ÓSCAR ESQUIVIAS: UNA ENTREVISTA
Hace algo más de una semana, estuve en A Coruña. Llegué el sábado por la noche y regresé a Zaragoza el domingo por la mañana. Iba a buscar a mi madre. Tuve tiempo de pasar un instante por la Feira do Libro y me paré en algunos sitios. Vi la caseta de la espléndida editorial Ediciones del Viento de Eduardo Riestra, a quien invité hace algunos años a un encuentro de editores en Albarracín en 2006, y me paré un instante a curiosear en su catálogo. De repente, vi el libro ‘La marca de Creta’ de Óscar Esquivias, un escritor al que había seguido a raíz de ‘Inquietud en el paraíso’. Vi, además, que el volumen, que me había pasado inadvertido, había recibido el premio Setenil al mejor libro de relatos de 2008. Saludé a Eduardo, que es un hombre simpático y bondadoso, con gran conocimiento de su oficio y de la literatura, y compré el libro. Me deslumbró por completo. Esta mañana he recibido en mi blog la visita de Marta María López, de Asturias, que posee un fino sentido literario y es una apasionada del relato breve, y eso me atrajo hacia su blog, www.eldesvandeloslibros.net, que ya había visitado en otra ocasión y me encontré con esta interesante entrevista a Óscar Esquivias. Lo tomo aquí prestada por si alguien no la hubiera visto en el blog de Marta y le envío mi felicitación a ambos: a Óscar y a Marta. Después de leerla, releo otra vez ‘Maternidad’…
ENTREVISTA CON ÓSCAR ESQUIVIAS
Por Marta María LÓPEZ. El desván de los libros
Óscar Esquivias (Burgos, 1972) ha escrito novela, ensayo, cuento y poesía. Codirigió la revista El Mono de la Tinta y fundó y dirigió Calamar. Ha ganado premios como el Letras Jóvenes de Castilla y León, el Arte Joven de la Comunidad de Madrid, el Premio Ateneo Joven de Sevilla y el Premio de la Crítica de Castilla y León. Hace pocos días se le concedió el V Premio Setenil al mejor libro de relatos por La Marca de Creta (Ediciones del Viento).
1. Antes de nada, Óscar, quiero darte la enhorabuena por el Setenil. El título de tu libro de relatos, La marca de Creta, hace referencia a esa piedra blanca que usaban los romanos para marcar sus días felices. Es también el título del relato que cierra el libro. ¿Por qué elegiste precisamente ése?
Muchas gracias por la enhorabuena, Marta. Estuve dudando entre titular el libro «La fiesta más divertida» o «La marca de Creta». En el fondo ambos evocan lo mismo: un momento de plenitud, de felicidad. Creo que finalmente me quedé con «La marca de Creta» porque suena más misterioso.
2. Estos relatos habían sido publicados en varias revistas españolas y americanas y tú los seleccionaste para agruparlos en este volumen. ¿Qué criterio seguiste para esta selección?
Primero elegí los cuentos que me parecían mejores entre los que había escrito durante los últimos quince años. Después, busqué los que tuvieran cierta afinidad: me interesaba que el libro fuera algo más que una mera antología o acumulación de textos, que poseyera alma propia.
3. En la mayoría de estos relatos aparece Burgos, pero da la impresión de que es un Burgos que se recupera desde el recuerdo, a veces desde la añoranza y otras veces desde la angustia, ¿es así?
Ahora vivo en Madrid, pero Burgos ha sido el escenario más importante de mi vida y también de mi literatura. En esta ciudad tuve todas las experiencias importantes que han conformado la persona que soy. Guardo de la ciudad y del pueblo de la provincia donde me crié recuerdos muy intensos y variados que son los que se reflejan en mis cuentos (aunque los sentimientos de mis personajes no son necesariamente los míos, claro está). En cualquier caso, Burgos me ha resultado siempre un lugar muy inspirador.
4. Uno de los temas más recurrentes del libro (y uno de los más interesantes) es el del muchacho que se marcha del pueblo y encuentra la libertad (Hijos de Dios, La fiesta más divertida) o el muchacho que se queda en el pueblo mientras todos se van y una sensación de soledad, ahogo y extrañamiento lo domina (Septiembre). El pueblo es como una tenaza y la libertad sólo se encuentra lejos de allí. Hay que marcharse para poder ser quien uno es.
