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Antón Castro

O'CAROLAN: UN DISCO PARA SIEMPRE

LA RECOMENDACIÓN. 1

[Desde hace algo más de una semana, todos los días y gracias a la invitación de Esperanza Pamplona, en Heraldo.es, publico una recomendación que permanece 24 horas colgada: un libro, una exposición, un tebeo, un disco, un espectáculo, un acto, un autor, etc. Han aparecido ya más de media docena. Ayer aparecía este texto sobre ‘Nota de paso’, el último disco de O’Carolan. Hoy, por si alguien quiere asomarse, aparece ‘La mujer-precipicio’ de Princesa Inca (Cristina Martín). Pongo aquí el texto sobre O’Carolan].

 

‘Nota de paso’: un disco para siempre

 

[O’Carolan vuelve los ojos hacia el folclore aragonés, lo depura, lo lleva a su territorio y logra un álbum tan evocador como unitario]

 

O’Carolan lleva ya unos cuantos años creando y unos cuantos discos a sus espaldas. Es una formación que rinde culto al músico irlandés Turlough O’Carolan (1670-1738). Podríamos decir que tiene un sonido muy personal: vinculado al arpa céltica, a la música de Alan Stivell y, si pensamos en formaciones nacionales, a Emilio Cao, a Carlos Núñez, en su obra más tradicional, y a Milladoiro. A la música de raíz con un toque de sofisticación y embeleso. El suyo es un trabajo lleno de referencias, de belleza, de esas etéreas vaguedades que igual hacen pensar en el corazón del bosque, en las hadas de las noches de plenilunio o en el murmullo de un mar suavísimo de resaca.

Con su último álbum, ‘Nota de paso’, O’Carolan ofrece uno de sus mejores discos, probablemente el mejor. Se zambulle en el folclore aragonés, lo rescata, lo tamiza, lo depura con sus instrumentos y con la atmósfera céltica, y lo ofrece de nuevo, pleno de elegancia, de exuberancia sonora, de melancolía. Y también de un aire medieval. Es difícil hallar algo tan sutil en mucho tiempo entre los álbumes publicados entre nosotros.

‘Nota de paso’ es una música penetrante, dolorosa a veces incluso, como un fado, porque lloran las notas, los rasgueos, las cuerdas, porque los sonidos encienden y habitan la memoria, porque las melodías tienen color, lumbre y heridas. Y eso ya sucede con el primer tema, esa marcha fúnebre de Huesca del siglo XVI: ¿cuántas cosas le vienen a uno a la cabeza, cuántas imágenes, cuántos paisajes, que inextricables añoranzas? Es imposible saberlo. Y otro tanto cabe decir de las variaciones de los dances de Aragüés del Puerto, de la Muela o Castejón de Monegros. O de esa pieza titulada ‘La taberna del holandés’, inspirada en una entrada de gaiteros de Torralba y en un composición del maestro irlandés O’Carolan, ‘Lady Gethin’.

Pilar Gonzalvo, al arpa, y Susana Arregui, al violín.

‘Nota de paso’ es un disco de madurez. Redondo: las canciones dialogan entre sí, tiene un hermoso aire de familia. ‘Nota de paso’ es un disco que propone emociones y sensaciones. Un disco donde todo ha sido medido y bien elaborado, y donde nada ha sido dejado al azar. Podría decirse –aunque sabemos que esas cosas ya no suceden así- que parece concebido como en trance: como si los músicos estuvieran guiados por una luz interior, por un fogonazo de estrellas o por los mejores versos de un romance eterno. Los cinco componentes de O’Carolan son Susana Arregui, violín; Pilar Gonzalvo, arpa y acordeón; José María Arcarazo, guitarra; Julian Ansuategui, bodhran, pandero, y Miguel Ángel Fraile, ese multinstrumentista de gaitas y alrededores, que ha compuesto el ‘Vals del azafrán’. Al quinteto lo acompaña en esta ocasión el lujoso cuarteto de cuerdas ‘Concuerdas’: Noelia Gracia, violín; Cecilia Grilló, viola; Jorge Marco, violonchelo, y Antonio Uriel, contrabajo.

O’Carolan amplía su poética y funde, de nuevo, el universo sonoro de Aragón con las melodías de los países célticos y el acerbo occidental, desde un perfume evocador de lo intemporal.

 

*Las fotos del grupo las he tomado de flickr y de gozazaragoza.

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