UNOS DÍAS EN GALICIA
Lo primero que hago al llegar a Riazor, en La Coruña, es llamar a algunos amigos para que oigan el sonido del mar a través del móvil. Días atrás, el océano se puso tan bravo que rompió los malecones, cruzó la calle y dejó una especie de laguna salada en las grietas del asfalto. El poeta Xulio López Valcárcel, traducido en Zaragoza en Olifante y Lola Editorial, sostiene que quizá las playas del Atlántico hayan vivido un maremoto de baja intensidad que ha acercado incluso a pequeños tiburones al muelle. Xavier Seoane y Javier Pintor, magníficos anfitriones, me han invitado a conversar sobre la creación y la crítica en la UNED, por eso he vuelto a A Coruña. De ahí me voy al Kiosko Alfonso Molina y en la muestra colectiva ‘Rumores. Conversaciones’ hay una obra de Fernando Sinaga. Se titula ‘De los sentimientos’: es una barra de hierro, dividida por la mitada, con una parte plateada y otro pintada de rojo. Es una exposición conceptual y variada donde descubro tres piezas de madera, a modo de tótems, de Alberto Carneiro, un artista muy vinculado con Huesca.
Como lo está, también, el fotógrafo Bernard Plossu, que expone en una galería su colección de obra mexicana; Plossu es un enamorado de Aragón, en concreto de Albarracín y del Pirineo y de la calle Manifestación, en Zaragoza, donde vivió y amó el poeta cubano José Martí. Confiesa, en el suplemento ‘Fugas’ de ‘La Voz de Galicia’: “Hago fotografía, no poesía, sin trucos”. Los aragoneses Tachenko tocaban en A Coruña y en Ferrol y uno de sus componentes, Sebas Puente, anuncia que la banda apuesta por melodías y letras “bastante reconocibles”, apuesta por la musicalidad y afirma que los cuatro se sienten unos obreros del rock. Aragón me sorprende por todas las esquinas: una de las escritoras de máxima actualidad en Galicia es una turolense, Elena Gallego Abad, que escribe en gallego y que nació en 1969: su novela negra ‘Sete Caveiras’ (Siete calaveras) está protagonizada por la periodista Marta Vilas. Dice Elena Gallego que reivindica el papel de las hemerotecas y asevera que “donde hay un asesinato hay un periodista”.
También anda por Galicia José-Carlos Mainer: es uno de los grandes expertos en la figura de Wenceslao Fernández Flórez; el profesor Mainer, que lo había estudiado en varias ocasiones, acude a la casa del autor de ‘El bosque animado’. Pasamos por la avenida de los Castros donde se inició el locutor Paco Ortiz, que visitaba los barcos fondeados, y donde vivía el narrador y actor de doblaje Manuel Riveiro Loureiro. Manolo, premiado por un cuento en Teruel, perdió a su mujer Encarna; no pudo resistir su ausencia y se arrojó al vacío desde un vigésimo piso o quizá desde la amplia terraza donde hemos estado muchas veces: con él, con Pepe Oca, con nuestras mujeres. Jamás me lo habría imaginado: era un vitalista que había luchado siempre, aquí y en la emigración. La noticia fue para mí otra forma insoportable de tsunami.
*La foto es de Baldovino Barani.
1 comentario
Xosé Manuel Martínez Oca -
En fin, á parte de todo, este asunto tamén é unha boa escusa para me volver poñer en contacto contigo.
Un abrazo. Oca