Sí, cuando las expectativas del entorno inmediato no coinciden con las íntimas de una persona y uno se ve incapaz de modificar tal entorno. Todos sabemos cómo la presión familiar o social puede anular la vocación de una persona o sofocar sus aspiraciones vitales más íntimas (su sexualidad, por ejemplo). Aparte, a lo largo de mi vida he tenido siempre gustos contradictorios: por una parte, soy una persona sociable y me gusta el trato con la gente; por otra, amo la soledad y el silencio y necesito periodos de retiro y aislamiento. A mí me encanta volver al pueblo y pasar allí largas temporadas (sabiendo, claro está, que puedo irme cuando quiera).
5. Me parece muy interesante el modo en el que muestras las relaciones de pareja, el silencio y la costumbre, el desconocimiento del que tenemos al lado, el instante en el que todo se rompe irremediablemente. Estoy recordando ahora La reina del puré y también uno de mis relatos favoritos del libro, El origen de las especies. Este cuento es maravilloso y engancha desde el inicio, con esa pareja que no es capaz de hablar de su relación sin que vuelen las cacerolas y se dedican a hablar de las hormigas que les están invadiendo la casa.
A mí me interesan mucho las relaciones humanas y, dentro de ellas, las de pareja, que son en las que depositamos nuestras mayores esperanzas de plenitud y felicidad. La degradación de ese vínculo, cómo la convivencia de ciertas parejas se convierte en un continuo reproche y desata una violencia más o menos soterrada es algo que me ha atraído siempre como argumento literario.
6. ¿Cuál es tu relato favorito del libro y por qué?
Me gusta mucho leer en público «Maternidad» y me conmueve especialmente «La fiesta más divertida».
7. Muchos de tus personajes son adolescentes, tanto en cuentos como en novelas (las que tienen como protagonista a Étienne). ¿Por qué te interesa tanto la adolescencia?
Supongo que porque todavía me siento un adolescente, y esto no lo digo con ironía: me siento más cerca de ellos que de las personas de mi generación que tienen planes de pensiones y acciones de bolsa. La adolescencia puede ser un periodo turbulento, pero también luminoso, lleno de intuiciones, de energía.
8. Has tocado casi todos los géneros literarios. ¿En cuál te sientes más cómodo? ¿Qué inconvenientes y que virtudes encuentras en cada uno de ellos a la hora de dar forma a las ideas?
Me siento muy cómodo en el cuento y en la novela, y muy incómodo en la poesía. Yo no elijo la forma literaria de mis textos: cada idea reclama un desarrollo distinto y cuando me veo escribiendo versos pienso «esto no es lo tuyo, Óscar», pero no puedo evitar hacerlo (por fortuna, la musa poética me visita muy rara vez). En general, me siento feliz cuando se me ocurren ideas para cuentos porque el resultado es inmediato. Las novelas dan muchas satisfacciones, pero requieren un trabajo mucho más largo y constante. Lo que más me interesa ahora mismo es el teatro.
9. Por último, Óscar, ¿cuáles han sido los autores y las obras que más te han marcado?
Hay muchos libros que me han entusiasmado: desde niño he sido muy sensible al encanto de una historia bien contada y siempre me he sentido feliz leyendo. Mis libros favoritos durante la infancia fueron los de Julio Verne (sobre todo La isla misteriosa y Miguel Strogoff), El libro de la selva de Kipling, El conde de Montecristo de Dumas y muchos más que sacaba prestados de la biblioteca pública de mi barrio, todos de ese corte aventurero y exótico. Más tarde, en la adolescencia o la juventud, llegaron a mis manos Crimen y castigo de Dostoievski, el Viaje al final de la noche de Céline, Cuento de hadas en Nueva York de Donleavy, Boquitas pintadas de Manuel Puig, Lo prohibido de Galdós o La peste de Camus. Me gustaría pensar que hay algo de estos autores en mis obras (y también de Clarín, Baroja, Unamuno, Gómez de la Serna, Bolaño, Stendhal, Flaubert, Queneau, Bassani, Natalia Ginzburg, Bufalino, Carson McCullers, Vargas Llosa... a todos ellos les he robado algo).
*Ilustro la entrevista con un retrato de Óscar Esquivias, realizado por el dibujante, pintor y videocreador Pablo Gallo, un gallego residente en Bilbao.
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