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Antón Castro

UN CONCIERTO INOLVIDABLE, EMOTIVO, O LA FUERZA DE UN HIMNO

Anuncio del concierto con el dibujo de José Luis Cano.

 

Ayer por la tarde estuve en el concierto ‘Labordeta clásico’, un proyecto encabezado por Javier Ares donde se vestía, por decirlo así como lo dice el propio Ares, a José Antonio Labordeta de esmoquin. Una decena de compositores contemporáneos –ya citados aquí, en una entrada anterior- realizaron una serie de arreglos a partir de algunas canciones de Labordeta. Fueron trece temas en total, con la broma final de Javier Ares que mezcló ‘Somos’ con los sonidos del ‘Bolero’ de Ravel. El tono general de las piezas es estupenda: hubo de todo, llamó la atención especialmente la pieza ‘Aragón’ de Chabier Pérez Sen, no era fácil reconocer la obra original, pero sí llamó mucho la atención la apuesta por una música con ecos de Stravinski e intensas percusiones, muy contemporánea y experimental, para Chabier Pérez Sen Labordeta era un arranque, un pretexto y un clímax. Sonaron muy bien ‘Ya ves’ de Fernando Martínez Ballarín, ‘Regresaré a la casa’ de Luis Pedro Bráviz, pero en realidad todas las opciones tienen matices de mucho interés y de calidad. Y dentro de ese tono emocionante, medido, bellamente resuelto por la orquesta, los dos coros, los cantantes y el director de orquesta, se produjo un hecho muy especial (más especial si reparábamos que era el 23 de abril): la interpretación del ‘Canto a la libertad’, que se repitió en dos ocasiones, sonó prodigiosamente. En alguna ocasión he pensado que no era la mejor canción de Labordeta por su escritura, por su propuesta, incluso por su sentido de utopía política ya conquistada (esa libertad a la que alude), pero tras oírla ayer, con los arreglos elegantes de José Manuel Montañés, no me cabe ninguna duda: el ‘Canto a la libertad’, tan melódica, tan emocionante, sonó como un himno espléndido. Un himno para todos. El himno de la constatación y del sueño. El himno que todos nos sabemos y que a todos nos emociona.

 

[Quien eligió a los redactores del himno oficial no eligió mal: Rosendo Tello, Ildefonso-Manuel Gil, Ángel Guinda y Manuel Vilas son de los grandes poetas aragoneses del siglo XX y XXI. Eso es incuestionable. Tampoco voy a cuestionar aquí la calidad de García Abril. Su himno por distintas razones no ha llegado a cuajar. Sin embargo, me gusta pensar que también a ellos les habría gustado la versión de ayer: sonó hermosa, elegante, con gran fuerza y con ese abrazo de emoción y complicidad que se esparce en el aire cada vez que suena. Fue una de las grandes lecciones del concierto de ayer, que también se está repitiendo hoy. Esta mañana, por pura casualidad, me encontré con Mateo Andrés, alcalde de Molinos (abandona ya), y estaba conmovido. Y ayer le pasó igual a Eloy Fernández, a José Cano, a mucha gente. Labordeta, que militó en el PSA, en IU o en la Chunta, está más allá de cualquier ideología o adscripción política: quiso ser el hombre libre que cantó para todos y con todos.]

2 comentarios

fernando BUSTAMANTE LUCAS -

El Canto a la Libertad interpretado por una gran Orquesta, demuestra que SI tiene que ser este, nuestro himno. Suena grandioso, y llena de sentimiento y orgullo.

gonzalo villar -

Imagino la música y eso me gusta.