ARTISTAS SEDUCIDOS POR ARAGÓN
El Matarraña, el Moncayo, el Pirineo o la ruta de los balnearios son algunos de los espacios elegidos por pintores, toreros, poetas, fotógrafos o escritores, desde Ferdinando Scianna, Espartaco, el finado López Vázquez y Mohsen Emadi a José Luis Sampedro
Algunos creadores eligen lugares de Aragón para descansar en verano y para realizar estancias más o menos creativas: cursos, seminarios y ensayos. Los parajes elegidos suelen ser el Matarraña, el Moncayo, el Pirineo y otros rincones: Albarracín, Alhama de Aragón o Jaraba, si pensamos en la ruta zaragozana de los balnearios regada por el río Mesa, pero también las altas Cinco Villas. Sos del Rey Católico atrae a gente interesada por el aroma medieval y por el festival de Luna Lunera, y Uncastillo recibe todos los años las visitas de artistas jóvenes, aragoneses, nacionales e internacionales, que crean y descansan en la localidad.
Isabel Coixet.
Hay lugares con una tradición especial como el balneario de Panticosa. En tiempos más lejanos, recibió a Ramón y Cajal, que realizó sus habituales fotos, a Ortega Munilla y a su hijo José Ortega y Gasset, a Alcalá Zamora, a Primo de Rivera, al futbolista Zarra, a Juan Ramón Jiménez, en un viaje muy rápido, o, ya en los años 50 y 60, al cocinero Perico Chicote, que organizaba carreras de bicicletas para niños en el balneario en compañía de sus amigos, entre ellos el fotógrafo y operador de cámara Miguel París. Más recientemente, pasó allí varios días el gran fotógrafo de Magnum Ferdinando Scianna, que frecuenta mucho España, algo menos que Cees Nooteboom, el escritor holandés que ha recorrido Aragón casi de parte a parte, y ha elogiado, en su libro ‘El desvío a Santiago’, la catedral de Jaca, Teruel y el mudéjar, la cartuja de Aula Dei, y ha descrito la soledad del Museo de Zaragoza en una abrasadora atmósfera de verano. Algo más lejos, en la Garcipollera, en el pueblo de Villanovilla, cerca de Jaca, el matador José Antonio Ruiz ‘Espartaco’ suele pasar parte de su tiempo de asueto en un palacete del lugar. La realizadora Isabel Coixet está enamorada de Ansó, ella y su hija, y suele pasar allí temporadas en febrero y en agosto: es asidua a la fiesta del traje de la localidad. El cineasta Enrique Urbizu, autor de películas como ‘La caja 507’, ‘La vida mancha’ y guionista de Roman Polanski, confesó en alguna ocasión, sobre todo al escritor y periodista Miguel Mena, que cuando trabaja en un guión suele retirarse en Castejón de Monegros en una casa que le prestan unos amigos.
El niño Julio Alejandro visto por Cano.
El Moncayo es el territorio ideal de los poetas. Allí llegan -atraídos por las rutas becquerianas y Veruela, la Casa del Poeta en Trasmoz, la Casa del Traductor en Tarazona y el piso que habilita la editorial Olifante en la propia ciudad del Queiles-, escritores de varias nacionalidades. Pasan algunas temporadas el artista, cantautor y poeta Luigi Maráez, que ha realizado recitales y obras escultóricas en homenaje a Bécquer, y la cantante y pianista de origen turco Alime Huma. Por allí aparece periódicamente la poeta y editora búlgara Rada Panchovska.
En este momento, entre otros, residen el poeta y traductor iraquí Abdul Hadi Sadoun, que ha publicado en Olifante el volumen ‘Siempre todavía’, inspirado en la Soria de Antonio Machado, y Mohsen Emadi, un poeta y traductor persa que ya ha sido editado en español. Emadi ha escrito dos largos poemas que glosan esos parajes: ‘Las canciones de amor de Trasmoz’ y ‘Ventanas de Tarazona’. En el primero dice: “Junto al castillo abrasado crece un árbol que da una manzana al año //junto al castillo abrasado los caballos relinchan una vez al año”.
