bartolome Mitre), para llegar a tiempo de ver el Argentina – Perú en casa del “Gordo” Núñez, único integrante del comando que tenía televisión a día 21 de Junio de 1978.
[El actor y fotógrafo Luis Rabanaque también es escritor de cuentos. Me ha remitido tres, dos de ellos mucho más largos; éste es el más breve y se centra en el fútbol y en su pasión por Buenos Aires. La foto es de la selección argentina que ganó el Mundial. Solían jugar: Fillol; Olguín, Galván, Pasarella, Tarantini; Gallego, Ardiles, Mario Kempes; Bertoni, Luque y Ortiz. De reservas, entre otros, estaban René Houseman y Beto Alonso.]
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