"BERLANGA DIRIGÍA COMO DIOS"
El pasado mes de diciembre, entrevistaba a Luis Alegre con motivo del libro ‘¡Viva Berlanga!’, que él confeccionó y coordinó. El libro se presentó en Los Portadores de Sueños. Rescato la entrevista con motivo del adiós del cineasta.
ENTREVISTA:
LUIS ALEGRE RECUERDA A LUIS GARCÍA BERLANGA
Conociste a Berlanga en ‘La Vaquilla’, en 1984. ¿Qué es lo que más te impresionó de él?
De entrada, su extraordinaria calidez y amabilidad. Fui a Sos del Rey Católico con el desaparecido Alberto Sánchez para hacerle una entrevista y, sin conocerme de nada, enseguida me invitó a quedarme en el rodaje y hacer de figurante. Y me gustó mucho descubrir el niño pillo, gamberro y tocahuevos que tenía dentro.
¿Qué criterio aplicaste a la selección del libro ‘¡Viva Berlanga!’ (Cátedra), cómo lo pensaste? ¿Qué buscabas?
Quería que el libro aportara algo a lo que se ha publicado sobre Berlanga. Pensé que podía ser interesante confeccionar un retrato de Berlanga a través de las miradas de una serie de cineastas españoles de diversas generaciones. Nadie mejor que un cineasta español para ponerse en el lugar de Berlanga y admirar su extraordinario mérito. Como ocurre con todos los clásicos, cada uno tenemos “nuestro” Berlanga y yo quería que esos cineastas contaran cuál era “su” Berlanga. El libro es, por ese lado, una polifonía de miradas sobre Berlanga. El volumen recoge también cerca de 100 fotos, la mayoría inéditas, que recorren la vida de Berlanga. Y me lo pasé muy bien escribiendo una crónica de su vida salpicada de comentarios del propio Berlanga –o de otros que han escrito o hablado sobre él- que he rastreado por diversos libros y entrevistas. Es muy difícil que Berlanga diga algo convencional. Suele ser muy cáustico y divertido.
Varios aplicáis términos elogiosos a Berlanga: el de genio del cine. E incluso José Luis García Sánchez dice “dirige como Dios”.
En general, es muy difícil hacer una película que casi todo el mundo considere que es una obra maestra. La inmensa mayoría de los cineastas no lo logran nunca. Como decía Fernán Gómez, conseguir eso es una especie de milagro. Bueno, pues Berlanga, en un cine tan endiabladamente complicado como el español, ha logrado ese milagro tres veces: con “Bienvenido Mr. Marshall”, “Plácido” y “El verdugo”. Si quien consigue eso no es un genio, entonces no sé qué es un genio.
¿Qué quieres decir cuando dices que no se puede ser más español?
El cine de Berlanga ha hurgado en la personalidad esencial de España y de los españoles apoyándose en tradiciones culturales profundamente españolas: el sainete, la picaresca, la tragicomedia grotesca, el humor negro o el esperpento. Si dentro de 200 años alguien quiere saber cómo era de verdad la España de la segunda mitad del siglo XX, lo mejor que puede hacer es ver algunas películas de Berlanga. Como dice Pepe García Sánchez, España es un país de secundarios y eso, el cine de Berlanga, lo refleja maravillosamente.
¿Qué ha significado Berlanga para el cine español?
La aparición de Berlanga en los años 50 disparó la calidad del cine español hasta niveles inéditos. Sus películas supusieron un enorme subidón de autoestima para nuestro cine. Y, concretamente, su alianza con Rafael Azcona ha sido lo mejor que nunca le ha ocurrido al cine español. Por otro lado, Berlanga también resume algunas de las sombras y debilidades de nuestro cine: es muy revelador que alguien de su talento encontrara tantas dificultades –políticas e industriales- para hacer su cine. Es impresionante saber que más de sus 30 guiones nunca pudieron ser rodados, por la censura y otras causas.
Sexo, humor y libertad parecen oponerse a su concepto más general: “el mundo es una mierda”. ¿Cómo se liga todo eso: la apología de la vida y la certidumbre del horror de vivir, por decirlo así?
En realidad, es una postura muy coherente: Berlanga cree que el mundo y la sociedad son una completa basura. De ahí que el reto sea sacudirnos esa mierda celebrando las mejores cosas de la vida.
Cerramos: Berlanga y Aragón. ¿Cómo defines esa relación, qué vínculos ha tenido con aragoneses?
“Los jueves, milagro” se rodó en el balneario de Alhama de Aragón y “La vaquilla” en Sos del Rey Católico. Berlanga ha tenido y tiene muchos amigos aragoneses: Julio Alejandro o José Luis Borau, por ejemplo. Siempre que yo le he invitado a venir ha venido, con cualquier pretexto. Zaragoza le resulta una ciudad muy confortable. Siempre que hemos cenado los amigos con él –en casa Berna o en Casa Emilio- hemos acabado las cenas con un ¡Viva Berlanga! El título del libro se me ocurrió por eso: es muy exaltante y gamberro, como el propio Berlanga. Además remitía a ¡Vivan los novios¡ y a ¡Viva Rusia!, uno de sus proyectos frustrados.
¿Al lado de quien pones a Berlanga? ¿Rossellini, Zavattini, De Sica…?
Lo pongo al lado de Billy Wilder, Jean Renoir, Rafael Azcona, Fernán Gómez o Luis Buñuel. Al lado de los mejores.
¿Cuáles son tus tres películas favoritas de las suyas?
No voy a ser nada original: “Plácido”, “El verdugo” y “Bienvenido Mr. Marshall”. Hay mañanas en las que pienso que su mejor película es “Plácido” y otras en las que creo que es “El verdugo”. Hay otra película de Berlanga por la que siento debilidad: “Calabuch”. Fue la primera película que vi de él. Yo tendría ocho o nueve años y la vi en mi casa de las afueras de Calamocha, al lado de mis padres y hermanos, en la primera tele que mi padre compró. Recuerdo esa noche como si fuera ahora mismo.
1 comentario
juanroyo -