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Antón Castro

ISABEL SORIA: UN CUENTO DE BESOS

ISABEL SORIA: UN CUENTO DE BESOS

LA COLECCIONISTA

Por Isabel SORIA

 

 

Félix:

 

Félix tienes ya cerca de setenta años y yo, aunque en el colegio quieren que me jubile, me aferro a mi puesto… Y si no me jubilo, no es por los niños, Félix, es por ti… Antes nos veíamos más, cuando salías de clase de matemáticas y yo de lengua, pero… ¿Sabes que no regreso a Segovia con mi familia sólo por merendar contigo todos los jueves?

Yo no sé, Félix si tú me quieres… Siempre acudo a nuestra cita y si te soy sincera no es para que hablemos de las anécdotas del colegio, sino para que me declares tu amor, que ya va siendo hora…

Me he preguntado muchas veces si es que no te doy pie pero, la verdad, es que como nunca lo he hecho no sé cómo se hace… No nací con un manual de seducción debajo del brazo.

A mí nunca me ha querido nadie, ya sabes que no soy ni guapa ni fea, ni gorda ni delgada, ni tengo demasiadas prendas… Sabes que tampoco soy especialmente simpática, y que mis niños, que por cierto cada vez son más malos, me llaman la Cara Larga…

Claro… ¿Cómo voy a tener la cara si nunca me ha querido nadie, ya que ni siquiera tú me has dado un beso en la boca? Pero, ¿sabes qué, Félix?, me sabe a gloria cuando me rozas la mejilla con los labios...

Te tengo que confesar algo: me grabo todos los besos que salen en televisión. Todos. Tengo ya casi dos horas de besos… ¿Crees que serán robados? No, yo creo que no, que los besos se los dan los actores para que los veamos todos… ¿Por qué no puedo verlos yo, tantas veces como quiera? Con la de besos que se da la gente por todas partes… a mí me faltan…

De  niña siempre pensé que inspiraría a poetas, que sería la musa de un gran escritor… Aquello pasó y sólo quise enamorarme y que alguien se enamorara de mí… También pasó y ya sólo pretendí que alguien me quisiera un poco… También pasó este capítulo, y ya me conformé con un buen beso, pero el tiempo no perdonó y fue cuando empecé a coleccionar y a espiar todos los besos que nadie me dará nunca, Félix.

También recorto y pego en un gran álbum todos los besos que veo en las revistas… Ni que decirte que tu nombre está escrito allí… En las páginas centrales de mi libro de besos hay cientos de fotos tuyas… Ya sabes que siempre que nos vemos te hago una con mi vieja polaroid… Y no es que sea rara, era para recordarte, por si aquel jueves me besabas…

Me quedo mirando a todos aquellos que se dan besos por la calle,  les secuestro unos pocos y los grabo en mi memoria… Veo a las chicas, casi niñas, que ya tienen muchos más besos que yo y las envidio, Félix. Ya ves que en mi álbum de besos hay besos reales, fingidos e imaginarios, es decir, los que he visto, los que no he dado y los  que no me han dado…

No sé Félix si a ti te han dado muchos besos, yo creo que no, porque  no tendrías ese humor tan malo, que siempre estás enfadado…

¿Quieres que te preste unos cuantos besos de los que tengo coleccionados? ¿Te grabo una cinta de vídeo?

Te cuento otra cosa: también colecciono abrazos… Me gusta, no sé… Se aprende mucho de la psicología de la gente cuando ves cómo se abrazan… Ah, y miradas, miradas también… Tengo muchísimas.

Ya ves, Félix, que después de merendar juntos durante más de veinte años apenas me conoces… Seguro que no sabías que era una gran coleccionista… Posiblemente ni lo imaginabas…

¿Me darás un beso la próxima vez que nos veamos? Te lo pido, pero sólo si tu quieres, sólo si te apetece… Que si no dejo la página en blanco…

 

Tuya

Rosario

 

Nota:

El álbum de Rosario acabó en un horno crematorio, ya que fue su última voluntad que se quemara con ella. Así se prendieron todos los besos que un día tuvo en sus manos y nunca en su boca….

A Rosario jamás le dio un beso Félix ya que le faltó valor para entregarle esta carta… Metió el papel en el álbum y allí se quedó… Sus palabras se hicieron confeti y quedaron tan enterradas como sus deseos.

 

Isabelita Soria

(Escritora, realizadora de cine, guionista, una mujer en acción constante)

 

*Isabel Soria felicita las fiestas a sus amigos con este cuento. Esta foto es de Edoardo Pasero.

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