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Antón Castro

EL ZARAGOZA VENCE AL FINAL

EL ZARAGOZA VENCE AL FINAL

CRÓNICAS / 1. Zaragoza-Huesca, 1-0. minuto 88. Casado.

 

El Real Zaragoza y la Sociedad Deportiva Huesca coinciden desde hace algún tiempo en Segunda División. Es un nuevo duelo: intenso, cada vez más impredecible, de estilos casi antagónicos. Y hoy, en la capital del Ebro, han vuelto a verse las caras. Anquela sigue al frente del Huesca, con Juanjo Camacho de capitán. Y Luis Milla es el nuevo míster del Real Zaragoza. Los blanquillos, además, han recuperado a Alberto Zapater, capitán, y Cani.

El partido se ha jugado bajo un calor casi infernal. No había más que ver, a los pocos minutos, que los futbolistas ya estaban empapados. El Huesca, ordenado y muy bien situado línea por línea, empezó mejor. Dominaba el balón, lo poseía más tiempo y tenía un plan. Los primeros quince minutos, tras el tanteo inicial, fueron suyos. Parecía que se jugaba en El Alcoraz. El Zaragoza se estancaba demasiado atrás y el balón se le escurría de las botas a los escasos segundos. Poco a poco, merced al trabajo de recuperación de Zapater, que se fue estirando y abandonó la sobreprotección de sus centrales, y a la inspiración de Lanzarote, el choque se volvía un poco más zaragocista y empezaron a forjarse varias situaciones de gol. Sergio Herrera estaba a un gran nivel: ha sido clave, en situaciones específicas, a un disparo de Xumetra y a las jugadas de Lanzarote, muy entonado.

Con todo, el Zaragoza era un bloque errático, sin muchas ideas, muy metido entre los suyos, prudente. Justo de determinación. Cani hacía poco y solo de vez en cuando administraba ese brillo distinguido con que adorna un partido; arriba Ángel peleaba y buscaba su instante. No llegaba pero sí se produjo una situación controvertida: Bambock, a quien le había sacado una primera tarjeta rigurosa, fue expulsado. Y todo daba a indicar que los blanquillos iban a llevarse el partido con claridad en la segunda mitad.

El Real Zaragoza desarrollaba un juego un tanto decepcionante. Sin ingenio, con escasos recursos y sin demasiado brío. Le faltaban un poco de aceleración, ritmo, fluidez en la circulación y manufactura sutil en la elaboración. Milla, que miraba al rival con mucho respeto, hizo algunos relevos: el de Muñoz por Xumetra, Fran entraba por Isaac, que buscaba la línea de fondo. Ni así. No había vértigo ni auténtica ambición, y el Huesca remató al larguero y se estiraba con Samu Saiz o Urko Vega o Aguilera. Los oscenses hacían a la perfección su trabajo: contenían atrás, estrangulaban el juego de creación; seguía en el campo sin demasiado brillo Erik Moran -¿no tiene el Real Zaragoza un jugador más incisivo y vertical cuando se juega en casa contra diez contrarios?- y sucedían pocas, muy pocas cosas. Hasta que un fallo de Nagore fue la ayuda inesperada de Milla y sus chicos. Marcó Casado, en el minuto 88. Y Anquela se quedó con un palmo de narices. Toda su estrategia, se desplomó en una segunda jugada infausta. El ángel de la suerte estaba del lado de Luis Milla.

El Zaragoza ganó más milagrosamente que nada. Y el Huesca sigue abonado a su mala suerte: le pasó el año pasado, le pasó hace unos días ante el Nástic y le ha pasado en este partido, donde había trabajado por el empate. Eso sí, victorias como éstas son decisivas para subir y también para pensar: Milla debe ser un hombre cauteloso que sabe que esto va para largo, para muy largo, y que no se sube a la cumbre tras el tercer partido. Por el momento, el Real Zaragoza comparte el liderato, con siete puntos, con el Levante y el Valladolid.

 

*En la foto de Toni Galán para Heraldo, Cani y Camacho.

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