RAFA NADAL SE DESPIDE DE ROLAND GARROS
Me ha dado mucha pena. Soy fan de Rafael Nadal desde hace algunos años, pero hoy no pudo hacer nada: Robin Soderling le ganó con absoluta claridad. El número uno del mundo cayó ante el 23, tras 31 victorias consecutivas sobre la tierra batida y cuatro títulos de campeón: 2005, 2006, 2007 y 2008.
Rafael Nadal se enfrentó a un sueco en estado de gracia: el gigantón Soderling sacó más rápido, tuvo golpes más demoledores, creyó más en sí mismo y se vio, pese a su altura, más rápido de piernas. A Nadal le faltó rapidez y contundencia, le faltó visión y aquella gama de passing shot que desarbolaban, sobre la red, a Roger Federer. Nadal ganó el segundo set en el tie break, y eso fue todo: perdió el segundo tie break en el cuarto set y se fue a casa, antes de tiempo, del que era su gran torneo. Había algo muy claro hasta ahora: Nadal era el mejor jugador sobre tierra batida, era prácticamente invencible. Caídos Novak Djokovic y él, el torneo inicia una nueva andadura. Federer tampoco anda sobrado: parece solvente, es cierto, más que nunca, y ahora habrá recibido una inyección de moral. Con un poco de suerte, y la colaboración de Murray (otro gran tenista: dará mucho que hablar y ganará importantísimos torneos, seguro), está en condiciones de igualar el récord de Pete Sampras: conquistar catorce títulos de Gran Slam y obtener el primero sobre tierra batida. Algo que no lograron, por poner algunos ejemplos, ni John McEnroe ni Pete Sampras.
Esta vez, desde Mallorca o desde una pista de entrenamiento, Nadal no estará en la final en el primer domingo de junio. Quizá deba reflexionar, tomárselo con un poco más de calma, y mejorar su servicio, sobre todo. No le favorece mucho ser el rival a batir; con todo, salvo la derrota ante Federer hace unos días, había ganado casi todos los torneos sobre tierra.
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