PAULA FIGOLS VA EN BICI
[Esta mañana recibo una carta de Paula Figols, periodista de ‘Heraldo’, deportista de casi todo, madre de tres niñas (nacidas de su relación con el periodista y cinéfilo Chema González), lectora incansable de Carmen Martín Gaite, su escritora favorita, y una mujer de acción permanente: con la palabra, en la calle, con el pensamiento. Me dice que en su blog, (http://cuadernosdetodo.wordpress.com/), tan personal, habla de bicicletas, de expediciones y paseos, y de ‘El paseo en bicicleta’, mi último libro, publicado en Olifante. Le agradezco a Paula el afecto y el texto, que cuelgo aquí, y le regalo esta foto tan particular: un jovencísimo Roman Polanski.]
PASEOS EN BICI
Por Paula FIGOLS
Mis paseos en bici empezaron en el parque del Tío Jorge y en las cuestas de Cervera. Después siguieron por otras calles de Zaragoza; por Munich (aquel verano de Erasmus en Alemania me compré una bici de segunda mano que me guió por toda la ciudad), y por León de Nicaragua (las ruedas se hundían en la arena volcánica o tropezaban en las calles mal asfaltadas de la ciudad, mientras yo caía prendida para siempre de este bello e intenso país).
Las bicis están de moda, y estoy encantada. Los ayuntamientos fomentan las bicicletas de alquiler y construyen carriles bici. Se organizan carreras y jornadas lúdicas. Cada vez más gente las usa como medio de transporte (barato, ecológico y rápido en la ciudad) o como parte de su ocio. La primavera invita a montar en bici. A pedalear por la orilla del Ebro, por los campos, por los nuevos barrios de Zaragoza, por el blog de María y Sergio. Seguimos desde aquí emocionados el relato de su viaje en bici por Latinoamérica. Ahora van camino de Salta, en el norte de Argentina.
Hasta se puede pedalear leyendo. Acabo de terminar “El paseo en bicicleta”, un bonito libro de poesía y cuentos de Antón Castro. En él leo cómo fue el viaje de novios de Pierre Curie y Maria Skolodowska (Marie Curie, de casada), en 1895: compraron dos bicicletas con el dinero que les habían regalado unos parientes y se fueron de ruta por Francia. Ella llevaba un ramo de flores en el manillar; él, un pequeños zurrón. Después, siguieron investigando y ganaron el Nobel. Me parece una historia preciosa.
Roman Polanski con una amiga, en triciclo, y solo en bicicleta. Ambas fotos son de Giancarlo Botti.
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