II CRÓNICA DEL GARRAPINILLOS
II CRÓNICA: GARRAPINILLOS, 3-VILLANUEVA, 2
Garrapinillos, el barrio próximo al aeropuerto, está de fiestas. Hay vaquillas mañana y tarde. Hay alegría: la gente se reúne en peñas y se congrega luego en las terrazas de los bares con sus atuendos. Por la tarde había partido y se había anunciado con los pasquines y carteles. Había ambiente: el campo empezó a llenarse hacia las cinco, cuando llegaron las reinas de las fiestas. Venía a jugar el Villanueva, un equipo de futbolistas jóvenes. El Garrapinillos, de salida, formó con Sergio Calvo; Dani Pequerul, Jorge Beltrán, Lacabe, Rafa; Diego, Alcubierre, Fran; Óscar Cambra, Pirri y Alberto Rubio. Jugarían los cinco suplentes de hoy: David Mateo, Jesús Ángel, Néstor, Alberto Luna y Pitu.
Al equipo local, de rojo, le costaba entrar en el partido, aunque inicialmente creaba más peligro; poco después, en un contragolpe, se produjo una jugada confusa en el área local: la juez de línea señaló penalti pero el árbitro animó a que siguiese el juego. Y más tarde, el árbitro sí señalaría una pena máxima al Villanueva, que fue al travesaño. El Garrapinillos marcó primero con gol de Pirri. Dominó luego, creó varias jugadas de peligro, de Diego (que se plantó solo ante el portero, y este sacó una mano prodigiosa), de Pirri y de Óscar. Ellos empataron cuando finalizaba la primera parte. En la segunda parte, volvió a marcar Pirri, ellos volvieron a empatar y finalmente, con autoridad, Javier Lacabe, marcó el tanto definitivo del triunfo de penalti. Javier Lacabe, nuestro mejor jugador del curso pasado por elección de sus compañeros, volvió a hacer un partido espléndido, en todas las tareas. Es un auténtico mariscal que posee colocación, un espléndido salto y una buena técnica, y dirige a sus compañeros.
El partido no fue bueno. El equipo rojillo nunca se sintió cómodo. Le costaba adueñarse del balón y triangular. Le costaba armar el juego en el centro del campo, a sus centrocampistas no les era fácil combinar; el peligro, por lo general, nació de los pases en largo, de la apertura a las bandas o de la llegada por el centro más que de una segura construcción del juego. Sinceramente, podía haber pasado cualquier cosa, quizá el Villanueva –que jugó muy deportivamente con chicos muy jóvenes- habría merecido el empate. Los dos equipos trabajaron, con más pundonor e intensidad, con más brega que acierto, pero también con honestidad. De poder a poder.
El campo de San Lorenzo ha sido abonado de nuevo y el césped se había cortado para el balón circulase. Quizá corriese el balón con alguna lentitud, pero al final, en este caso sí, lo más satisfactorio ha sido la victoria (hacía algunos años que el Garrapinillos no ganaba en casa durante sus fiestas de septiembre), el compromiso de todos los jugadores, la pelea y la piña que se ha hecho. La victoria siempre es un estímulo, aunque a ese estímulo el Garrapinillos anhela sumar otro más: el del buen juego. La solidez defensiva, el control en el centro, el juego combinativo y la eficacia en ataque. Una gran noticia es que la semana que viene regresa Eloy, uno de nuestros mejores jugadores. Otra dos buenas noticias: Javier Lacabe ha recuperado su gran nivel y Pirri, que antaño jugó también en la retaguardia, ha recobrado su olfato goleador con dos tantos. En realidad, hay que elogiar la entrega, el esfuerzo, la disciplina y el deseo de vencer del bloque.
A los chicos del equipo les ha tocado el jamón que se sortea todos los domingos.
[Esta es una foto de archivo de Jose Antonio Melendo]
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santi -