Muy cerca, en Bulbuente pasaba unos días de verano el guionista de Buñuel, dramaturgo y poeta Julio Alejandro de Castro (Huesca, 1906-Denia, 1995); tras su regreso de México, residía entre Madrid, Jávea y Bulbuente. Solía acercarse al monasterio de Veruela porque allí, igual que le sucedía cuando era adolescente, “creía oír el sonido del mar, creía percibir la fragancia salobre del océano”.
Olga Lucas y José Luis Sampedro.
José Luis Sampedro suele terminar muchos de sus libros en el balneario de Alhama de Aragón, empezó con ‘El río que nos lleva’, volvió a hacerlo con ‘Octubre octubre’ o ‘La vieja sirena’, y no solo eso: su pasión por ese espacio le llevó a contraer segundas nupcias allí con Olga Lucas. En Alhama han residido dos escritores aragoneses, afincados en Madrid, como Mariano de Cavia y Benjamín Jarnés. Sampedro y Olga Lucas, por otra parte, tienen un gran cariño a Jaca, y siempre que pueden se escapan a la ciudadela. El balneario Sicilia de Jaraba ha sido el refugio durante casi un lustro de José Luis López Vázquez y de su compañera, la también actriz Carmen Sáinz de la Maza, los es de Juan Luis Galiardo en este mismo mes de agosto y lo fue, el año pasado, de Alex de la Iglesia, durante uno de sus rodajes. O del cantante Pedro Ruy Blas.
Una foto de Rodney Smith.
En Albarracín suele descansar el intérprete granadino Federico Coca García, que ha sido “el primer saxofonista español que ha accedido al Conservatorio Nacional Superior de Música de París”. Este joven virtuoso de 28 años, y de gran prestigio mundial ya, pasa a orillas del Guadalaviar los quince días de los Encuentros de Jóvenes Músicos que organiza el Instituto Aragonés de la Juventud. Este mismo verano, según narra el escritor y pedagogo Víctor Juan, Federico Coca García dijo, antes de que se iniciara el concierto que dio con el Ensemble Squillante: “Pertenezco a la familia musical de Albarracín”. En Albarracín, entre otros, han residido artistas y fotógrafos como Mark Cohen, Joan Fontcuberta y Bernard Plossu. Hace unos días, contaba Leo Tena, coordinador de Punto Photo Teruel, que estuvo por allí el fotógrafo norteamericano Rodney Smith: comió allí con su segunda mujer y con su hija de dieciséis años y se quedó realmente fascinado. "Solo ella tiró fotos", recordaba Leo Tena.
José Donoso con Pilar.
Calaceite, en las tierras del Matarraña, tiene algo de refugio artístico de Aragón desde los años 60, cuando empezaron a llegar viajeros, escritores y editores como Joan Perucho, Néstor Luján, Gustavo Gili, Ana María Moix, Giorgio della Roca, y también algunos de los escritores del ‘boom’, con José Donoso a la cabeza, que se había comprado tres casas en Calaceite. A principios de los 70, en sus periódicos regresos de México, Luis Buñuel pernoctaba allí. Ahora siguen haciéndolo pintores como María Girona y Romà Vallés, músicos como Sira Hernández, escritores Pilar Gómez Bedate, Juan José Flores o Antoni Marí. Y allí, en el cementerio, reposan los restos de Ángel Crespo, poeta, profesor y traductor de Pessoa y Dante, que se enamoró de Calaceite, adquirió casa y redactó allí su poemario ‘Ocupación del fuego’. Escribió un verso casi premonitorio: “Nieve es el momento en que Dios nos habla”. Crespo fue enterrado un día de intensa nevada.
Pilar Gómez Bedate, traductora de Mallarmé, profesora y escritora, y Ángel Crespo, un poeta con pipa y tocado con gorra de marinero.
0 comentarios