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Antón Castro

MIGUEL MENA. EL AÑO 1983

 

1983. Memoria de la droga y la música

 

Antón CASTRO

Dice Miguel Mena (Madrid, 1959), medio en serio, medio en broma, que no tiene voluntad de escribir unos 'Episodios Nacionales' de la Transición, pero que de niño y adolescente en Madrid vivió cerca de la calle Galdós y que algo se le pegaría. Quizá por ello haya escrito ya tres entregas protagonizadas del inspector Luis Mainar, un hombre acosado por diversos fantasmas: su hija Laura, minusválida, que le hace tener mala conciencia; la separación de su mujer Lucía y otras sombras interiores. Las novelas son 'Días sin tregua' (Destino), que transcurría en 1981, el año del golpe de Tejero y del secuestro de Quini; 'Todas las miradas del mundo' (Suma de Letras), que se centraba en el año del Mundial 82, y ahora aparece 'Foto movida' (Suma de Letras), que transcurre en 1983, en el año de la Movida madrileña y otros acontecimientos más bien sombríos. En todas las novelas, como algo más que un ruido de fondo, suenan las balas de ETA: las balas, la arbitrariedad, el asesinado, el crimen organizado y chapucero. La sinrazón que ensució los primeros sueños de la democracia.

Miguel Mena posee voluntad de cronista, de sociólogo, de periodista curioso y apasionado por la hemeroteca, y de contador de historias. Admira a Graham Greene y Francisco Pavón, el creador de Plinio, pero no le preocupa tanto resolver crímenes o secuestros como analizar comportamientos, revisar y repasar hechos, estudiar psicologías y recordar conciertos, accidentes, gestas o sucesos que nos han marcado la existencia. En cierto modo, aunque sus ficciones atesoran un protagonista inequívoco, el citado Mainar, estas novelas ofrecen una estructura coral.

'Foto movida' arranca con la muerte, en el excusado del Rock-Ola, de la joven Almudena Montiso. Por sobredosis y otros excesos. El narrador ya da algunas claves de las razones de su muerte e incluso presenta a otros implicados: Patricia, Enrique, Gonzalo, Eva... También cuenta la historia de un grupo, Carta Blanca, que hace lo indecible por pasar de la maqueta al primer disco: se mueven entre el hedonismo y la vida muelle, la tensión propia de los grupos y el dolor de la muerte de su amiga Almudena; su líder Roberto presenta un conflicto de afirmación, de impaciencia y de ambición. Mainar, que tiene la cabeza en varios sitios (en el País Vasco, donde ETA hace de las suyas y donde aparecen poco más tarde los GAL, pero también en Zaragoza, donde vive su hija, etc.), se hará cargo de la investigación. Pasan muchas cosas.

El autor, con pulso seguro y una prosa precisa, hilvana una narración con diversos puntos de fuga y de atención que le permiten organizar un friso complejo de una España que tenía problemas por todas partes y puntos más o menos incandescentes, de rebeldía y de creación (“Patricia y sus amigos se dedicaban a divertirse como si cada noche fuera la última de sus vidas”, se dice), de sueños y derribos: el citado Rock-Ola, revistas como 'La luna de Madrid' y 'Rock de Lux', el secuestro de Segundo Marey, algunos accidentes de aviación, la chapuza institucional y el desencuentro con las autoridades francesas, las películas de Pedro Almodóvar, la estancia de Sting en España o el accidente brutal de Alcalá 20.

Miguel Mena ha escrito una novela sólida sobre la potencia de la música, sobre la maldición de la droga, sobre la aventura de unos jóvenes a los que se les cruza la muerte de golpe y envenena sus mejores sueños. Y sobre la conquista de los recuerdos, que es una forma de habitar el pasado y de fijarlo para siempre en la memoria.

 

'Foto movida'. Miguel Mena. Suma de Letras. Madrid, 2014. 314 páginas.

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