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Antón Castro

'EL NIÑO, EL VIENTO Y EL MIEDO', EN HUESCA

Esta tarde, a las 20.00, en la librería Anónima de Huesca se presenta mi libro ‘El niño, el viento y el miedo’ (Nalvay), ilustrado por Javier Hernández, un rosarino afincado en Siétamo. Estas es una entrevista de Ana Moreno, periodista de ‘Sin ir más lejos’ de Aragón Televisión. La presentación correrá a cargo de la profesora Rosa Tabernero, especializada en literatura infantil y juvenil.

 

 

- ¿Cómo surge "El niño, el viento y el miedo"?

-En realidad nació de una invitación a un Festival de Narración Oral en Segovia. Me invitaron a que contase cuentos, me senté al ordenador y me salieron muchos recuerdos de una niñez habitada por lo maravilloso, el asombro constante, la revelación y el miedo. Y luego los conté ante 300 personas. Fue una experiencia difícil pero fascinante: en el fondo, yo era un narrador ‘amateur’.


- No es tu primera incursión en la literatura infantil, ¿qué has buscado en este en particular?

Contar historias, recrear un mundo, recuperar una atmósfera, unos personajes, con aquella sensación que tenía entonces de que la realidad y los sueños se mezclaban. Cuando creías que algo era una invención, de repente surgía un dato que te decía que el miedo tenía razón de existir. Pienso en el ‘árbol del degollado’, en la historia de mal de ojo, que mi madre siempre me contaba con un sobriedad increíble, pienso en la vecina que decía que había visto varias veces al demonio. Tuve una infancia muy parecida a lo que cuento aquí. Y estoy hablando del período 1963 a 1968 más o menos.


- Es un libro que atrapa. Los recuerdos y la añoranza de la infancia de su autor, ¿visita Baladouro de vez en cuando?

Siempre que puedo. Baladouro es un lugar imaginario que estaría entre Santa Mariña de Lañas, donde yo nací, Armentón, Barrañán, Loureda, Arteixo o Larín, lugares que existen, que se pueden ver y que, de por sí, tiene un aroma maravilloso, con una naturaleza exuberante. Baladouro quiere decir valle de Oro: se me ocurrió porque de niño siempre me contaba que había una colina en la que aparecían, cada cierto tiempo, huevos de oro... En realidad, quizá no haya salido nunca de allí, aunque lleve 35 años en Zaragoza y en Aragón.


- Me dice Eva Hinojosa... ¿un libro para los nietos?

Probablemente. Los cuentos son eternos y todos necesitamos que nos cuenten cuentos. Nos gusta escuchar y hay un momento en que también nos gusta contar. E imagino que, en el fondo, como han hecho otros autores, he vuelto a contarle cuentos al niño (al niño-nieto) que yo soy.


- Un libro también para los hijos, a los que se lo ha dedicado. ¿Qué le dijeron después de leerlo?

Hubo de todo. Pero en general les ha gustado. Mi hija pequeña se reía y me decía que, en el fondo, era un libro más bien de terror. Pero ellos, de algún modo, por aproximación, ya conocen muchas de mis historias. Como casi siempre el primero en leerlo fue mi hijo Daniel. Casi siempre es muy gentil, pero me devuelve los manuscritos con una ristra interminable de sugerencias y correcciones. Uno tampoco se puede inventar su vida todo el rato. Mi historia favorita, por cierto, es la del tío de América y la última, el relato de amor. Soy, era, un jovenzuelo melancólico, mimoso y sentimental...


- Las ilustraciones son al libro infantil, como las olas al mar... Y en el "El niño, el viento y el miedo", Javi Hernández ayuda, pero no pone freno a la imaginación. ¿Satisfecho con el resultado?

Estoy encantado con Javier Hernández. He creado su propio mundo, sus propias historias, su propio ámbito de imaginación y de fantasía. Es un trabajo muy sugerente y evocador, lleno de pequeños detalles, de sutileza, de talento. Me hace muy feliz. Desconozco el destino del libro, pero me hace muy feliz el proyecto, gracias sobre todo a Javier Hernández, que fue una decisión de Isabel Peralta y David González, los entusiastas editores de Nalvay.


- ¿Por qué leer "El niño, el viento y el miedo"?

Yo creo que se lee casi como una novela: es la historia de un niño asustado y a la vez fascinado por los seres de su entorno, por los lugares, por la lluvia y el viento, un niño enamoradizo que descubre de golpe que sueña, que se enamora y que alguien, por ejemplo en Montevideo, piensa en él y le regala una armónica. Es un libro sobre los animales (lobos, sapos, vacas, comadrejas, delfines, caballos), sobre los bosques hechizados, sobre los prados, los campos abiertos, la ribera del mar, sobre la exploración en el misterio mismo, sobre la amistad y la relación familiar... Creo que es un libro ameno, directo, con ritmo, cada historia te lleva a la siguiente..., es un libro sobre el arte de contar y de escuchar historias...


- ¿Están perdiendo los niños la magia de leer y conocer lugares desconocidos y fantásticos como  Baladouro?

Los cuentos son eternos. Quizá ahora estén más ante la pantalla del ordenador o del teléfono móvil. Pero consigues crear un personaje, le ocurre algo, hay una acción, una aventura, un riesgo, y eso interesa siempre, aunque para ellos también es muy importante el contexto: que se identifiquen con él. Leyendo el libro, releyéndolo, me parece que “el miedo es necesario para crecer”. Es un estímulo, una forma de estar alerta o sobrecogido, activa tu imaginación y tus delirios. Es un libro que tiene miedo, fantasía, que trata de la vida, y que tiene un poco de humor.

2 comentarios

Fran -

Antón, buenas tardes. Leimos con nuestro hij, el libro y ahora estamos discutiendo sobre el nombre de su perrito.
¿Era folerpa? ¿Folerno? Podrías ayudarnos.


Graciñas

Paco Aljama -

Hola, Antón:
Me ha gustado mucho tu nuevo libro. Acabo de postear sobre él en mi blog http://www.atisbador.es/blog/?p=2354
Seguro que también le encanta a mi sobrina.
Un saludo.