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Antón Castro

HA MUERTO ENRIQUE ASÍN CORMAN, BIÓGRAFO DE FLORENTINO BALLESTEROS

HA MUERTO ENRIQUE ASÍN CORMAN, BIÓGRAFO DE FLORENTINO BALLESTEROS

[Esta noche, a los 64 años de edad, moría el escritor, dibujante y apasionado de los toros Enrique Asín. Hace un par de años, publiqué en ‘Heraldo de Aragón’, este retrato de Enrique Asín Cormán, biógrafo de Florentino Ballesteros y dueño de un espléndido Museo Taurino.]

 

 

ENRIQUE ASÍN CORMÁN HA FALLECIDO

Enrique Asín Cormán era como un caballero de antaño: elegante, señorial, un enamorado de la belleza, del romanticismo y del arte. Halló en la tauromaquia un universo ideal de incitaciones. De niño, su abuelo Jesús Cormán, ‘el Cojo’, lo llevaba al Coso de la Misericordia y le hablaba de la ‘Edad de Oro’ del toreo aragonés, cuando Herrerín y Ballesteros provocaban suspiros de emoción y alguna reyerta a bastonazos en los aledaños de la plaza. Poco después, de estudiante en Madrid, se hizo asiduo del Museo Romántico y era un merodeador insomne de las Ventas, que olía a almizcle y a vaharada espesa de humo. Volvió a casa con el gusanillo de los toros en la cabeza y en la sangre, y a ese mundo le dedicó muchos esfuerzos. Fue adquiriendo una colección de fotos, trajes, carteles, cuadros, dibujos, estampas, maquetas, espadas, periódicos y revistas, y creó el Museo Taurino en Blas Ubide 12+1. Su local era un foco de encuentro y de tertulias donde los aficionados y amigos de Enrique parloteaban, comían y bebían a sus anchas. Su mujer María Jesús era familiar del litógrafo Portabella y así consiguió carteles y pruebas de impresión. Un día, a Enrique la vida empezó a darle latigazos terribles: se murieron su mujer y su propia hermana, se arruinó, y peleó contra la fatalidad. Intentó que su amada colección se quedase aquí, en vano, y para resistir tuvo que vender algunas piezas espléndidas. En 2009, una parte de ese patrimonio se expuso en el Palacio de Sástago. Gusten o no los toros, ahí pudo verse un impresionante legado cultural de casi tres siglos. Enrique, que tiene algo de diletante trágico, ni pudo asistir a la inauguración: sufrió un accidente en una cadera y desde el hospital soñó que contaba a los asistentes el cuento de los toros. Una loca pasión por la fiesta: esa orgía del amago, del vértigo y la muerte.  

4 comentarios

SALVADOR SOLAN -

Me habría gustado haberlo conocido en persona y así haber podido hablar con él, pero por cosas del destino...ya no podrá ser. Descansa en paz Enrique.
Salvador Solan.

PECE -

Acabo de adquirir un librito de otro zaragozano ilustre: Inocencio Ruiz Lasala dedicado por su autor a Enrique Asín.
Triste situación la de comprobar que aquellas pasiones (y posesiones) que forman a uno durante su vida, se convierten en objeto de mercadeo tras su muerte.

mayusta -

Un romántico, utópico, generoso ser. Mereció mejor suerte en sus últimos años y que su espléndido Museo hubiese interesado a las instituciones. Eso le habría hecho feliz. Descanse en paz.

Paco Pons -

Conocí a Enrique Asín Cormán en el año 1968, cuando coincidimos en el servicio militar, en el Servicio de Transmisiones de la Jefatura de la III Región Aérea. Me sorprendió su personal sentido del humor, basado en la fina ironía, la que no ofende ni ridiculiza a quien la escucha. Me llamó la atención que fuese tan aficionado a los toros alguien que se comportaba con el aire discreto pero elegante de un noble inglés. Nos hicimos amigos y compartimos muchos momentos, con mi novia - llevamos 41 años casados - y un día nos presentó a una chica sonriente, con una curiosa introducción: "Esta es la que será la madre de mis hijos" Y se quedó tan pancho con esa presentación. Efectivamente, se casaron y ella fué la madre de sus hijos, además de ser una mujer encantadora y muy guapa, para más detalles. La enfermedad terrible del cáncer se la llevó por delante, pero la mantuvo guapa hasta el último momento, pero...a Enrique le dejó "tocado", como sucede con esos viejos puentes medievales, que resisten mientras están completos y se hunden cuando les falta la mitad. No quiero abusar del espacio de este rincón, pero Enrique Asín Cormán me regaló mil y una pruebas de su amistad y de su bonhomía. Claro que ya estará contento, porque estará al lado de la madre de sus hijos y esa es la mejor compañía, sea en esta como en la otra orilla de la vida.