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Antón Castro

CARTA A LOS MAESTROS DE MARIANO CORONAS

CARTA A LOS MAESTROS DE MARIANO CORONAS

[Víctor Juan, ese gran abogado de la enseñanza, el poeta dulce de la pedagogía, recoge en su blog este texto de otro apasionado de su oficio, Mariano Coronas. Cuando era joven me imaginaba que algún día sería profesor. Ya no lo seré nunca evidentemente, pero siempre me queda la profunda y sincera admiración por quienes enseñan con entusiasmo, inteligencia, respeto y pasión. Cada vez que voy a un colegio, a un instituto, a los dos minutos ya sé, por lo regular,  ante qué tipo de profesor me encuentro.]

 

 

Huesca, 17 de diciembre de 2003

Maestra, maestro:

Has elegido un oficio que comporta una importante implicación afectiva y que entronca con tu emotividad y con tus sentimientos más profundos. No hace falta que te diga que si echamos la vista atrás, solemos recordar solamente a aquellos maestros y maestras que se entregaron a su trabajo con decidida ilusión y nos regalaron una buena parte de sus energías; personas que pusieron a nuestro servicio dosis adecuadas de paciencia, imaginación, honestidad y cariño...

Por eso, a medida que pasen los años, irás notando una merma progresiva y razonable de tu fuerza, de tu esencia; será la señal clara de haberte entregado a un apasionante trabajo. Compartir tantos días de tu vida con la población más joven, la que tiene más ganas de aprender, la que mira con ojos claros e incrédulos, pero llenos de curiosidad es -digas lo que digas- un privilegio que tenemos los maestros y maestras.

No te empeñes en enseñar todo el tiempo; procura no perder ninguna oportunidad de aprender, porque si los niños y niñas notan que tú también aprendes, ellos y ellas también querrán hacerlo.

Aunque no sea del todo suficiente, creo que lo adecuado será que con tu trabajo y tu dedicación a los niños y niñas les muestres que aprender es una interminable Aventura; los lleves de la mano a la Biblioteca; mantengas renovada su Curiosidad; siembres de vez en cuando el camino de Dudas; les permitas Equivocarse; les digas que cada cual tiene un sitio en el Futuro; generes en su voluntad el Gusto por aprender; salpiques el día a día con gotas de Humor; no dejes de estimular su Imaginación; compartas algún rato sus Juegos; les acaricies con tu voz regalándoles una Lectura diaria; les ayudes a entender que una buena visión es el resultado de muchas Miradas; fomentes en ellos actitudes de defensa de la Naturaleza; los alejes con delicadeza de la Ñoñeria; les animes a aprender poniendo cerco a la ignorancia y al Olvido; les muestres la necesidad de formular cientos de Por Qué; les ayudes a ordenar sus Recuerdos; contribuyas a perfilar su Sensibilidad; les acompañes en el descubrimiento del Trabajo; les informes de la existencia de múltiples Universos; les ayudes a sentirse Valiosos; dejes que los eXamine la vida; los convenzas de que ningún Yermo, por desolado que parezca, debe quedar sin cultivar y evites las Zancadillas, porque nunca ayudaron a caminar...

y te preguntarás que dónde están los pequeños o grandes jirones desgajados de tu esencia... Por si no lo sabías, estarán adheridos al corazón y a la piel de cada niña, de cada niño de los que contigo compartieron mañanas luminosas, tardes soleadas, horizontes diáfanos, días enteros en los que no levantó la niebla... Ahí quedarán, felizmente diluidos, algunos fragmentos muy significativos de tu vida.

Mariano Coronas Cabrero -Maestro de Primaria

*Ilustración de Carilho: Jorge Luis Borges.

 

1 comentario

geles -

He reeleido hoy este texto de dardo inoculado de energía. ¡ Qué maravilla! Me siento afortunada de conocer a Mariano. Te recuerdo.Salud